Autor: Brigantinus
lunes, 24 de marzo de 2008
Sección: Leyendas
Información publicada por: Brigantinus
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Breogán, Hércules, la Torre y los Milesios.

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  1. #1 elpater 13 de mayo de 2006

    Perdón por no intervenir; me surgió una tarde muy liada y apenas puedo robar un momento...

    El Sr. López Vallo es fiable de toda fiabilidad, téngalo por seguro, Sra. Canto. Y el Sr. Giannini también, por supuesto. Si hay alguna discrepancia entre ellos seguro que es más aparente que real ;-)

    Los trabajos de López Vallo tienen, además de su valor propio, el de venir a documentar las etapas de la Torre que estaban más flojillas en ese sentido. En los tabajos que se habían llevado a cabo en 1990-91 se había llegado más o menos (hablo de memoria) hasta 1730; desde entonces hasta la obra de Giannini el Antiguo (el Joven es el que participa en el foro) había alguna documentación, pero básicamente la ya conocida. Incluso se quedaron sin estudiar por falta de tiempo (y en parte por falta de quien lo hiciese) muchos microfilms que se habían encargado a indias y que todavía deben estar en el Archivo del Reino de Galicia. Pues bien, el Sr. López Vallo se ha dedicado a llenar esa laguna con precisión y orden similares a las que se desprenden del mensaje de Giannini el Joven de las 15:55. Yo tengo la esperanza de que algún día el Sr. López Vallo se anime a poner los resultados de su investigación en papel impreso, incluyendo las fuentes inéditas o poco conocidas; estoy seguro de que lugar donde publicarlos no le iba a faltar, y desde luego que en la revista del museo arqueológico estarían encantados de buscarle un hueco. A ver si el Sr. Giannini el Joven, que dice conocerlo bien, lo anima y le da un empujoncito a la cosa :-)

    En cuanto al espejo nada puedo decir. Alguna vuelta le dimos en su momento, pero sin llegar a conclusiones. Durante la excavación, en los niveles tardorromanos y altomedievales aparecieron numerosos fragmentos de bronce con baño de oro en una de sus caras (la otra era irregular, interior). Hay quien sospecha que pudieran formar parte del espejo mágico, pero como no soy yo no digo más; no recuerdo si llegó a ponerlo por escrito. A mí me parece que sigue siendo más probable que dichos fragmentos procedan de una statua inaurata, máxime cuando tenemos la certeza (dentro de lo que cabe) de la existencia de dicha estatua a partir de los huecos existentes sobre la inscripción de Caio Sevio Lupo (cuyo nombre tradujo la Xunta de Galicia anterior como Illote Sevio Lupo, pero esa es otra historia). Otro resto material no conozco o no se me ocurre, a no ser el piedrolito que acabará provocando el insomnio del Sr. Giannini el Joven. En cualquier caso coincido con Doña Alicia en que la posibilidad está ahí.

    Sólo tres apuntes más:

    1) Sobre el Burgo de Faro: aunque hubo cierta confusión en tiempos, hoy creo que está bien establecido que no se trata de Coruña, sino del Burgo, en el ayuntamiento de Culleredo, al fondo de la ría. Va a ser la fundación (o lo que sea) de Coruña "in loco qui dicitur Crunia" la que provocará la decadencia (o por lo menos el estancamiento) del floreciente Burgo de Faro. O así :-) . Aunque no es cosa nueva, los magníficos trabajos de Carlos Pereira, ya citados por nuestro Giannini, remachan el asunto creo que definitivamente.

    2) Sobre los topónimos Brigantium y Brigantia: añado el posible Brigantia que da lugar a Braganza; como Bergancia aparece en monedas visigodas, y como Bregantia en un documento de Astorga de 954 ("damus atque concedimus vobis ad imperandum ecclesias quae sunt in Bregantia pro illo rivulo quod dicitur Tuella, et discurrit usque dum intrat in Dorio contra Zamoram, ad partem Orientis"), por lo que no parece excesivamente aventurado postular una Brigantia inicial, ¿no?

    3) Sobre el Faro de Culleredo: efectivamente, Sr. Giannini, la cima del monte está ocupada por un castro (o al menos tiene toda la pinta; recuerdo una "croa" alargada, cultivada, con las potentes murallas cubiertas por arbolado (le hablo de hace más de 30 años, el 73; desde entonces no he vuelto). Castro de Morzán o Castro de Sarro le llamaban. Si es que hablamos del mismo, que creo que sí.

  2. #2 ainé 14 de mayo de 2006

    Interesante simbolismo de la torre de Hércules (por descubrir).
    Aquí se ha mostrado el círculo con un punto central y el triángulo de la pieza pétrea (habrá que ver si hay más…cuando hay un símbolo, con seguridad aparecen más…apuntado queda en mi agenda)

    Decir que a mi “la historia simbológica” me supera, me pierdo y me desconcierta (no se exactamente que creer o interpretar).
    Para buscar el significado del “pedrusco de la torre”, hay que pensar en le tema “esotérico-mágico-simbológico”. Posible pieza que se utilizaba en algún tipo de ritual.

    Observaréis que en una de las caras figura un triángulo, el triángulo puede tener varios significados e interpretaciones (Triángulo de la Tierra, del Agua, del fuego, de Diós,…), la estrella de David está formada por dos triángulos,…El triángulo es símbolo de Masones, Brujos,…
    A poco que se busque en San Google, tendréis datos como estos:
    “La masonería surgió de las corporaciones de obreros de la construcción en la Edad Media. Los canteros alemanes y los constructores ingleses de esos tiempos no constituían únicamente asociaciones de oficios (guildos), sino verdaderas hermandades en donde se enseñaba y ejercitaba una teoría secreta de sus respectivas artes y oficios. Muchos autores han probado que los masones no han inventado su liturgia y sus símbolos, y que tampoco los han copiado de otras sociedades secretas arcaicas, sino que les han sido trasmitidos, por sucesión directa, de las sociedades gremiales de que proceden.
    Se pretende que la masonería es tan antigua que ya existía y se practicaba en las pirámides de Egipto, en los templos de la india, en las cavernas de los Esenios, en las criptas secretas de los Mayas, en la Academia de Pitágoras y en muchas otras sociedades iniciáticas de muy remota antigüedad.”

    El triángulo y las cuatro “rayitas” a cada lado…el 4 asociado al triángulo, simboliza lo masculino. El “agujero” de la pieza….a través del círculo grande, se aprecia el círculo pequeño al fondo (al igual que la figura esculpida en piedra)…el círculo rodeando uno menor (o puntito), simboliza la manifestación de la vida, el nacimiento, la formación, las primeras células, la semilla,…El círculo sin “el puntito central”, simboliza el espíritu o la vida sin manifestar…así como, el todo, el universo sin principio ni fin.


    Pues eso…a mi me supera y no se que pensar.


    Una pregunta, ¿que utilidad tenía la torre cuando no era faro?

  3. #3 giannini 23 de dic. 2006

    Este mensaje tiene su origen en un X-présate de hoy. Tal y como digo en ese lugar, intentaré glosar un artículo por si la Dra. Canto o cualquier otro quiere pronunciarse al respecto.

    En el año 2002, Jesús María Reiriz Rey, publicó en la revista La Coruña. Hitoria y Turismo, un interesante artículo titulado "La Torre del mágico espejo". Pone sobre la mesa la posibilidad de que el supuesto espejo que podría encontrarse en lo alto de la Torre de Hércules no fuese en realidad un espejo en el que se reflejase la luz, sino un elemento adivinatorio. Lo malo es que no cita fuentes o bibliografía, o no las cita en las partes más problemáticas, y claro, uno no tiene criterio suficiente para saber si en la antigüedad estaban tan extendidos estos espejos adivinatorios.

    Comienza relatando la leyenda que recoge Alfonso X en su Crónica, según la cual los almujeces se acercaron a la Torre de Hércules para destruir su espejo, pero para disimular su presencia, cubrieron las naves de "verdura". De este modo se adentraron en la bahía coruñesa como se si tratase de islas flotantes. Una vez al pie de la Torre, dispararon sus ballestas y rompieron el espejo (Se non e vero... é precioso ). Prosigue recordando que tanto el licenciado Molina como Florián de Ocampo, Castellá Ferrer, Flórez o Cornide, rechazan de plano o en parte, la idea del espejo y le atribuyen un origen legendario.

    Jesús Reiriz, recoge también la versión que da el bueno de Benito Vicetto, que por cierto era de los que profesaban el principio de que la verdad histórica se siente y que el historiador debe adivinar el pasado cuando éste se ignora:

    Benito Vicetto "apunta los orígenes fenicios de la Torre de Hércules, en su opinión, señalando que en la cúpula o plataforma se colocaba de día una gran plancha de estaño reluciente a manera de espejo, donde refractaba sus rayos el sol. Esta gran plancha se ponía de modo que fuera giratoria, para que presentara sus dos caras o fases, dando vuelta por medio de un eje. Continúa Vicetto refiriendo que esta plancha de estaño era circular, por su diámetro estaba sujeta de un travesaño o eje, y giraba con movimientos de rotación por medio de un manubrio que impulsaba un solo hombre. De noche se encendía una hoguera en la plataforma, y como el fuego se reflejaba en la plancha de estaño que giraba por medio del manubrio indicado, de ahí la refracción una vez extinguida la luz solar, para guiar a los buques en la oscuridad".

    Entra Reiriz en su planteamiento, sosteniendo que en muchos cuentos y leyendas los espejos están dotados de un carácter "mágico": "sirve entonces para suscitar apariciones, devolviendo las imágenes que aceptara en el pasado o para anular las distancias reflejando lo que un día estuvo frente a él y ahora se halla en la lejanía. Al mismo tiempo la superstición popular le atribuyó propiedades apotropaicas (que tiene poder de desviar las influencias maléficas) en numerosos países". Pone como ejemplos a Lewis Carrol en su Alicia (1871) o que los practicantes del chamanismo en Siberia llevaban espejos como parte de su atuendo, "de hecho, la palabra que significa espejo en su lengua, procede del vocablo que se traduce como alma o espíritu". A través de tales espejos hacía viajes visionarios por el mundo de los espíritus. Recoge Reiriz las tradiciones irlandesas que vinculan a la Torre de Hércules como "lugar de acceso al otro mundo". Estas leyendas le dan pie para explica la costumbre de dar la vuelta a los espejos o cubrirlos con alguna tela cuando alguien fallece en Galicia, pues según las leyendas tradicionales, el espíritu del difunto anda errante alrededor de la casa hasta que se inhuma el cadáver, y puede llevarse a los espíritus de los vivos a través de los espejos. Dice que en China se creía peligroso dormir con un espejo delante, "pues el alma viajaba en sueños y podía ser arrastrada hacia su interior quedando allí atrapada". En Lituania, al igual que en Galicia, también se cubrían los espejos, pues se consideraba que los muertos se levantaban y se dejaban ver de forma inoportuna en los espejos.

    "Según el mitólogo y antropólogo británico James George Frazer (1854-1941) parece ser que este apartamiento del espejo o tabú supersticioso cuando muere una persona, tiene sus orígenes en la antigua Grecia, donde se creía que los espíritus de las aguas (una superficie reflectante también) podían reflejar la imagen reflejada de la persona, portadora de su alma. En el siglo XIII, el obispo Gudmund Arason exorcizaba, a diestro y siniestro, manantiales y fuentes, pues en esos tiempos se creía que algunos espíritus habitaban en las aguas. Abundando en la materia, en la isla Saddle de Melanesia, hay una laguna que, según los habitantes de aquel lugar, da la muerte al que se mira en sus aguas, diciendo que el espíritu que allí mora se apodera de su vida por medio de la reflexión en el agua. Los zulús tienen análogo horror a mirarse en las aguas de los lagos".

    Prosigue el mismo autor con más ejemplos de culturas que prohíben mirarse en los espejos por temor a que su alma se pierda y recuerda que en un sínodo que se convocó en el siglo V, San Patricio condenó a los cristianos que creían ver a los espíritus mediante espejos.

    Se detiene en el origen de los espejos, ya mencionados en la Biblia, los espejos griegos de una sola cara y con la otra decorada con figuras; los corintios, aleados de cobre, estaño y arsénico. Sostiene que no está documentada la presencia de espejos de vidrio hasta el siglo XIII, atribuyéndosele su fabricación a los venecianos en el año 1291. De acuerdo con Reiriz, los espejos egipcios, que se los transmitieron a los griegos, no eran perfectamente circulares, sino que se acercaban más a una forma ovalada; "también los hubo piriformes como los ejemplares descubiertos en Palestina".

    Al parecer, en el mundo antiguo eran muy comunes los espejos de bronce, plata u oro, señalando que los griegos usaban una aleación de estaño y cobre, y posteriormente sobre todo la plata.

    Tal y como señala la Dra. Canto, Reiriz dice que "los romanos empleaban también como material para los espejos la obsidiana, vidrio natural de origen volcánico; y la piedra especular (lapis specularis) especie de alabastro yesoso".

    Se ocupa del término catoptromancia "vocablo que proviene del griego katoptron, espejo, y manteia, adivinar”. De este modo, la superficie reflectante actuaría "como estimulante psicofísico desencadenante del proceso visionario de su observador. Los catoptrománticos enseñaban que no había que ver en los espejos mágicos la materialidad del objeto, sino los efectos por éste producidos".

    De acuerdo con lo anterior la catoptromancia se utilizaba para cuatro fines: la predicción del porvenir; la visión de sucesos que tenían lugar a gran distancia, caso de la Torre de Hércules; encontrar objetos perdidos; y la detección criminal o de robos. Este último caso aún se da hoy en la india cuando alguien sufre una herida o un robo y desea averiguar quien es el autor del delito. En este mismo sentido, el dios de la muerte del budismo japonés, emplea un espejo para detectar el pecado y decidir de este modo la morada que corresponde al pecador.

    Añade que "el polígrafo latino Marco Terencio Barron (116-27 aC) sostenía que el uso mágico del espejo procedía de Persia, y que Pitágoras, uno de los grandes pensadores de la antigua Grecia, tuvo uno en el que veía la luna antes de que apareciese en el cielo". Según Reiriz, en la Europa medieval los specularii o especularios, viajaban de pueblo en pueblo, adivinando a través del espejo, al parecer los lunes eran los días propicios, así que en el año 1398 estos especularios eran declarados agentes de Satanás por la Facultad de Teología de París.

    Recoge también que "el historiador y filólogo Martín Crusio (1526-1607) en su "Turco Grecia", dice que Alejandro Magno había hecho colocar en lo alto del Faro de Alejandría (...) un espejo de larga vista en el que se descubrían la flotas enemigas que venían contra Egipto, aunque fuese a la distancia de más de cien leguas y que fue destruido por un griego llamado Sodoro mientras dormían los soldados que lo custodiaban" y llama la atención Reiriz sobre el paralelismo con la leyenda de los Almujeces que destruyeron el espejo de la Torre de Hércules. "Asimismo, se afirmaba que dicho espejo alejandrino podría mostrar imágenes panorámicas de las calles de la lejana Bizancio (visión remota), quemar las naves enemigas concentrando los rayos del sol (aplicación militar de su propiedad ustoria) y que se usaba como telégrafo heliostático para transmitir señales a la ciudad y poblaciones vecinas". Concluye ocupándose de la posibilidad de que en la Torre de Hércules hubiese un espejo adivinatorio, y no la descarta, recogiendo una leyenda irlandesa, según la cual el espejo mágico de la Torre de Hércules estaba sujeto por una figura de cobre que representaba a una mujer.

    Si han tenido la paciencia de llegar al final, ante todo, gracias. Ahí va alguna reflexión y alguna pregunta. ¿Estaban en realidad tan extendidos los espejos adivinatorios en el mundo romano? ¿Qué credibilidad le dan a la existencia de un espejo mágico del Faro de Alejandría? ¿Los textos clásicos aluden a espejos de este tipo en el faro de Scipion o sólo señalan su presencia para señalar, como hito, una costa sucia? En mi opinión, si en la Torre de Hércules hubo un espejo de este tipo, sería algo secundario porque ¿para qué construir un edificio tan alto? Si el espejo tenía poderes mágicos, es de suponer que los tendría tanto a ras de tierra como a 50 m de altura.

    Y esto nos lleva de nuevo al piedrolito, a sí la cúpula romana que cerraba la Torre de Hércules estaba cerrada -tal y como sospecha el ingeniero militar Navacerrada a finales del siglo XVIII antes de la reparación- o abierta para dar salida al humo... o al espejo.

    En fin, no me hagan mucho caso. Cada uno tiene sus obsesiones, y una de las mías es la Torre de Hércules.

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