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SEVILLA SEVILLA
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Información mantenida por: okeanos
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TEMPLO ROMANO DE LA CALLE MARMOLES

Hercules me fundó,
Julio Cesar me cercó
de muros y torres altas
y el Rey Santo me ganó
con Garci Perez de Vargas

Esta leyenda, inscrita en la antigua Puerta De Jerez, al sur del casco antiguo de Sevilla, responde a la leyenda mítica de que la capital andaluza fue fundada por el héroe griego. Según la dicha leyenda, en el décimo trabajo (le robo de los bueyes de Gerion), Herakles subió por el río hasta una isla fluvial, donde colocó seis estacas verticales marcando el lugar donde habría de fundarse una ciudad en su honor. Dicha tarea cayó sobre su también mitico hijo Hispalo, del cual derivaría el nombre de la ciudad.
¿Cual sería la impresion de los sevillanos antiguos al contemplar, en uno de los puntos mas elevados del casco antiguo (supuesto cabezo herácleo), seis grandes columnas de unos 15 metros cada una? De ellas, dos fueron trasladadas a la Alameda de Hercules, paseo ajardinado resultado de la desecacion de una laguna intramuros y dedicado a Hercules y Cesar, y otra mas se rompió en un traslado que hizo el rey Don Pedro I al Alcazar (quedan restos esparcidos).
Hoy día quedan 3 en su emplazamiento original, un pequeño coto ajardinado varios metros por debajo del nivel de la calle, y se estima que pudo pertenecer a un templo de la epoca de Adriano dedicado al propio dios Hercules o al culto imperial.
Es muy dificil encontrarse con ellas, debido a que se hallan en uno de los lugares mas reconditos del dédalo hispalense, y muchos sevillanos se mueren sin ni siquiera haberlas visto. Para que esto no le pase más al nativo, ni al visitante que se va decepcionado de Sevilla sin ver un solo resto romano (no hablamos de Italica, claro), he colocado este poblamiento aquí.


Más información en: http://www.sevilla5.com/monuments/colhercules_es.html


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Comentarios

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  1. #1 ludovico 22 de mayo de 2005

    Respetuosamente me gustaría ofrecer a Okeanos una variante de la composición versificada con la que inicia su aportación sobre el "templo romano de la calle Mármoles" de Sevilla y que, como bien apunta, estuvo grabada durante muchos años, en una lápida colocada sobre la muralla en la Puerta de Jerez y es aquella en la que hay un sexto verso que dice: "un rey godo me perdió", con lo que quedaría así:

    Hércules me fundó.
    Julio César me cercó
    de muros y torres altas,
    un rey godo me perdió
    y un rey santo me ganó
    con Garcí Pérez de Vargas.

    Además querría decir que ciertamente de la Hispalis romana, queda más bien poco, al menos visible, no obstante apunto que, en la parte baja de la Giralda, en la cara que da al Norte (calle Placentines y creo que también en la del Este (Plaza Virgen de los Reyes), hay un par de lápidas que dan fe de la “devoradora” costumbre musulmana de usar material de acarreo en sus construcciones, expoliando otras más antiguas, expolio que también practicaron los cristianos recientes, pues de la citada Itálica se han estado llevando piedras durante muchísimos años los habitantes de los alrededores tanto para sus casas, como incluso para cimentar caminos y carreteras que se construyeron por sus cercanías.
    A.M.Canto en su primer comentario alude al crimen cometido con la demolición de la casa de los Sánchez-Dalp para la construcción del primer Corte Inglés que se montó en Sevilla y tiene toda la razón, pero olvida que junto a ella estaba desde muchos tiempo antes y con más gloriosa historia, además de mayor riqueza artística otra bastante más grande conocida por los Almacenes del Duque, uno de los mayores comercios sevillanos dedicado a la venta al por mayor y detall de géneros textiles y que ocupaba al completo la mansión que fue solar y casa de, la sin duda, más prestigiosa y noble familia sevillana de los Guzmanes, cuya raíz se remonta al reinado de Sancho IV el Bravo, (último cuarto del siglo XIII) siendo su epónimo el caballero de origen gallego Alonso Pérez de Guzmán, muy conocido por su heroico comportamiento en la defensa de la plaza de Tarifa, por cuya abnegada hazaña mereció del rey el sobrenombre de El Bueno.
    En cualquier caso A.M.Canto tiene toda la razón, en Sevilla se han hecho, unas veces por unas razones y en otras esgrimiéndolas distintas demasiadas barbaridades y aún se siguen haciendo; lo de la plaza de la Encarnación más que un problema es una verdadera vergüenza que lleva arrastrando decenas de años sin que se le de una solución. Desde luego hay que admitir que excavar un par de metros en el suelo del centro de Sevilla es crearse un problema, al que luego ni la administración municipal, ni la arqueológica, ni la central, ni la autonómica le dan una solución de ahí que, en muchas obras, cuando la piqueta daba con algo, estuviera hecho mixto o no, se tapara con mucho cuidado y "tira pa lante". Y con esto no quiero dar la impresión de justificar una acción que no comparto pero que comprendo. Lo cierto y verdad es que, casi siempre enarbolan- do la bandera de un supuesto progreso la ciudad ha sufrido a lo largo de siglos la continua demolición de construcciones y edificaciones con un innegable valor tanto histórico como artístico, a los que hoy parecemos más sensibles, pero repito, sólo lo parecemos porque la realidad es otra y para confirmar lo que digo y mostrar la dejadez e inoperancia del actual equipo municipal, supuestamente más preocupado en cobrar los importes de obras no realizadas que en llevar a cabo las que necesita la ciudad, dense un paseo por la Plaza de España y el otrora hermoso Parque de María Luisa, eso sí, lleven consigo pañuelos de papel para enjugar las lágrimas que su contemplación arrancará a los ojos de cualquier persona medianamente sensible. Que esto esté así y lo vean los que vienen de fuera es para que el Excmo. Señor Alcade de la Ciudad se sonrojara, pero no parece que pierda la tranquilidad por eso, son otros temas los que han oscurecido su semblante antes reidor y risueño. Ya lo decía Richard Ford y otros muchos de los viajeros que nos visitaron durante los siglos XVII y XVIII: "que buen pueblo y que malos gobernantes".
    Resumiendo y para terminar, a mi paisano Okeano le diría que en el centro de Sevilla todo lo que esté a más de cuatro metros bajo tierra puede ser importante, se encuentre bajo el edificio que se encuentre, la pena es que unos no quieren, a otros no les interesa y los más no saben ni como darle una solución que conjugue la conservación del patrimonio arqueológico-histórico-artístico de la ciudad con el de aquellos que en ella quieren invertir ganando dinero; de todas maneras para qué, si dentro de nada no va a haber ni quien pueda estudiar Historia, ¿merece la pena que intentemos conservar sus vestigios?. ¡Viva el progreso, y la libertad hasta para poner en texto de leyes las mayores incongruencias y aberraciones! Abajo todo lo que no sea la progresía libertaria que impera en nuestros actuales gobernantes, tan lúcidos ellos.
    No importa, Sevilla, seguirá siendo Sevilla cuando unos y otros no seamos más que polvo, ceniza y nada, ahí está la Historia para demostrarlo.


  2. #2 ludovico 23 de mayo de 2005

    Al hablar de "proguesía libertaria" , A.M.Canto, no tenía en mente casos como los que cita, sino los de quitar nocturnamente ciertas estatuas, crear una Comisión Interministerial para la
    Recuperación de la Memoria Histórica, proponerse reconvertir ciertos monumentos, los proyectos
    de cambios en los estuduios universitarios de las Humanidades, y otros muchos tildados de
    significativos avances, aunque sea muy discutible que su instauración suponga progreso para un
    mayor y más perfecto desarrollo de la sociedad y de la misma persona como elemento esencial en
    la conformación de la comunidad humana.
    En su postdata hay algunos pequeños errores de emplazamientos que me atrevo a puntualizar con toda humildad tras comprobar por sus datos que es, o reside en Madrid, y tenga por seguro
    que mi único aval para ello es ser de la tierra y llevar toda mi vida viviendo en ella, además de ser una de mis grandes pasiones: su historia, su arte y cuanto a ella haga referencia.
    La plaza a la que da la cara oriental de la Giralda no es la del Triunfo, sino la de la Virgen de los Reyes, a la que se abre la puerta principal del Palacio Arzobispal y cuyo centro ocupa un gran fuente
    de mármol sobre la que hay cuatro brazos en hierro forjado que sostienen sendos faroles rematados por una cruz central. La Plaza del Triunfo está en la esquina suereste de la Catedral a donde dan los muros de su Sacristía Mayor, y en la que se levanta el monumento que la ciudad dedicó a la Inmaculada Concepción. En esta plaza está el edificio que fue hasta hace unos años la Diputación Provincial, en la muralla se abre la puerta de permite acceder al Patio Banderas y da la fachada oriental
    del Archivo de Indias o Casa Lonja.
    En cuanto a la puerta que está haciendo ángulo con la cara septentrional de la torre no es la del Perdón, sino la conocida como del Lagarto, la del Perdón se abre en el centro de la fachada Norte
    del Patio de los Naranjos, justo frente a la calle Hernando Colón, donde estuvo hubicada la Alcaicería de la Seda en los años de la Isbiliya musulmana, puerta que fue mandada reconstruir por Alfonso
    XI, tras la victoria que, sobre los Banu Marin (benimerines), obtuvo en 1340 en la batalla de Salado.
    Dios, por intercesión de las Santas hermanas Justa y Rufina no permita que esos restos romanos que cimentan la torre se recuperen jamás, pues sería señal de que ésta habría dejado de lucir su enhiesto palmito sobre el contorno de tejados que la circunda y Sevilla sin su Giralda, nunca más sería Sevilla.
    Gracias por sus comentarios.

  3. Hay 2 comentarios.
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