Realizada por: rascacio
Al Druida: A todos los Druidas
Formulada el viernes, 13 de junio de 2003
Número de respuestas: 3
Categoría: Temas Divinos, Mitológicos y Espirituales

Se acerca el solsticio


Dentro de nada el proximo 21 de Junio es el solsticio,alguien sabria que tipo de acto rezo o similar seria adecuado para el prox dia 21 alas 19.10 que es el solsticio de Verano gracias.

Respuestas

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  1. #1 kaerkes miércoles, 18 de junio de 2003 a las 00:00

    hay que aguantar las ganas del pespendole veraniego hasta Lugnasad, jejjeje, paciencia muchacho paciencia....


  2. #2 germaine miércoles, 18 de junio de 2003 a las 00:00

    Alban Heruin, solsticio de verano, en algunos sitios aun es típico el fuego de San Juan, donde se quema todo aquello que ya no nos sirve.


  3. #3 Iolair jueves, 19 de junio de 2003 a las 00:00

    Como se sabe el Año Druídico se divide en dos partes de seis meses y estas dos partes se relacionan con las creencias sobre los dos Mundos, el de Luz y el de las Sombras. Samos y Giamos. Estas mitades a su vez están divididas en semi-estaciones de 45 días Y aunque el calendario celta gira entorno a las 4 grandes Fiestas de Imbolc, Samhain, Beltane y Lughnasadh, que señalan las 4 estaciones de 3 meses, hay otras fiestas menores, que se han hecho coincidir en el transcurso de los tiempos, con el santoral cristiano.
    Éste es el caso que nos ocupa aquí en España, especialmente en Galicia y Cataluña, con el 24 de junio o San Juan, La Fiesta del Fuego, que aún hoy se celebra con hogueras, como antaño y con fuegos de artificio en su versiones modernas.

    Alban Heruin (Luz de la Rivera, Orilla o Litoral)

    Coamhain, Mediosaminos, Là Fhéile Eoin, An Fhéill-Eoin, Gwyl Ifan, Golowan, incluso Randaghadh que es un término de origen rúnico que también significa mitad del verano,son nombres que recibe la festividad en otros países celtas, pero para los druidas conserva el genérico nombre de Alban Heruin.

    No existe ninguna certeza sobre una concreta celebración celta para la festividad del solsticio de verano, pero igual que ocurre con los otros solsticios, bien a consecuencias de influencias germánicas, bien a consecuencias de influjos cristianos, la festividad hoy por hoy se halla bien asentada en todo ámbito céltico, aunque los seguidores druídicos actuales insistimos en festejarlo en la fecha astronómica exacta, del 21 de Junio del calendario gregoriano, no como viene acaeciendo el 24 de junio.
    Muchos investigadores nos cuentan que Coamhain era la fiesta más importante de los celtas y también la de más derroche, puesto que se festejaba en una época de abundancia. Ya la Diosa Madre, en su apariencia de Reina de la Abundancia se encuentra simbólicamente embarazada de una exuberante cosecha, mientras que el Dios Bel o Belenos, su esposo y fecundador, está en el ápice de su virilidad y se muestra en el aspecto de Sol Supremo. Los seguidores druídicos afirmamos su importancia porque es la más solemne y ademas dado que sabemos que la PIEDRA en la entrada de Stonehenge, que marca la salida del sol en mitad del verano, desde la perspectiva del centro del Crónlech, es por ello un lugar de concentraciones y celebraciones que se suceden desde las épocas más ancestrales hasta nuestros días, durante el inicio del solsticio de verano.
    En uno de los dos momentos del ciclo de la Rueda Anual en la que la distancia angular del Sol al Ecuador celeste de la Tierra ,es máxima. Es el solsticio de verano, el día más largo donde el Poder de las Sombras tiene el reinado más corto.
    Sea como sea, y siendo como somos; Observadores de los cambios climáticos y de nuestro entorno que afectan tanto a los aspectos físicos como psíquicos de los humanos. No está de más apuntar, que aunque la importancia de la mitad del verano celta, derive o no derive directamente de alguna tradición asentada en nuestros antepasados espirituales, si es un evento a destacar en el medio ambiente y relevante consideración. Es el punto álgido de Samos, el triunfo de la Luz y de su energía.
    Una faceta importante del solsticio de verano en diversas comunidades celtas de antaño e incluso actuales, es la construcción de fogatas circulares en algún punto que tuviera alguna importancia ritual, como un pozo sagrado, un cruce de caminos etc., y se encendía en el justo momento del ocaso y se la bendecía para consagrar sus poderes en la protección de los cultivos que estaban creciendo. Hoy en día se sigue popularmente el ritual, pero desgraciadamente la mayoría de personas desconocen su significado.
    Para estas fogatas se designaba a un miembro de la comunidad para que vigilara su construcción y una vez prendida para que controlara sus llamas, a este individuo se le designaba con el nombre gaélico de “giolla an tiene”, esta persona a su vez también recitaba invocaciones y plegarias sobre las llamas con el fin de que no decrecieran en intensidad y conseguir que la influencia del mágico fuego extendiera su ámbito de influjo a los campos cercanos, donde los cultivos esperaban para crecer satisfactoriamente en bien de la comunidad. Con tal fin, se prendían antorchas y teas de la propia fogata y los mas atrevidos jugaban con el fuego, lanzándolas por el aire, corriendo con ellas a campo traviesa, e incluso haciendo procesiones con antorchas encendidas y encendiendo ruedas y lanzándolas por pendientes. Estos rituales han persistido hasta nuestros días, si bien los fuegos de artificio han suplantado algo las antiguos rituales, pero ciertamente consiguiendo a cambio expandir más la atmósfera de fuego y colorido.
    Conforme la fiesta iba progresando y las llamas de las fogatas iban decreciendo en intensidad, las gentes saltaban por encima del fuego como un ritual más de buscar la bendición de las llamas y su poder para sí mismos.
    En la actualidad, seguimos celebrando el solsticio con fogatas, igual que antaño, siendo la atracción y el ritual central de la Fiesta. Cuando las llamas crepiten y absorban nuestra atención con su mágica danza, es el momento de meditar en los aspectos más benéficos de la energía del fuego y sobre este día de máxima influencia solar, donde el astro y su influjo es y será protagonista porque nos da su energía, la cual notaremos en nosotros mismos, como en todas las cosas y seres de nuestro entorno.
    Podemos incluso encender nuestra propia tea y dirigir nuestra mirada hacia el punto por donde emergerá el sol y cantar algún tipo de invocación druídica, llena de alegría y júbilo ante lo que acontecerá. Podemos bailar alrededor de la hoguera, con nuestra antorcha, acercándonos tanto al fuego central como nos permita nuestra piel, para recibir el calor mágico de la hoguera en esta noche ancestral. Recordando que con esta intensidad del calor, el sol, a partir de esta noche irá perdiendo su aspecto nutritivo, y los rayos, conforme pasen los días puedan ser más enérgicos y llegar incluso a sobrecalentar nuestra propia vida y nuestros cultivos, tanto interiores, como los propios de la agricultura, si los tenemos. Una vez que la hoguera se haya extinguido y sólo resten brasas y cenizas aún ardientes, es el adecuado momento de saltar por encima para recibir la última bendición, incluso este salto ritual podemos hacerlo con nuestra pareja como un modo de afirmar que nos sentimos enlazados a su corazón y a sus proyectos y sendero en la vida. O visualizándose si se prefiere un nuevo comienzo que se volverá real, gracias al poder del fuego.Y los seguidores druídicos, que busquen sus varitas o cayados en los regalos del bosque y entre sus pobladores arbóreos, pues en sus maderas se halla concentrado el mayor poder de la Luz. Puesto que cualquier sustancia u objeto recogido durante esta noche adquiere prodigiosas virtudes. Tales como plantas y flores, y antaño, el hecho de que las cultivaran exclusivamente mujeres, evocan fácilmente la presencia de una tradición femenina de culto a la Madre Tierra.
    Otra costumbre menos tardía, que dió a esta fiesta el apelativo de "verbena", que áun se conserva, era la practicada en algunos lugares por las mozas casaderas de ir a recoger verbena a las doce de la noche la víspera de San Juan, creyendo que con ello conseguirían el amor del deseado por su corazón. Igualmente existían numerosos ritos y filtros de amor en torno a dicha planta. La pareja que saltaba unida la hoguera se decía que conseguiría así felicidad y buena fortuna. Las mozas arrojaban guirnaldas trenzadas por ellas a sus amados a través de las llamas y ellos debían cogerlas antes de que cayesen al fuego.
    Pero la noche solsticial no se limita únicamente a la fiesta del fuego y sus poderes; El culto a las aguas tiene en esta noche uno de sus puntos más brillantes. Las aguas del mar, del río, del lago, de una fuente, el rocío de los campos tiene sus virtudes especiales, de la que no disfrutan el resto del año. Por ello nada mejor que andar descalzo sobre el rocío, vapor de agua condensado en la atmosfera en pequeñas gotas durante la noche, o revolcarse como nuestros amigos los perros, desnudos sobre la hierba impregnada de rocío y porqué no, lavarse la cara o el cuerpo con él. Y como acto final de todo esto, acudir al monte mas alto o a la playa más cercana para ver “Danzar al Sol” cuando se nos presente en su amanecer. Ya sólo resta esperar, en silencio y con respeto absoluto la salida del Sol y en el instante que se eleve, hasta que nuestros ojos y corazones perciban el primer rayo dorado.
    Será el gran momento para hacer sonar un gran exclamación de alegría que inunde la estancia, bosque o playa donde nos hallemos celebrándolo. Que suenen los cuernos y retumben los tambores para dar nuestra cordial bienvenida al Sol, en su día más enérgico y amplio
    Saludos ígneos
    Iolair Faol
    iluscan@yahoo.es



  4. Hay 3 comentarios.
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