Autor: Arkaitz et allii. 14944779
martes, 01 de abril de 2008
Sección: Protohistoria
Información publicada por: arkaitz
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Descarnamiento ritual y culto al cráneo en el mundo carpetano

Costumbre ritual funeraria en la carpetania



 


En un principio, nos había llamado la atención una serie de figuritas de caras grabadas en las rocas de la parte occidental de Buendía. Una de ellas en una de las paredes de lo que fue una ermita paleocristiana-visigoda, levantada frente a los vestigios de un gran altar precristiano, ermita que dio culto a una comunidad instalada por las numerosas cuevas documentadas en sus cercanías.


 


Las caritas aparecieron, por lo tanto, en un entorno eremítico asociado a un primer cristianismo, en una zona salpicada de tumbas excavadas en la roca, con restos más tardíos, un horno del siglo XVIII reutilizando una cueva sin duda de este paisaje eremítico, pero también más antiguos, como la presencia de este gran altar precristiano, cazoletas, alquerques, etc. Las caritas, por sí solas, no tenían un contexto cronológico y cultural claro. Estaban separadas entre sí aunque, frente a la enorme extensión del yacimiento, se ubicaban en un radio de menos de trescientos metros.


 


Dos de ellas, las menos afectadas por las aguas del pantano, se disponían sobre unas plataformas-nichos que nos llamaron la atención. Una, en la cabecera, y la otra, inmediatamente encima. Siempre nos había llamado la atención la existencia de pequeñas oquedades en la roca, pero no habían pasado de ser meros productos de la erosión del agua. Luego tuvimos forzosamente que cambiar de idea, mejor dicho, completarla. Vamos a ir describiendo estos dos  conjuntos que, por estar un poco más altos, no han sufrido la erosión brutal de las aguas del pantano. Les llamaremos B y C, porque el A lo reservamos para el conjunto de la ermita, mucho más complejo y, repetimos, muy erosionado.


 


Conjunto A.


 


Cabeza o rostro grabado en la pared occidental de la ermita rupestre paleocristiana-visigoda (A0). Suponemos que el grabado es anterior a la ermita, seguramente de la misma cronología que el origen de la cripta excavada en la roca en el nivel inferior de la iglesia.


 


Conjunto B.


Consta de un gran nicho frontal excavado en la roca con forma de pera (B0). Este nicho está rodeado de rebajes en la roca de función indefinida. Sobre el nicho, excavada en la roca, una gran cazoleta artificial con salida vertedora de líquido (B1). Dicho canalillo vierte sobre una grieta de la roca. Dentro de esa grieta, nos encontramos con los restos de una mandíbula humana (B2). Tal vez haya más restos del cráneo, pero la difícil y complicada situación de la grieta impide confirmarlo. Dicha grieta tiene una salida natural por el otro lado de la roca (B3).  En el lateral derecho del nicho (B0), una plataforma artificial en la roca, rebajada hasta dejarla plana (B4), y en la ‘cabecera’ de la roca, una cabeza o rostro grabado (B5).


 


Conjunto C.


A falta de una exploración mejor del conjunto, aparentemente es más simple y menos complicado que el conjunto B. Consta de un nicho excavado en la roca (C0), sobre el que se graba la carita o el rostro (C1).


 


Los paralelos para estas caritas o rostros son escasos, concretamente sólo tenemos documentado uno, exactamente igual que el A0, en un entorno de extraordinario valor arqueológico: Yecla,  Murcia, dentro del conjunto de estaciones documentadas con petroglifos y cazoletas tan conocidas en el mundo de la arqueología, entre ellas las del Monte Arabí. Concretamente, esta cabecita o rostro pertenece a la estación arqueológica de los Atochares y es lo más significativo del conjunto (Ruiz Molina, Liborio: ‘EL petroglifo ‘esteliforme’ de Tobarrillas la Baja. Yecla (Murcia)’, Rev. Yakka, 1, pág.11y ss.) . EL autor, pese a estar inmerso en este paisaje de cazoletas y petroglifos, la supone de una cronología ‘histórica’, sin precisar más, seguramente por la falta de paralelos. El ambiente cultural de los yacimientos del término de Yecla, y de los términos albaceteños cercanos como Montealegre del Castillo. Según Liborio Ruiz, estos petroglifos y cazoletas habría que datarlos en época protohistórica, rebajando considerablemente la cronología que en principio se establecía en el Bronce Pleno (1500 a.c), por una asociación indebida con la fase inicial del cerro del Arabí. Posteriormente veremos como el petroglifo denominado ‘La Rosa de los Vientos’ puede estar en consonancia con nuestra idea de asociar estos restos a rituales relacionados con el mundo funerario.


 


Porque esta zona occidental de la península de Buendía está claramente relacionada con el mundo funerario. Toda ella está salpicada de tumbas excavadas en la roca, algo que no se documenta en la zona oriental. No queremos con ello decir que tumbas y caritas tengan la misma cronología, no, aunque alguna vez se desvelará que hacen tantas tumbas orientadas a norte, algunas de ellas plagadas de cazoletas, otras conectadas con canalillos, y todas en un ambiente claramente precristiano...


 


Aunque los textos históricos no precisan nada sobre el mundo cultual carpetano, a la vista de estos conjuntos, podemos lanzar la hipótesis que en esta zona se desarrollaba un ritual consistente en:


 



  1. Exposición del cadáver para su descarnamiento.

  2. Una vez descarnado, se selecciona el cráneo o parte de él y se introduce en grietas horadadas en la roca.

  3. Ritual consistente en arrojar un líquido sobre una cazoleta o pileta excavada en la roca para que vierta, por saturación, sobre la grieta donde está depositado el cráneo (o por defecto, su mandíbula). El líquido recorre la grieta y sale por el lado opuesto de la roca.

 


No me voy a extender sobre el descuartizamiento ritual en la prehistoria y prothistoria hispana, sobre el cual hay un sugerente artículo de José Ortega (‘Consideraciones sobre el descuartizamiento ritual’, Rev. Verdolay nº 3, pág. 21 y ss.). Ya se comentaron en esta página web, en relación con los restos encontrados en Cebreros (Avila) y en el mismo Buendía, la posible relación entre asientos y plataformas con la costumbre celtíbera de exponer el cadáver para su descarnación ritual. Posteriormente, se han sugerido para los restos encontrados en la Maragatería, relacionados con los petroglifos de la zona, una exposición similar. Si bien siempre ha habido un cierto  reparo en admitir esta idea que no es sino una hipótesis práctica de lo que las fuentes mencionan, creo que a medida que se va profundizando en el tema, la idea se va a ir abriendo paso y va contar con mas adeptos.


 


La relación de ciertos petroglifos con la representación de una cabeza humana, en esencia aunque se plasme de manera distinta, ya la expuso el citado Liborio Ruiz al analizar el petroglifo mencionado anteriormente procedente de Tobarrillas la Baja. En él, el autor dice lo siguiente:





















‘En palabras del propio Jerónimo Molina dichas rosas se hallan por una serie de canalillos que partiendo de algunos de sus picos más destacados de las"rosas", unen éstas entre sí, recorren la roca por toda su extensión, incluso contornándola. Los canalillos adoptan por lo general sección en "U" con una profundidad de 4 a 6 cm. , ejecutadas por piqueteado con instrumento de punta redondeada. Como se ha dicho, lo notable del petroglifo son los dos hoyos con picos. En el extremo del que se orienta a lo largo del eje de la misma y en dirección de la otra rosa, se ha practicado una oquedad redondeada que, a simple vista, semeja una cabeza humanoide con su cuello. Tiene una profundidad de 13 cm., en tanto que la rosa mide 17 cm.


El otro se encuentra al extremo contrario de la roca, sobre su mismo eje longitudinal, unido al anterior que parte del antropomorfo mencionado. Consta de ocho picos desiguales en longitud y anchura, y su profundidad es de 19 cm.’


(Ver imagen en cualquier artículo relativo al tema ya que no se ha podido incorporar en el texto como en el original)


 


No queremos decir con esto que todas las cazoletas y todos los petroglifos tengan que ver con un contexto funerario, no, en absoluto. Dejando a un lado y dando por sentado que ambos testimonios pueden ser naturales o artificiales, dependiendo del contexto y del entorno en que se hallen, determinados conjuntos como el del Monte Arabí o estos de Buendía parecen responder claramente a un ritual relacionado con el mundo de la muerte. En Buendía podemos ir un poco más allá puesto que el ritual parece complejo. No es solamente un culto relacionado con la cabeza, tal y como puede darse en el mundo céltico en general según los textos antiguos, va más allá, sentando los precedentes de los enterramientos en tumbas excavadas en la roca que, como veremos en otro avance, conllevan en gran medida elementos no cristianos.


 


 

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