Autor: Paul GALLEZ
lunes, 25 de febrero de 2008
Sección: Historia Antigua
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Cirenaicos en América en el Siglo III a.C.
Sobre navegantes descubridores del pasado
CIRENAICOS EN AMERICA EN EL SIGLO III ANTES DE CRISTO
Paul GALLEZ
Instituto Patagónico «Bahía Blanca»
En 1993, publicamos, en Ideas/Imágenes II/16 (Bahía Blanca), una nota titulada «Huestes del Faraón en Chile», donde dábamos la traducción inesperada que había hecho el epigrafista inglés Barry Fell (educado en Nueva Zelanda e investigador en Harvard) de un dibujo-texto hallado en la gruta de Tinguiririca, en Chile a 34º 45' S, en 1885 por el geólogo alemán Karl Stolp («Indianische Zeichen aus der Cordillera Chile's» in Verhandlungen des deuts-chen wissenschaftlichen Vereins zu Santiago, Vol. 2/1 Santiago 1887).
En 1974, Barry Fell descubrió que no se trataba de «dibujos indígenas» como le pensó Stolp, sino de un mensaje libio dejado por una expedición que ya había grabado otra inscripción en el mismo idioma y en el mismo sistema gráfico en el oeste de la isla de Nueva Guinea. Esta inscripción, descubierta por el profesor Röder de la Universidadde Frankfurt del Meno, ya había sido traducida por Fell.
A pesar de su aspecto jeroglífico, se trata de textos alfabéticos compuestos solamente de consonantes y semivocales, escritos en bustrófedon (un renglón de izquierda a derecha y el siguiente de derecha a izquierda).
Los académicos chilenos no creyeron lo que decía Fell (La semana científica y tecnológica, IV/131-132, Santiago 1975), y la cosa quedó archivada.
Barry Fell era especialista en equinodermos en el Museo de Zoología Comparada de Harvard, pero por su educación neozelandesa había aprendido el maori, y en el curso de sus investigaciones descubrió el estrecho parentesco entre el maori, el libio del siglo III a. C. y muchos dialectos de la Polinesia.
La inscripción de Tinguiririca era una pretensión de soberanía hecha por el capitán Rata y el piloto Maui sobre la costa chilena, en nombre del faraón, su esposa y su hijo, en el año 232 a. C.
En tal fecha, el faraón era Ptolomeo III Evergetes, la reina era Berenice de Libia y el príncipe el futuro Ptolomeo IV Philopator, así nombrado por ironía porque causó la muerte de su padre.
Hay que aclarar el sentido de la palabra «libia» en el siglo III a. C. En la Edad Media libia es el nombre conjunto del África conocida. En el siglo XX es una colonia italiana independizada en 1951. En el siglo III a. C. es lo que hoy es la Cirenaica, una zona montañosa al sur del litoral mediterráneo, con su capital Cirene. Esta región había sido ocupada por colonos griegos, incluidos algunos que pertenecían a la élite intelectual, y por algunos pescadores de Anatolia, además de la población local de origen egipcio.
Berenice, reina de Libia, casada con el faraón, es célebre por haber introducido en Egipto la cultura de su país, entre otros elementos la influencia de su compatriota Eratóstenes de Cirene, director de la famosa Biblioteca de Alejandría, pero más conocido como astrónomo por haber medido con exactitud notable la circunferencia terrestre, comparando la mayor altura del sol en Siene y en Alejandría.
Hay que notar que Eratóstenes ha tenido suerte, porque varios de sus errores se compensaron recíprocamente. Siene y Alejandría no están en el mismo meridiano. Siene (Aswan) no está en el trópico sino en 24º N, y la distancia entre Alejandría y Siene se ha medido en un camino más o menos paralelo al Nilo, pero evidentemente no recto. Y hay dudas sobre los estadios utilizados.
Recientemente el grupo norteamericano «21st Century Science and Technology Magazine» ha vuelto a tomar este estudio, y particularmente Rick (Richard) Sanders, quien ha publicado un artículo donde expone que Maui era alumno de Eratóstenes, y medía las longitudes por medio de un tanawa, instrumento que «se perdió» durante quince siglos, pero reapareció hacia el año 1500 bajo el nombre de torquetum.
El tanawa se compone de tres discos articulados y de visores. El inferior es paralelo a la superficie terrestre del lugar de observación. El intermedio es paralelo al ecuador terrestre, es decir, que su inclinación varía de la del primero en función de la latitud. El superior es paralelo a la eclíptica, perpendicular a los meridianos celestes. Con estos meridianos se miden las longitudes de las estrellas, de los planetas y de la luna.
Si se sabe por las tablas que en la estación de base (p. ej., Alejandría) a medianoche la diferencia de longitud celeste entre tal estrella y la luna es de, por ejemplo 60º, y que esta misma diferencia se nota en el lugar de observación a las 0006 hora local, se deduce que en este momento son las 24 horas en la base y que la diferencia de longitud es de seis horas, es decir, 90º E.
Para esta operación se utiliza la luna, pero no hace falta ningún eclipse. La luna ofrece la ventaja de tener un movimiento «retrógrado» regular y constante, mientras los planetas tienen un movimiento astral lento e irregular.
Y hay un dibujo de un tanawa en las «Cuevas de los navegantes», situadas en la bahía de McCluer, cerca de Sosora, Irian Jaya (5º S, 138º E), Nueva Guinea Occidental. (Barry Fell, America B. C., Partisan Publishers, Muskogee, Oklahoma, 2001).
Sanders propone como itinerario de Rata y Maui, entre Nueva Guinea y Chile, la ida oeste-este por la contracorriente ecuatorial, y el resto del viaje hacia el sur a lo largo de la costa ecuatoriana-peruana-chilena.
Suponiendo que Sanders tenía pocos argumentos o documentos para apoyar esta interpretación, hemos destacado que la contracorriente ecuatorial es muy estrecha y difícil de seguir por un barco de vela sin ser derivado al Norte o al Sur, en ambos casos en corrientes circulares, la Pacífico-nortey la del Pacífico-sur, ambas de dirección este-oeste opuesta a la ruta de los viajeros.
Además, la fuerte corriente de Humboldt, que va de sur a norte a lo largo de las costas chilena y peruana, también habría obstaculizado el viaje explicado por Sanders entre Ecuador y Chile.
Hemos propuesto, por contrario, que el viaje de Nueva Guinea a Chile se haya hecho a favor de la rama sureña de la corriente circular pacífica-sur, hacia los 35º S, que va de oeste a este y llega directamente a la zona de Valdivia y Valparaíso. De allí la corriente de Humboldt llevaba a los viajeros directamente al norte a lo largo de la costa sudamericana.
Por suerte, nuestra tesis acaba de ser confirmada por un artículo que nos manda el ingeniero Henry Aujard, de la Academiade Marina de Francia. Es de la revista Fusión, nº 91 de 2002, por Ross Perfect, con el título «On a déchiffré les pétroglyphes de Tile Pitcairn». Estos petroglifos aluden también a una escala de Rata y Maui. El eclipse de luna que observaron allí es anterior a la fecha de la inscripción en Chile. La isla de Pitcairn, situada a 25º S y 130º W, corresponde perfectamente a nuestra hipótesis del viaje por la rama sur de la corriente circular del Pacífico-sur.
Desde Chile, la flota puede haberse dividido en dos. Una parte, con Maui, puede haber llegado por la corriente de Humboldt hacia el Pacífico norte, y colonizado las islas Hawai, donde una de las islas principales se llama Maui.
La otra, bajo el mando de Rata puede, favorecida por los fuertes vientos del oeste, haber franqueado el estrecho de Magallanes y navegado por el Atlántico hacia el norte.
¿Será coincidencia que una pequeña isla cercana a la de Fernando de Noronha (3º S, 32º 30' W) frente a Natal (Brasil) se llama Rata?
Vale la pena, sin duda, investigar esta isla Rata en busca de inscripciones. De allí, han seguido hasta el golfo de México y subido por el Mississipi, el Arkansas y el río Cimarrón hasta Oklahoma y Nuevo México, donde establecieron colonias libias.
Los zuni, «indígenas» del lugar, tienen una lengua emparentada con el antiguo libio, que fue investigada por Gloria Farley. En América B. C, Barry Fell tradujo una inscripción libia en un mojón limítrofe del campo en Oklahoma, que proclama que es propiedad de un libio llamado Rata. ¿Se trata de nuestro capitán? Nadie lo sabe con seguridad.
El grupo de la gruta de Tinguiririca, donde se hallaron varios esqueletos, debe pertenecer a una tercera partida que, desesperando de hallar un paso marítimo a través de América, ha intentado cruzar los Andes a pie y ha perecido en su intento.
Las tres hipótesis son posibles y tienen elementos a su favor, pero carecen de prueba indiscutible. Es un caso más para los investigadores protohistoriadores de las Américas.
Agradecemos la colaboración de nuestros colegas de Ibiza, París y Washington, sin los cuales no hubiésemos conseguido estas informaciones. A este grupo quisiéramos agregar a Germaine Aujac, veterana especialista de la ciencia geográfica de la Grecia antigua, a quien conocimos en un congreso en Viena hacia 1978.
BIBLIOGRAFÍA
ARECCHI, Alberto: Quei Cirenei che colonizzaron il Pacifico; Antikitera Net, liutprand@iol.it. s/f.
FARLEY, Gloria: varios artículos en ESOP. Vol. 14; Epigraphic Society, San Diego CA, 1985.
FELL, Barry: America B. C. 2.nd ed.; Hoffman Printing Co, Muskogee OK, 2001.
GALLEZ, Paul: Huestes del faraón en Chile; Ideas/Imágenes II/16. Bahía Blanca, 1993.
GALLEZ, Paul: Predescubrimientos de América; Bahía Blanca, 1993.
PERFECT, Ross : On a déchiffré les pétroglyphes de l'ile Pitcairn!; Fusión, nº 91. Francia, 2002.
SANDERS, Richard: Was the Antikytera an ancient instrument for longitude determination? ; 21st Century Science & Technology Magazine. Spring 2003.
STOLP, Karl: Indianische Zeichen aus der Cordillera Chile 's. Verhandlungen des deutschen wissenschaftlichen Vereins zu Santiago, vol. 2/1, Santiago de Chile 1887.
VERBERA, Nito: nitoverdera@arrakis.es
VARIOS: La semana científica y tecnológica, IV/131-132, Santiago 1975.
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