Autor: Javier Torres
lunes, 24 de diciembre de 2007
Sección: Roma y Grecia en Celtiberia
Información publicada por: Javier Torres
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Los Herminios

Comentario sobre la rendición de los heróicos Herminos en las Illas Sicas (Islas Cíes).

Durante el período en el que Julio César estuvo en la península ibérica, emprendió una campaña contra lusitanos y galáicos, ya que desde estas tierras partían las bandas de guerreros que saqueaban la lusitania conquistada por los romanos. Por ello, César ordenó a los lusitanos que habitaban el Mons Herminius (Serra da Estrela), que abandoran sus montañas y bajasen a los valles. Como quieran que éstos se negaron, Julio César decidió atacar sus poblados. Sólo un grupo de estos guerreros galáico-lusitanos, los Herminios, logró escapar y refugiarse en las islas Cíes.

En persecución de ellos partió el mismo Julio César, joven y ambicioso general ávido de grandes éxitos. La fuente de este relato es el propio César, que escribió esta crónica de guerra, recogida por Álvarez Blázquez en su libro "La ciudad y los días" que trata sobre la historia de Vigo.

Julio César, entre los días 24 y 25 de agosto del
año 60 antes de Cristo, embarca al frente de dos legiones en la antigua Erizana
(Bayona), en varias galeras y ochenta balsas, presto a exterminar a los últimos guerreros celtas que se habían refugiado en las Islas Cíes.

Los nombres de éstas, por supuesto, no eran los que hoy en día conocemos. Una era llamada Albiano y otra Lancia (hoy llamada San Martín), en donde trató Julio César de desembarcar, pero lo
abrupto de la costa y la gran masa de fieros enemigos, le hicieron
desistir, pasando entonces a rodearla, para situarse frente a la playa de la
isla del Centro. Muchos de los lectores de este artículo que hayan tenido oportunidad de visitar esta joya ecológica que son las Cíes, reconoceran el escenario que les describo.

Los herminios, atravesando con sus ligeras naves el canal que separa la isla del centro de la del norte,
acudieron en ayuda de sus compañeros y cuando las primeras balsas romanas se
acercaron a tierra, fueron recibidas con una lluvia de flechas y piedras.

Cuenta el propio Julio César que sólamente uno de sus soldados, Celsio Seeva,
logró mantenerse con otros cuatro legionarios sobre un peñón cercano, al final no pudo más que arrojarse al mar y ganar a nado una de las naves romanas. El invencible general
se mostró incapaz de doblegar por las armas la bravura de los herminios y no le quedó más solución que rendirles por el
asedio y el hambre.

Al final, dejando a trás muchos muertos y enfermos, los debilitados Herminios claudicaron y pidieron la paz. Por fin Julio César pudo desembarcar en las Cíes y allí descansó una
temporada.


En la isla del centro aún podemos ver los restos de un poblado en la
vaguada orientada al Sur, frente al canal "da Porta”, que muestra evidentes vestigios de su origen
céltico, intensamente romanizado. Allí se han hallado restos cerámicos, y un posible altar.

Así finalizó la campaña de César en la Ría Vigo

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