Autor: Beturio
sábado, 18 de agosto de 2007
Sección: Protohistoria
Información publicada por: Beturio
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¿Quiénes fueron los celtas? ¿Qué es lo "celta"?

Planteamos un resumen sobre la etnogenia de los celtas a partir de textos de Collin Renfrew y Manuel Bendala Galán



El término “celta” es empleado con especial profusión, sobre todo en el estudio de la Historia Antigua, pero también en otros aspectos que se mantienen hoy en día, como la “música celta”. Da la impresión de que se usa a veces como un socorrido cajón de sastre al que echar mano para catalogar, explicar o clasificar “algo” que no está plenamente definido.


Cuando lo “celta” se intenta equiparar, o distinguir, de lo “indoeuropeo”, los tópicos, dudas y confusiones se multiplican.



Celta e indoeuropeo han sido asimismo en los últimos tiempos términos vilipendiados, pues como escribe Bendala Galán: “la valoración de este sustrato céltico de la España antigua sufrió los azotes ideológicos de la agitada historia europea de la primera mitad del siglo, con interpretaciones que, al margen de lo estrictamente histórico, tendían puentes o los cortaban a una exaltación de lo indoeuropeo que haría correr ríos de tinta en el papel de la propaganda ideológica y, lo que fue peor, ríos de sangre en los campos de guerra y de depuración”.


Basándonos sobre todo en el capítulo “Etnogénesis: ¿quiénes fueron los celtas” de Collin Renfrew en su “Arqueología y Lenguaje: La cuestión de los orígenes indoeuropeos”; y “Tartesios, Iberos y Celtas. Pueblos, culturas y colonizadores de la Hispania Antigua”, de Manuel Bendala Galán, se elabora el presente artículo, con la esperanza de aportar algo de luz en un tema que parece que, por ya sabido, resulta sin embargo oscuro, confuso y enmarañado. Quizá no se compartan todas las tesis de Renfrew, pero su enfoque creo que correcto para el estudio de la etnogénesis de cualquier pueblo. Se ponen entre comillas y cursiva las frases literales. Los subrayados o negritas son nuestros.


De “Arqueología y Lenguaje” de Collin Renfrew:


Primero hay que preguntarse más concretamente quiénes fueron los celtas. En otras palabras, ¿qué queremos decir exactamente con este término, y qué significado le dieron los autores clásicos? Esto nos lleva al interesante pero difícil concepto de la etnicidad. ¿Qué significa grupo étnico? Y ¿hasta qué punto estos grupos pueden ser reconocidos arqueológicamente? La pregunta es muy importante a la hora de analizar la arqueología de las lenguas, sobre todo porque la lengua suele ser uno de los elementos definitorios de la etnicidad.


En el caso de los celtas, el término ‘celta’ ha acabado por significar muchas cosas: podemos identificar por lo menos ocho significados o usos:


1º, hace referencia a pueblos que fueron llamados así por los romanos.


2º, puede también referirse a un grupo de pueblos que se autodenominaron con este nombre.


3º, puede referirse a un grupo lingüístico tal como viene definido actualmente por la lingüística.


4º, ha llegado a designar un complejo arqueológico de la Europa centroocidental que engloba a varias culturas arqueológicamente definidas, como la del Marne en el norte de Francia.


5º, puede referirse a un estilo artístico.


6º, el término se suele utilizar con frecuencia para hablar del espíritu marcial e independiente de los celtas…


7º Es corriente referirse al sofisticado arte de Irlanda del primer milenio d.C. como celta, al igual que hablamos de iglesia celta…


8º, toda la serie de usos del término en nuestra propia sociedad contemporánea, que se refieren a cualidades o rasgos que supuestamente derivarían de otros más antiguos que hemos estado analizando: la herencia celta…


La etnicidad: un enfoque procesual.


Uno de los rasgos más notables de la arqueología prehistórica de principios de siglo [XX] fue el desarrollo de una perspectiva que ponía de relieve las variaciones regionales, interesada en el registro arqueológico en términos de espacio y tiempo… Gordon Childe… definió el término ‘cultura’ en un sentido técnico y arqueológico como ‘un conjunto constantemente recurrente de artefactos’. Luego dio un paso más, un tanto simple, que se halla en la raíz de muchos problemas posteriores, correlacionando la noción de cultura, así definida, con la de ‘pueblo’. Nunca llegó a definir con total claridad el significado de ‘pueblo’, pero es evidente que estaba pensando en un concepto muy similar al que utilizan hoy los antropólogos, es decir, lo que actualmente, e incluso ya entonces, se llamaría un grupo étnico.


Childe hace una distinción neta entre estas ideas y cualquier noción de características físicas determinadas genéticamente. No existe confusión con la idea de raza, si bien en la actualidad, por desgracia, los términos ‘etnicidad’ y ‘étnico’ se utilizan con frecuencia en sentido racial y no social…


Llegados a este punto se hace necesario distinguir entre etnicidad, lengua, religión, organización política y cultural material. Todos estos factores no co-varían necesariamente, ni se espera que lo hagan…


Cuando hablamos de grupos étnicos, queremos significar grupos de gentes que se reconocen a sí mismos como distintos, y que ven esta distinción como parte de sus derechos de nacimiento. La literatura antropológica ha dado muchas definiciones: una de las más convincentes procede del etnólogo soviético Dragadze:


‘Un ethnos… puede definirse como un sólido agregado de gentes, históricamente establecidas en un territorio determinado, y que poseen en común particularidades relativamente estables de lengua y cultura, y que reconocen también su unidad y su diferencia respecto a otras formaciones similares (autoconciencia) y que lo expresan mediante un nombre autodesignado (etnónimo).’


… Debe quedar claro que la lengua y el ethnos, la etnia, no son equivalentes… Donde Childe pudo equivocarse respecto al tema es en su equiparación excesivamente fácil entre las ‘culturas’ que él definió y los ‘pueblos’, es decir, los grupos étnicos. La cultura material abarca todos los artefactos hechos y utilizados por los humanos y no siempre puede fraccionarse en unidades espaciales independientes, como Childe intentó hacer. A veces, cuando los arqueólogos modernos dividen el mapa prehistórico en ‘culturas’ están adoptando una serie de decisiones arbitrarias. En algunos casos, las culturas arqueológicas supuestamente identificadas son simplemente el resultado de los esfuerzos taxonómicos del arqueólogo: no tiene necesariamente que haber más realidad que esa. Así que estas ‘culturas’ probablemente no tuvieron ninguna realidad en la época en cuestión.


Además, la etnicidad es una cuestión de grado. Algunos grupos étnicos son muy conscientes de su carácter independiente y distinto, y lo acentúan de todas las formas posibles, a veces mediante el vestido, joyas distintas y decoración diferenciadora, que muchas veces quedan reflejadas arqueológicamente. Otros, en cambio, tiene menos conciencia de ‘pertenencia’ y no se preocupan especialmente de diferenciarse de otros grupos…


Aunque prolija, parece una introducción necesaria: ¿qué es una etnia, cuando de pueblos hablamos? A continuación, aborda las referencias a los celtas que encontramos en los autores griegos y romanos:


Los celtas según los griegos y romanos.


Los relatos más antiguos relativos a los pueblos que habitaron las tierras celtas –sea lo que fuere lo que se quiera significar con ese término- proceden de los historiadores y geógrafos clásicos… Al parecer algunos geógrafos anteriores [a Heródoto], sobre todo Eforo, concibieron descriptivamente el mundo bárbaro como dividido en cuatro partes, según los puntos del compás, con Grecia como punto central de mira. Al norte estaban los escitas, al este los persas, al sur los libios y al oeste los celtas…


Los principales relatos descriptivos que nos han legado los geógrafos como Estrabón, o Diodoro Sículo, o incluso César, se basan en gran parte en un relato más antiguo, que no ha sobrevivido en su totalidad, escrito por Posidonio en el libre 23 de su ‘Historia’ Posidonio vivó entre el 135 y el 51 a.C., y la información detallada que llega hasta nosotros es a través de unos párrafos escritos después de esa época…


Para algunos geógrafos, si no para todos, el término celta fue ante todo una designación geográfica bastante amplia, relacionada con todos los habitantes. Más tarde llegó a tener un significado geográfico mucho más preciso, asociado a la provincia romana de la Galia, de modo que en este último sentido los ‘galli’ o ‘keltoi’ se diferenciaron de los habitantes de Iberia o de las islas de Britania e Irlanda. Es dudoso que los escritores vieran en ellos algo inherentemente ‘celta’: sólo estaban describiendo a los nativos de la región…


[Retoma] la terminología que aparece en las tres descripciones sistemáticas que han llegado hasta nosotros. Ya dijimos que posiblemente todas ellas se basan, en gran parte, en la ‘Historia’ de Posidonio.


La primera es de César, que escribe en latín a mediados del siglo I a.C. Trata de la Galia y de Britania, pero no hay descripción ninguna de Iberia. Como es bien sabido, empieza su escrito de la siguiente forma:


‘La Galia, en su totalidad, está separada en tres partes, una de las cuales está habitada por los belgas, otra por los aquitanos y la tercera por la que en su propia lengua son llamados celtas, y en la nuestra, galos. Todos ellos se diferencian por la lengua, las instituciones y las leyes’…


Diodoro Sículo, que escribió en griego poco después de César… cuando describe las cercanas tierras continentales, primero nos rinda uno de esos pequeños y agradables cuentos genealógicos, tan caros a los griegos en situaciones de difícil nomenclatura. Habla de la región Keltika, que fue visitada por el héroe Heracles, que tuvo un hijo con la hija de su soberano. Dio a su hijo el nombre de Galates, y llamó a sus súbditos Galatai, ‘y éstos a su vez dieron su nombre a toda la Galacia’, siendo Galatia el nombre griego equivalente al latín Gallia o Galo. Luego dice que ‘la Galia está habitada por muchas tribus de diferente tamaño… Ofrece una descripción de los usos de los galatais (galos), pero cuando retoma la cuestión de la nomenclatura incluye un párrafo bastante interesante:


‘Es útil definir aquí un punto que muchos ignoran. Se llaman ‘celtas’ (keltoi) a los pueblos que habitan encima de Massalia (Marsella), en el interior del país, cerca de los Alpes y a este lado de los Pirineos. A los que están establecidos encima de la Céltica en las partes que se extienden hacia el norte, por toda la costa del océano y bordando los montes Hercinianos, y a todos los pueblos que se extienden desde allí hasta la Escitia, se les conoce como ‘galos’ (galatai). Sin embargo, los romanos, que incluyen todos estos pueblos bajo una dominación común, los llaman a todos ellos ‘galos’ (galatai)’.


La tercera descripción es la del geógrafo Estrabón, que escribe en tiempos de Cristo…:


‘Esto es todo cuanto puedo decir de los pueblos que ocupan la provincia de Narbonitis, a quienes las gentes de tiempos pasados llamaron celtae (keltai); y fue a partir de los celtae, creo, que los griegos (helenos) dieron a los galatae (galatai), como un todo, el nombre de celta (keltoi), bien debido a la fama de los celtae, bien porque la influencia sobre todo de los massaliotas, vecinos próximos a la Nargonitis, contribuyeron a ello’.


Este interesante pasaje ofrece quizá la clave de la utilización más amplia del término celta. Es perfectamente plausible que los primeros bárbaros en contacto con la población griega de la colonia de Massalia (Marsella) pertenecieran a una tribu con el etnónimo ‘keltoi’ o su equivalente, y que los griegos usaran este término para designar a todos los bárbaros de la región. En el relato está implícito que los habitantes de la región en general no se aplicaban el término ‘celta’ a sí mismos, sino que fue un etnónimo impuesto desde el exterior…”


Tras tratar otros aspectos como lengua y cultura material, concluye:


Entonces, ¿quiénes fueron los celtas?


En su sentido más preciso, defendido por nosotros y por la mayoría de los lingüistas, el término ‘celta’ se aplica a los pueblos que hablaron una lengua celta. Las lenguas celtas emergen a través de un proceso de diferenciación o cristalización a partir de una lengua indoeuropea primitiva e indiferenciada que se habló en Europa al norte y al oeste de los Alpes, y que quizá se conserve en algunos nombres de los ríos. El celta insular y continental se desarrollaron allí donde hablaron en el siglo I a.C., y, si todavía se hablan, allí donde han sobrevivido posteriormente 8si bien el gaélico escocés y el bretón quizá llegaran a sus áreas actuales hacia el siglo V a.C., a través de un proceso de elite dominante). Los indoeuropeos-hablantes más antiguos habrían llegado a estas zonas hacia el 4000 a.C., aunque la diferenciación y formación de lenguas individuales pudo tener lugar mucho más tarde. Pero en un sentido muy real, la empresa del ‘devenir’ celta empezó entonces, y continuó a través de los mecanismos del proceso de celticidad acumulativa. Las lenguas celtas pudieron llegar a Italia bastante más tarde… Acontecimientos posteriores, como el saqueo de Roma, el ataque a Delfos y la supuesta incursión en Galacia, no formaron parte de este proceso. Algunas pueden considerarse consecuencia de la desintegración del sistema a finales del efímero imperio de Alejandro Magno


Pero en un sentido más amplio, tenemos derecho a aplicar el término celta a las costumbres, a la cultura material y al arte de estas comunidades de habla celta. Está perfectamente justificado comparar el orden y la disciplina del arte clásico, por ejemplo, con el movimiento lineal y la imaginación del arte de la Tène. El arte celta está entre los estilos artísticos más importantes del mundo antiguo. Los orígenes de ese arte y de su cultura deben buscarse en las mismas tierras y, por consiguiente, entre los pueblos de habla celta, tal como los hemos definido.


Es, en cambio, inadmisible restringir, mediante argumentos artificiales y estrechos, los orígenes celtas a un área específica localizada al norte de los Alpes, como algunos han hecho. Que es el área, evidentemente, donde las jefaturas aristocráticas de la Edad del Hierro aparecen por primera vez, y donde se desarrolla el arte de La Tène, pero no posee ningún título especialmente privilegiado que lo avale como única cuna de los celtas.”


Hay aspectos en la propuesta de Renfrew que no parecen ser aclarados suficientemente. Por ejemplo, ¿cuándo podemos hablar de celtas, desde la llegada de los neolíticos portadores de la agricultura que, según su tesis, expanden las lenguas indoeuropeas? aunque Renfrew apunte que el proceso de distinción lingüística fue posterior, resulta un espacio de tiempo muy dilatado, en el que el único vínculo parece la lengua. Y como establece el propio Renfrew, identificar exclusivamente etnia y lengua no es lo correcto.


La imagen más difundida con el término “celta” evoca a pueblos descritos por los autores grecorromanos, ya en la Edad del Hierro. Aunque estos pueblos tengan sus raíces en otros del Neolítico, considerar que todos los pueblos (del Neolítico al Hierro) forman parte de la etnia “celta”, sin tener en cuenta los cambios, las transformaciones debidas a contactos con otros pueblos, parece demasiado liviano. Si las culturas que elaboraron las espadas pistiliformes o de lengua de carpa del Bronce Final Atlántico anteceden cronológicamente a los celtas de la Edad del Hierro, residiendo en los mismos lugares donde éstos habitaron, podríamos preguntarnos: ¿son celtas las culturas del Bronce Atlántico, por ejemplo?


Igual puede decirse de la tesis de que todos los cambios étnicos son debidos a transformaciones internas de las propias sociedades, sin aporte démico externo, sin que haya existido ninguna migración. Si esto fuese así, tendríamos la gran respuesta que soluciona todas las preguntas y dudas, por lo que, ¿para qué estudiar el pasado, si ya lo conocemos? Aunque con los estudios actuales pueda observarse que es precisamente así, por procesos de cambios internos, lo que pueda dar lugar generalmente a la génesis de nuevas etnias, en absoluto puede descartarse por principio aportaciones exteriores de otras culturas, que en cantidad y calidad variable, pueden servir de catalizadores en la formación de nuevos pueblos. Hay ejemplos históricos indudables en este sentido: La Magna Grecia de la Campania itálica y Sicilia, no fue producto de ninguna dinámica interna de los pueblos que habitaban en ella desde la Edad del Bronce, sino por el aporte de emigrantes helenos en la primera mitad del primer milenio a.C.


Es muy probable que, sobre un sustrato autóctono, aportaciones ultrapirenaicas contribuyeran a formar la Celtiberia que describieron los autores latinos, como veremos más adelante.


Renfrew amplia la antigüedad de la tesis de Marjia Gimbutas: supone ésta que las lenguas europeas se difundieron a partir de una región situada al norte del Cáucaso y al sur de los Urales, donde se han hallado muchas tumbas conocidas como “kurganes”. Ecológicamente, la región forma parte de la estepa eurasiática, donde probablemente fue domesticado el caballo. Hace unos 5.500 años que se expandieron al este (iranios, tocarios…) y al oeste (antepasados de celtas, germanos, eslavos…). El genetista Cavalli-Sforza propone una solución ecléctica entre ambas: los pastores nómadas que dieron lugar a los pueblos de habla indoeuropea (tesis de Gimbutas) provendrían de los agricultores que partiendo de Anatolia u Oriente Próximo (tesis de Renfrew), alcanzaron la región de las estepas (Luigi Cavalli-Sforza: “Genes, pueblos y lenguas”).


Mucho más pertinentes nos parecen las opiniones de Manuel Bendala Galán, en “Tartesios, Iberos y Celtas” (págs. 20-ss.), al referirse a los pueblos no iberos de la península (hay que comentar que el autor manifiesta expresamente su voluntad divulgativa, de ahí su claridad y sencillez, algo que el lector agradece en tanto que el rigor no es sinónimo de pedantería; ni por mostrar un estilo más enrevesado se demuestra más conocimiento, o mayor razón).


De “Tartesios, Iberos y Celtas”, de Manuel Bendala Galán:


Por la altura de la Meseta… por las dificultades a la comunicación que añadían las frecuentes cadenas montañosas o la carencia de ríos navegables –con vertiente generalizada, además, de los más importantes hacia el Atlántico, con la excepción del Ebro- las otras culturas peninsulares [las no ibéricas] permanecieron más o menos acusadamente al margen de una vanguardia que cabalgó fundamentalmente a lomos de las ondas del mar Mediterráneo.


Eran culturas correspondientes a la España indoeuropea o céltica, que cubrían el amplio espacio determinado por la Meseta y las tierras occidentales y septentrionales de la Península. Es una caracterización por simple contraposición a lo ibérico. La investigación moderna, también desarrollada últimamente para este amplio campo, dispone de multitud de nuevos datos y de la posibilidad de proponer hipótesis cada vez más satisfactorias para explicar sus caracteres étnicos, las peculiaridades de su formación y el papel que desempeñaron en la evolución general de la Península. Las viejas hipótesis, desarrolladas en la primera mitad de nuestra centuria por el investigador catalán Pere Bosch Gimpera, que explicaban la presencia en la Península de estos pueblos indoeuropeos o célticos por la penetración de varias oleadas de gentes de origen centroeuropeo a través de los pasos pirenaicos desde comienzos del primer milenio antes de nuestra Era, y que fueron extendiéndose hasta alcanzar el noroeste y las costas occidentales atlánticas, están siendo hoy sustituidas por la idea de un proceso formativo más complejo y sobre todo más ‘interno’, que hunde sus raíces en tiempos prehistóricos más antiguos.


Pudo consistir fundamentalmente en una particular evolución de un sustrato indoeuropeo hispano de formación no conocida, que pudo configurarse incluso desde la amplia progresión de los portadores de las expansivas culturas neolíticas y durante la Edad del Bronce. Pudo alimentarse este componente étnico por vía atlántica, particularmente durante la época de las activas culturas del Bronce Final Atlántico a comienzos del primer milenio de nuestra era, y no es imposible que algunos contingentes caracterizables como célticos penetraran también por los pasos pirenaicos en determinados momentos, avanzado ya el milenio, enriqueciendo el sustrato en la misma dirección etnocultural. Quizá contribuyeron estos últimos a caracterizar como definitivamente célticos, en la percepción de los autores antiguos, a los pueblos que vivían por un amplio sector de la cuenca central del Ebro y el oriente de la Meseta, donde autores de la época ya romana –como Estrabón o Plinio- sitúan la Celtiberia. Es la particular denominación que hizo pensar en una fusión de celtas e iberos, o en la idea de que era el resultado de pueblos célticos culturalmente iberizados (habían adoptado, por ejemplo, la escritura ibérica para escribir su propia lengua céltica), y que hoy tiende a interpretarse como forma de aludir a los célticos de Iberia, parientes de los galos, germanos y otros pueblos del mismo tronco que habitaron Europa y otras regiones del Viejo Mundo.


Apenas hace falta decir, porque no puedo extenderme en desarrollar la idea con la debida atención, que la valoración de este sustrato céltico de la España antigua sufrió los azotes ideológicos de la agitada historia europea de la primera mitad del siglo, con interpretaciones que, al margen de lo estrictamente histórico, tendían puentes o los cortaban a una exaltación de lo indoeuropeo que haría correr ríos de tinta en el papel de la propaganda ideológica y, lo que fue peor, ríos de sangre en los campos de guerra y de depuración que ensombrecen el siglo que ahora termina [XX]. Precisamente por esta contaminación ideológica ha habido una comprensible cautela a la hora de tratar del celtismo hispano, aparte de cierto hartazgo por las dificultades que entrañaba su determinación étnica y cultural, todo lo cual va quedando prácticamente superado en la renovada oleada de estudios arqueológicos, lingüísticos e históricos de los últimos años, recuperados ya del trauma de la Segunda Guerra Mundial y de la crudelísima propiamente española que la precedió.


Como decía, se tiende a percibir las culturas de la España céltica como resultado de un proceso fundamentalmente interno, autóctono, secundariamente enriquecido con aportes externos en distintos tiempos y desde diversos focos de irradiación. La Celtiberia a que aluden los textos, con variaciones según épocas y autores, ocupaba tierras situables aproximada y parcialmente en las actuales provincias de Zaragoza, Teruel, La Rioja, Soria, Guadalajara y Cuenca. Comprendía diversos pueblos, fundamentalmente belos, titos, lusones, arévacos y pelendones, y quizá unos celtíberos propiamente dichos. Representan la más moderna expresión de la Hispania indoeuropea o céltica, a la que deben sumarse, como llegados de la meseta, unos célticos que Plinio sitúa con bastante precisión entre el Guadiana y el Guadalquivir, por tierras de las actuales provincias de Badajoz, Huelva y Sevilla


[Plinio, Naturalis Historia, III, 13: Quae autem regio a Baete ad fluvium Anam tendit extra praedicta, Baeturia appellatur, in duas divisa partes totidemque gentes: Celticos, qui Lusitaniam attingunt, Hispalensis conventus, Turdulos, qui Lusitaniam et Tarraconensem accolunt, iura Cordubam petunt. Celticos a Celtiberis ex Lusitania advenisse manifestum est sacris, lingua, oppidorum vocabulis, quae cognominibus in Baetica distinguntur”.]


Al sustrato indoeuropeo más antiguo remiten pueblos muy importantes y ocupantes de amplios territorios, como los lusitanos que habitaban gran parte del actual Portugal y de la Extremadura española. Al sur, junto a la costa sur de Portugal, se hallaban los cinetes o conios, y al norte los vettones y los vacceos, en los cursos medios del Tajo y del Duero, aproximadamente desde Cáceres a las tierras de Zamora; más al norte los galaicos, astures y cántabros, pobladores de las regiones atlánticas que, todavía hoy, remiten aproximadamente a estos antiguos habitantes. Otros pueblos, como los mismos vascones, pueden adscribirse al más viejo sustrato poblacional de la Península, de formación imprecisable. Por lo demás, multitud de pueblos, que las más de las veces resulta imposible de situar geográficamente con alguna aproximación, se integran en los aquí nombrados, en su mayoría grandes unidades étnicas y culturales que incorporan en ocasiones una notable diversidad de agrupaciones menores. Tantos y de nombres tan extraños para un autor antiguo como el griego Estrabón que, cuando trataba del apartado noroeste optó por restringir su enumeración, haciendo con ello valer su lejanía respecto de la civilización que él mismo representaba, la grecorromana y, por tanto, su ‘barbarie’ cultural.


En general, los pueblos de la Hispania indoeuropea o céltica desarrollaron culturas más alejadas de los modelos de vida desarrollada, de corte urbano, que extendidos por el Mediterráneo, acabarían por imponerse en todas partes. Pero había muchas gradaciones, muchas diferencias, cada vez mejor establecidas por la investigación reciente. Se halla, de hecho, entre sus aportaciones la percepción de que las fronteras étnicas con los demás pueblos hispanos distan mucho de ser nítidas, que no estuvieron tan apartados de las tendencias que animaron con más intensidad las culturas que miraban al Mediterráneo, y que el mundo atlántico protagonizó corrientes culturales y económicas sin las que no es posible explicar ya el conjunto de las culturas ibéricas, con particular relevancia en tiempos antiguos como los correspondientes a la formación  el desarrollo de Tartessos. Precisamente la penetración de la cultura tartésica -y al interior –por tierras de Extremadura y de las dos Castillas-, la presencia de los fenicios y de sus productos por las costas atlánticas desde muy antiguo y con una incidencia hace poco apenas sospechada, el flujo de contactos de las culturas del valle del Ebro con las ibéricas de la costa, o la penetración de la ibérica en la Meseta oriental, con amplia irradiación tierra adentro, son fenómenos que nos sitúan ante la realidad de unas culturas con personalidad y dinámicas internas y externas cada vez más ricas y complejas”.


Con el objeto de distinguir entre los “celtas” hispanos citados por los clásicos (los que habitaron en el Valle medio del Ebro y la Meseta oriental; y los celtas de la Beturia) de los otros pueblos hispanos del tronco indoeuropeo, Martín Almagro-Gorbea denomina “protoceltas” a estos últimos (lusitanos, vacceos, vettones, astures…), que presentan muchas similitudes con la cultura considerada celta, pero de carácter más arcaizante y presumiblemente anteriores a su posible expansión: ALMAGRO-GORBEA, M., 1992, “El origen de los celtas en la península ibérica. Protoceltas y celtas”, Polis 4, págs. 5-31.

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Comentarios

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  1. #1 Euskalduna 21 de ago. 2007

    La gaita no es un instrumento especifico "celta" es un instrumento que era bastante usual en la Edad Media en muchas partes de Europa, Asia y Africa.


    Precisamente el origen de la gaita esta en la Antigua Mesopotamia.


    Hoy en dia la gaita se toca en Escocia, Irlanda, Bretaña, Northumbria (Inglaterra), Cerdeña, Corcega, Egipto, Afganistan... y dudo mucho de que en Cerdeña, Corcega, Egipto o Afganistan sean "celtas"...


    No se toca la gaita por ejemplo en Gales o Cornualles... lugares eminentemente celticos.


    Usar la gaita para decir que se es "celta" es como usar el violin o el bodhram irlandes (tambor de piel de cabra) para decir que se es "celta"... cuando el violin como el tambor son tocados en diferentes partes del mundo.


    Otra cosa es que en los años 50-60 hubo un rebrote de musica etiquetada "celta" en Irlanda y Escocia (The Dubliners, The Chieftains, Planxty...) que usaban dichos instrumentos muy usuales en Irlanda o Escocia.. mas tarde en Bretala con Gwedall y en Gales. Ello no indica que sean instrumentos "especificos" de dichas naciones, ni que la musica que toquen sea "celta"... este movimiento musical se intento copiar en galiza o asturias en los tardios 80...


    Tampoco los dolmenes de Bretaña, Escocia, Irlanda, Gales (tambien en Euskal Herria, Galiza, asturias, toda Europa Atlantica).... los construyeron "los celtas" que vivieron en la epoca romana, sino que fueron construidos por los habitantes prehistoricos de la epoca neolitica muchos miles de años atras que los celtas...


    Estoy a favor de los movimientos musicales.. yo el primero, sea vasco, galego, irlandes, breton, escoces... pero desde la seriedad musical y academica...


    No desde la Fiebre del Celtismo Ficticio...


    "Descendientes" de los celtas solo son: irlandeses, galeses, escoceceses, bretones, los de la isla de man y los cornicos de cornualles...


    ¿Razon? Ni la gaita, ni la falda, kilt o tartan (que en la edad media todo europeo vestia antes del invento de los pantalones)...


    La razon es la LINGUISTICA, cientifica, linguistica e historicamente demostrable:


    Escoceses, irlandeses y habitantes de la Isla de Man hablan idiomas de la rama gaelica de la familia celtica.


    Galeses, cornicos (hasta el siglo XVIII) y bretones hablan idiomas de la rama goidelica de la familia celtica.


    Agur Euskal Herritik!!!


     


     

  2. #2 iertza 21 de ago. 2007

     J. A. de Zamacola, en "La historia de las tierras Bascas", Auch 1818, dice: 



        “apenas se encuentra un pais en toda Europa donde los escritores no hubiesen colocado a los Zeltas. Herodoto, principe de los historiadores, los pone en España mas al occidente de las columnas de Hercules.Eforo, discipulo de Isocrates, dividiendo la tierra en cuatro partes, hace ocupar a los Zeltas todo el occidente. Apiano Alexandrino en las guerras punicas de Espña, los pone en Italia. Dion Casio en la historia romana, los pone en Italia, y Xiphilin patriarca de Costantinopla su compendiador, los pone entre Cantabria y asturias. Estrabon, junto al Betis. Plinio en la Betica  y Lusitania. Ortelio, llamado el Ptolomeo de sus tiempos y la Martiniere, en todos los paises de la Europa. El padre maestro Fr. Enrrique Florez en su España Sagrada, los hace venir desde el Danubio hasta el Ana. Los historiadores franceses pretenden que los Zeltas pasaron a España desde la Galia; esto es, del pais situado entre el Rin el Pirineo y los Alpes, que pertenecio en otros tiempos a los Gaulas, y hoy a los Franceses. Y otros muchos historiadores y geografos quieren persuadir que los Zeltas descienden de los Hebreos.


        Estas opiniones, tan diferentes entre si, ofrecen tanta critica a los curiosos, que ellas mismas sin mas pruebas estan manifestando que no hubo jamas en España nacion extranjera llamada de Zeltas, sino que este nombre peculiar de la antigua del pais se sio a los primeros habitantes de los territorios llanos, para distinguirlos de los que ocupaban las montañas; y en esta inteligencia soy de sentir, que la voz Zelaieta del Bascuence, que significa paraje o region llana, ha sido la causa que ha motivado toda la confusion que se advierte entre los historiadores.”



    Y sigue .......


    el verdadero interesado creo que lo buscara.

  3. #3 Llug 23 de ago. 2007

    Ejem, Brigantinus, los bretones esos también vinieron para asturias, no sólo estaban en Santa María de Bretoña:


    http://es.wikipedia.org/wiki/Bretones_en_Galicia_y_asturias


    De todas formas de estos celtas yo arreniego, escaparon de unos sajones de nada, que siglos más tarde se cagaban por las patas con los vikingos, que a su vez no pudieron desembarcar en nuestras costas ;-)

  4. #4 maruos 03 de sep. 2007

    No puedo aportar demasiado al respecto, pero he leido esto con interes y añado un ejemplo en asturias:


    Astur Paredes =Buen etnografo (de la arquitectura) y mejor tipo. Gauson (si es el Gauson que creo) lo conoce.


     


    Gauson, de paso dalle un saudo a Alberto Alvarez Peña se o ves e dille que un día de estos lle mandarei unha separata, e grazas pola que me pasou sobre o tema do oso e o tipo que lle saca a lingua pola boca. Él o entenderá.


     


    PD: Moi interesante o artigo de lendas que metiches.

  5. #5 Gausón 03 de sep. 2007

    "Vindo, hijo de Camalo"... creo que en la lengua peninsular sería algo así como "Vindo Camaloeco", pero no estoy muy seguro.


    Rumax, Alberto Peña lelga a una conclusión parecida a la tuya en su libro "Los Celtas en Asturies", aunque para mi gusto su hipótesis está menos elaborada, menos completa. Yo llevaba bastante tiempo pensando eso mismo que tú has puesto, pero no lo había mencionado, quizá por miedo a entrar en mayor polémica. En asturias, es común ponerles a los niños Gausón... en el País Vasco, Aitor, Amaya y tal... ya se sabe.


    Por cierto maruos... ya lo creo que quisiera yo conocer a Berto Peña, pero desafortunadament eno le conozco más que por la lectura de sus libros, que me parecen muy buenos y bien documentados, pero no le conozco en persona ni tengo con él contacto alguno... Y el artículo de leyendas no lo metí yo! ese lo metió Gausón Fernández, un Gausón al que, como he mencionado, le pusieron Gausón como nombre de pila... el mío es solo un apodo. En cualquier caso, es un honor que lo confundan a uno con personas como él, porque eso indica que no está uno muy lejos de tener su nivel... o eso quiero pensar.


     

  6. #6 maruos 03 de sep. 2007

    Upps, perdona la confusión Gauson, me engausone, no sabia que fuera tan común ese nombre en asturias. Pense que eras el Gauson de Belenos, supongo que es el otro Gauson, con los apellidos me hago un lio.


     A Alberto lo conocí hace algun tiempo, bastante ya, en un congreso y hemos coincidido alguna vez, a parte de un etnografo como la copa de un pino es mejor persona, muy majo. El libro sobre los Celtas en asturias no lo he leido curiosamente un compañero se lo trajo hace tiempo de un viaje que hizo por allí y quedo de pasarmelo, pero en fin, otro despistado -como uno mismo- más en el mundo, aun estoy esperando.


     En general todos los de ese grupo estan haciendo un trabajo muy importante de recuperación de la cultura popular por ahí, y como suele pasarnos a todos los que nos dedicamos -altruistamente- a estas cosas con casi ningun apoyo oficial y poniendo las más de las veces de nuestro dinero y medios para este tipo de cuestiones.


    Es una pena, en otro pais, o en otra epoca no se, quizas se nos subencionario o al menos se nos valoraria más oficialmente. Galicia y asturias en eso siempre hemos sido tratados, a veces demasiado, frecuentemente como el "patito feo".


    Pero en fin, esto ya son mis desvelos y me estoy saliendo del tema.


     


    Un Saludo Gauson.


     

  7. #7 xatu 03 de sep. 2007

    GAUSON. ¿Eres asturiano? ¿Has estado últimamente en asturias? ¿Conoces muchos Gausones?


    Tengo edad suficiente para haber conocido a algún Gauson.


    Diccionario Enciclopédico del Principado de asturias: GAUZÓN. Nombre del castillo construido por Alfonso III para proteger el litoral de las incursiones normandas. En su interior..............


    Ni en el "ALLA" me han contestado acerca de dicho nombre.


    Saludos.

  8. Hay 7 comentarios.
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