Autor: jeromor
miércoles, 09 de mayo de 2007
Sección: Historia Antigua
Información publicada por: jeromor
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Iruña- Veleia IV

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Abrimos nuevo capítulo dedicado a opiniones y noticias sobre esta excavación, apasionante y llena de suspense.Es continuación de:


Iruña- Veleia I
Iruña- Veleia desentierra jeroglíficos y grafías en latín de la historia de Egipto (Promovido por J. Rodríguez Morales)
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2042

Iruña- Veleia II
COMUNICADO OFICIAL DEL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE IRUÑA-VELEIA
En torno a los grafitos hallados en las
excavaciones de la ciudad romana de Iruña-Veleia (Promovido por J. Rodríguez Morales)
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2364

IRUÑA-VELEIA. Archivo gráfico y temático de los grafitos(Información publicada por A.M.Canto)
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2372

Iruña- Veleia III Tres de los 10 arqueólogos de Veleia abandonan por sorpresa las excavaciones.
La dirección del yacimiento alavés atribuye la marcha de los tres expertos a motivos «laborales» (promovido por J. Rodríguez Morales)
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2474



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Comentarios

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  1. #1 Sotero21 10 de jun. 2007

    El problema del Calvario es que un hombre del siglo III no pudo concebir semejantes cruces, por múltiples razones, entre ellas de indole artístico. No solo por la restricción en la representación de las imágnes sagradas, que era también una prevención contra el ataque de los paganos acusándolos de idólatras también, sino para protegerse de la persecuciones. Ya hemos visto que en los primeros tiempos las representaciones de Cristo Crucificado no eran directas y se restringían al ámbito privado. El grafito de Alaxamenos no estaba hecho por un cristiano y aun así la cruz son dos simples trazos que se cruzan, no un escenario. Es a partir del siglo V cuando aparece en monumentos públicos, de forma también velada. Desde la segunda mitad del VI se manifiestan ya sin disfraces. Es decir, cuando se representa a Cristo realmente clavado en la cruz, no a un Cristo que “parece” crucificado. El Concilio de Elvira (300 d.C.) las prohibía en los templos para que no fueran adoradas. Sin embargo se seguía recurriendo a formas alegóricas , como el cordero ligado al áncora de Sonname w:st="on" productid="la Cripta">la CriptaSonname> de Lucina, Catacumba de San Calixto que se usa hasta finales del IV. En la los mosaicos de San Félix en Nola, Paulino nos habla de la cruz ligada al cordero “sub cruce sanguinea niveus stat Christus in agno”.


    El tridente aparece en Sonname w:st="on" productid="la Catacumba">la CatacumbaSonname> de San Calixto (siglo III): el “delfín místico” (el pez) danza alrededor del tridente. A los cristianos no les parecía inconveniente usar modelos y alegorías de la mitología pagana. En otro sarcófago cristiano de San Calixto se haya uno con un Ulises atado al mástil, rodeado de compañeros que resiste el canto de las sirenas (los demonios)..


    Hasta finales del siglo VI las representaciones de Sonname w:st="on" productid="la Crucifixi?n">la CrucifixiónSonname> se generalizan en manuscritos, monumentos privados y públicos, aunque estos últimos de manera restringida, al menos, hasta el siglo VIII. De hecho, el concilio de Trulla ( 692  d.C.) ordena que se dejen de lado las representaciones simbólicas y alegóricas y ya en el 582 encontramos un Cristo vestido y crucificado en una miniatura del Código Siríaco. San Gregorio nos habla de otro Cristo vestido de “colobium” o túnica, venerado en San Genesius de Narbona y no hay que olvidar el Calvario del Tesoro de Monza, la cruz de Recaredo y otras. Pero sigue siendo cierto que en todas estas representaciones se advierte aun la repugnancia de los cristianos en mostrar  claramente la crucifixión. En los vasos de Monza Cristo aparece orante, con nimbo, ascendiendo en majestad sobre una cruz florida, entre los dos ladrones, con los brazos en cruz pero sin madero. En Sonname w:st="on" productid="la Puerta Sabina">Sonname w:st="on" productid="la Puerta">la PuertaSonname> SabinaSonname> del Aventino en Roma, el Cristo aun con clavos no está clavado a una cruz y tiene una actitud orante entre los dos ladrones. De este mismo tiempo es un crucifijo del Monte Athos y el marfil del Museo Británico, que nos muestran un Cristo vivo, que no sufre pena alguna. En el marfil aparece Judas ahorcado y la bolsa de monedas. En el siglo VII parece que la restricción continúa. Se sabe que en mosaico de Sonname w:st="on" productid="la Iglesia">la IglesiaSonname> de San Estéfano Rotondo, el busto de Cristo se representa por encima de la cruz. Pero ya en Sonname w:st="on" productid="la Catacumba">la CatacumbaSonname> de Santa Valentina se puede encontrar una escena de la crucifixión con Cristo, vestido de túnica y clavado con cuatro clavos, rodeado de Sonname w:st="on" productid="la Virgen">la VirgenSonname> y San Juan.


    Los últimos obstáculos para que se muestre claramente a Cristo en la cruz desaparecen el siglo VIII. En el oratorio del Papa Juan VII el crucifijo aparece realista, aunque con el Cristo vestido, en un mosaico (705 d.C.), según dibujos de Grimaldi.  Otras figuras como la de Santa María Sonname w:st="on" productid="la Antigua">la AntiguaSonname>, nos presentan a Cristo con los ojos abiertos y vestido con larga túnica. En el siglo VIII en la cripta de San Juan y San pablo en Roma encontramos ya un Cristo vestido con perizoma.


    En la evolución artística del crucifijo hay dos períodos: desde el siglo VI al XII, XIII y desde entonces hasta hoy en día. En el primer período Cristo se encuentra pegado todo a lo largo de la cruz, no colgando de ella. Está vivo y no muestra sufrimiento, está vestido, con una túnica que le alcanza las rodillas. La cabeza está erecta, nimbada y lleva una corona real. Está clavada con cuatro clavos. Este Cristo triunfante va perdiendo ropa en Occidente hacia el IX, pero todavía aparece vestida en miniaturas de ese mismo siglo.


     


    Insisto en que una cruz así es producto solo de la imaginación del artista, que la realza y la convierte en el “escenario” donde se representa la muerte de un hombre. Un cristiano jamás (repito JAMÁS) levantaría ídolos, ni representaría dios pagano alguno, ni siquiera para burlarse y menos crucificándolos como a Jesús.  Abominaría de que la imagen de Jesús anduviera mezclada con las de los demonios paganos romanos y aun egipcios, pues es casi seguro que de haber jeroglíficos estos estén ligados a algo religiosos.

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