Autor: Diocles
martes, 01 de mayo de 2007
Sección: Sobre los nombres
Información publicada por: Diocles
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Onomástica etrusca de origen egeo-anatolio

Un buen número de topónimos, antropónimos y teónimos etruscos tienen claras similitudes con otros nombres que son propios de la antigua onomástica egea, y especialmente de la que se relaciona con los pelasgos y con otros pueblos de Anatolia (incluidos los lidios y los troyanos). Esta evidencia lingüística, unida a la semejanza que existe entre el etrusco y otra lengua documentada en unas antiguas inscripciones de la isla de Lemnos, parece darles la razón a los autores clásicos, quienes en su mayoría creían que, entre los antepasados de los etruscos, había colonos e inmigrantes de origen egeo-anatolio.

Para un gran número de autores clásicos, el civilizado pueblo etrusco, que ocupaba el noroeste de Italia durante la Edad de Hierro, procedía del Mediterráneo oriental. El historiador griego Herodoto afirmaba (en Hist. I, 94) que los etruscos tenían su origen en Lidia, región situada al oeste de Anatolia, mientras que Helánico de Lesbos (citado por Dionisio de Halicarnaso I, 28, 3) los emparentaba con los pelasgos, uno de los pueblos más antiguos del Egeo. Otro autor llamado Anticleides de Atenas (citado por Estrabón V, 2, 4) los consideraba, a su vez, descendientes de los pelasgos que habían poblado las islas de Lemnos e Imbros, quienes habrían emigrado a Italia en compañía de los tirrenos o tirsenos, el mismo pueblo asiático al que se refería Herodoto.

El origen oriental de los etruscos era, por lo tanto, una idea muy extendida en la Antigüedad, aunque presentaba distintas versiones. Sólo parece haberse opuesto a ella Dionisio de Halicarnaso, quien suponía un origen autóctono de este pueblo en su obra sobre la historia de Roma (I, 30). Así y todo, Dionisio admitía una cierta semejanza entre las costumbres y creencias de los etruscos y las de los pelasgos; pero su errónea interpretación de un texto de Herodoto le llevó a creer que la lengua etrusca era completamente diferente a la lengua de los pelasgos (que ya debía de haberse dejado de hablar en el Egeo cuando él vivía) al confundir la ciudad pelasga de Crestona, situada al nordeste de Grecia, con la ciudad itálica de Cortona, que se hallaba al este de Etruria. (Compárese el comentario de Dionisio en Ant. Rom. I, 29, 3 con el texto original de Herodoto en Hist. I, 57). Otro argumento presentado por Dionisio (I, 28) para rechazar un origen oriental de los etruscos fue el hecho de que el historiador lidio Janto no mencionase en su obra la antigua emigración a Italia de la que hablaba Herodoto; pero esta omisión podría comprenderse si los antepasados de los etruscos no fueran exactamente lidios, sino otros pueblos del Egeo que habitaban en las regiones e islas próximas a Lidia, tal como apuntaba Anticleides.

La famosa inscripción de la llamada “Estela de Kaminia”, que se encontró en Lemnos y data del siglo VI a. C., parece darle la razón a este autor ateniense, ya que revela la existencia de una lengua muy emparentada con la etrusca, sin llegar a ser idéntica a ella. En esta misma isla, que según las fuentes clásicas estuvo poblada por pelasgos, se hallaron otros textos más cortos escritos en esa antigua lengua, la cual no pertenece a la familia indoeuropea. También es interesante la información que aporta Dionisio de Halicarnaso, citando al historiador Tucídides, sobre la antigua convivencia de los pelasgos y los tirrenos anatólicos en algunas zonas del Egeo, como cierto enclave de la península Calcídica donde se llegó a formar una población bilingüe (véase Ant. Rom. I, 25).

Hay que tener en cuenta, además, que algunas inscripciones egipcias de finales de la Edad de Bronce hacen referencia a los famosos navegantes conocidos como los Pueblos del Mar, cuyo origen en las costas egeas y anatolias es prácticamente seguro, y que entre esos navegantes se menciona a los “teresh” (t-r-sh), los cuales han sido identificados generalmente con los tirrenos o tirsenos, y con un lugar del noroeste de Anatolia al que los hititas denominaban Taruisha. Las migraciones relatadas por los egipcios, que protagonizaron los Pueblos del Mar en aquel inestable período, tienen su principal confirmación arqueológica en las ciudades filisteas que se han excavado en Palestina, y no puede descartarse, por tanto, que esas migraciones alcanzasen también otras zonas más occidentales del Mediterráneo.

Los investigadores modernos han relacionado, por otra parte, el origen de la civilización etrusca con la difusión desde el norte de Italia, entre 1200 a. C. y 800 a. C., de las culturas protovillanoviana y villanoviana, que constituyen una versión itálica de la cultura europea de los Campos de Urnas. Ahora bien, teniendo en cuenta que los etruscos practicaron el rito de la inhumación en sus tumbas, en lugar de la cremación, sería más apropiado identificar a los portadores de la cultura villanoviana con los umbros, un pueblo indoeuropeo que debió de ser asimilado por esos inmigrantes de procedencia oriental (pelasgos y tirrenos) en la zona situada entre los ríos Arno y Tíber. La época en que se pudo producir esta colonización, y la consiguiente mezcla étnica, es difícil de precisar, aunque sabemos que los etruscos situaban el inicio de su propia historia en el año 968 a. C. También ignoramos si habrían llegado en una sola oleada o en varias. En cualquier caso, la gran riqueza minera de esa región de Italia pudo haber atraído a los antepasados anatolios de los etruscos que, al poseer una cultura superior a la de los umbros, debieron de establecerse como una élite dominante a principios de la Edad de Hierro. De este modo, los poblados que allí habían surgido con la cultura villanoviana pasaron a convertirse en ciudades etruscas y se crearon, además, otros asentamientos nuevos.

Hay que señalar, sin embargo, que las relaciones comerciales entre las costas de Italia y el Egeo habían comenzado mucho antes y que, en la región minera de los montes Tolfa, situada al sur de Etruria, se ha encontrado cerámica de estilo micénico, así como en otros lugares costeros de Italia, Sicilia y Cerdeña. Los hallazgos arqueológicos parecen indicar, además, que algunos enclaves localizados en el golfo de Tarento y en Sicilia oriental ya pudieron ser colonizados por navegantes egeos a finales de la Edad de Bronce.

Así pues, hay una cantidad suficiente de datos históricos, arqueológicos y lingüísticos para aceptar la existencia de un importante componente étnico de origen egeo-anatolio en el pueblo etrusco, de modo que la teoría puramente autoctonista que defienden algunos estudiosos italianos parece basarse, únicamente, en una implantada metodología que rechaza por sistema los modelos migracionistas, y en el dudoso testimonio de Dionisio de Halicarnaso, totalmente opuesto al resto de las fuentes clásicas.

En la página 40 del libro titulado “Los etruscos: pórtico de la historia de Roma”, de Federico Lara Peinado (Madrid, Ed. Cátedra, 2007), se hace una referencia a las relaciones onomásticas que existen entre el etrusco y otras lenguas egeo-anatólicas, aunque estas relaciones no llegan a detallarse. A partir de diversos topónimos, antropónimos y teónimos etruscos recogidos en este reciente libro y en una interesante página de Internet (www.mysteriousetruscans.com/names.html), he desarrollado una lista alfabética de las equivalencias lingüísticas que me han parecido más evidentes. Si bien algunas de ellas podrían explicarse por la influencia cultural de los colonos griegos que, a partir del siglo VIII a. C., se establecieron en Italia, hay otras que deben de haberse producido exclusivamente por la llegada de inmigrantes anatólicos. A continuación expongo el resultado de este análisis que constituye, en mi oPinión, una prueba más de que la tradición oral recogida por autores griegos como Anticleides, Helánico y Herodoto ha de tener una base histórica.


APLU, APULU: Es el dios Apolo, que además de ser venerado por los griegos, por los etruscos y por los romanos, era también un dios de la ciudad asiática de Troya. En un tratado acordado entre el rey hitita Muwatalli II y el rey Alaksandu de Wilusa (es decir, de Ilios o Troya), que data de 1300 a. C., se menciona a un dios llamado Apaliunas, que varios especialistas han identificado con Apolo. En las tablillas micénicas de la Edad de Bronce, en cambio, el culto a Apolo no está atestiguado, al menos con esa denominación. También está documentada en las fuentes hititas una región de Anatolia occidental llamada Hapalla, nombre parecido al del dios Apolo.

ARIMNA, ARIMNESTO: Estos antropónimos etruscos se asemejan bastante al topónimo Arimos, que Homero menciona (en el Canto II de la Ilíada) como un lugar de Cilicia donde tenía su guarida el gigante Tifón, enemigo de Zeus. Por su parte, Estrabón (Geogr. XIII, 4, 6) se refiere a los arimoi como un pueblo de Cilicia que tenía un supuesto parentesco étnico con los lidios y los troyanos. Así y todo, el topónimo Arimos podría estar también relacionado con el nombre de Armenia, región localizada al este de Asia Menor. Los etruscos establecieron un enclave comercial en la costa adriática conocido como Ariminum, en versión latina, y cuya denominación original debía de ser Arimna. En esta misma localidad se encuentra la actual ciudad de Rímini.

ARNO (río): Arne es un antropónimo femenino griego, y también fue el nombre de una antigua ciudad de Beocia. Por otra parte, varios reyes hititas de Anatolia se llamaron Arnuwanda.

ATNA: Nombre de una familia etrusca, que podemos relacionar con el de la diosa Atenea, llamada Atana en las tablillas micénicas, y con el topónimo Adana (o Adaniya), correspondiente a una ciudad de Cilicia mencionada en las fuentes hititas. No obstante, los etruscos veneraban a Atenea como “Menrva”, equivalente a la Minerva romana.

ATRIA, ADRIA: Ciudad situada al nordeste de Italia, cerca de la desembocadura del río Po, que dio nombre al mar Adriático. Según los historiadores romanos, fue uno de los asentamientos que los etruscos establecieron en esa región durante el siglo VI a. C., si bien la ciudad fue posteriormente ocupada por colonos griegos y sículos enviados por Dionisio de Siracusa. De acuerdo con una antigua leyenda, su verdadero fundador habría sido un héroe pelasgo llamado Atri, y se puede observar la similitud de este nombre, así como el de Atria o Adria, con el antropónimo griego Atreo y con el topónimo anatolio Atriya (mencionado en una tablilla de la Edad de Bronce como un lugar situado al oeste de Asia Menor).

AULE, AULO: Este antropónimo masculino, usado por los etruscos, puede estar relacionado con el topónimo griego Aulis (o Áulide).

CAICNA, CECNI. Nombres etruscos que se asemejan al griego Cicno (Kyknos) y al nombre del rey Kukunni, un antiguo gobernante de Wilusa o Troya que se cita en una tablilla hitita.

CETONA: Ciudad etrusca cuyo nombre se parece mucho al de los ceteos, pueblo de Misia (Anatolia occidental), mencionado en el Canto XI de la Odisea. En la Biblia (Génesis 10, 4) se hace otra referencia a los llamados “kitim” o “cetim” como uno de los antiguos pueblos de Anatolia y Chipre.

CHARUN: Dios etrusco que se corresponde con Caronte (Kharon), el barquero del Tártaro en la mitología griega.

CILENS: Deidad etrusca cuyo nombre se asemeja al del monte Cilene, situado en Arcadia (Grecia). Cilene era también el nombre de la ninfa que recibía culto en ese monte.

CORTONA (CURTUN): Ciudad de Etruria que, según Dionisio de Halicarnaso (I, 20, 4), fue poblada por los pelasgos que emigraron a Italia. Los romanos la llamaban Córito, además de Cortona, y Córito era el nombre de un personaje mítico que estuvo casado con Electra, ninfa que se había unido a Zeus para engendrar a Dárdano, el epónimo de los dárdanos de Troya. La tradición griega recuerda, por otra parte, a un hijo del príncipe troyano Paris que también se llamaba Córito. Vemos pues una relación onomástica, reflejada en las antiguas leyendas, que se establece entre los etruscos, los pelasgos, y los troyanos de Asia Menor.

KARKANA: Nombre de una familia etrusca, cuya raíz la encontramos en el topónimo Karkiya, una región de Anatolia occidental mencionada en algunas tablillas hititas.

LARIS: Antropónimo etrusco muy común, que es casi idéntico al topónimo Larisa, el cual corresponde a una región de Anatolia occidental y a otra región griega de Tesalia. La Larisa asiática estuvo poblada por pelasgos, aliados de Príamo en la guerra de Troya, tal como se indica en el canto II de la Ilíada:
“Hipotoo acaudillaba las tribus de los valerosos pelasgos, que habitaban en la fértil Larisa.”
Herodoto (I, 57) situaba justamente al este de la Tróade dos antiguas ciudades, llamadas Placia y Escílace, pertenecientes a esos palasgos que, según el citado autor, hablaban una “lengua bárbara”, es decir, una lengua muy diferente al griego.

LEMNI: Nombre o sobrenombre de una familia etrusca, claramente relacionado con la isla de Lemnos, donde se encontró la llamada Estela de Kaminia, grabada con unas inscripciones del siglo VI a. C. que muestran una lengua no indoeuropea muy parecida al etrusco.

LEVEI (pronunciado Lewei): Nombre etrusco de familia que podemos relacionar tal vez con la región de Luwiya, en Anatolia occidental, y con los llamados luvios o luvitas, que poblaron varias zonas costeras de Asia Menor en la Edad de Bronce. La lengua luvita era indoeuropea, emparentada con el hitita y con el lidio.

MANTUA (MANTHVA): Ciudad etrusca del norte de Italia, fundada hacia 500 a. C. Según la leyenda, su fundador fue Bianor (llamado también Ocno), hijo del rey Tíberis y la profetisa griega Manto, de la cual procedería supuestamente su nombre. En la región griega de Arcadia existió otra ciudad llamada Mantinea, cuyo nombre es bastante similar.

MARIS: Teónimo etrusco que se parece un poco al nombre de la región de Mira (Anatolia occidental), mencionada en tablillas hititas. La raíz la encontramos también en el término maryannu, que se aplicaba en el antiguo reino de Mitanni (situado al este de Anatolia) a los guerreros que combatían en carros, y que aparece también en la Ilíada como nombre propio del héroe Meriones, un auriga aqueo.

MASU: Nombre masculino etrusco que podemos relacionar con el topónimo anatolio Misia, que aperece en las tablillas hititas como Masa, y también con los topónimos Mesia (región balcánica), Mesenia (en el Peloponeso) y Masalia (colonia jónica de Occidente). La forma del nombre, acabado en “u”, se asemeja a otros antropónimos que aparecen en las tablillas hititas como Gassu o Muksu. También está documentado en las fuentes hititas un antiguo rey de Mira (región de Anatolia occidental) llamado Masuiluwa, que quizás podríamos traducir como Mausolo o Masalo.

MEANE: Nombre de una ciudad fundada por los etruscos en Córcega, tras derrotar a los griegos foceos en la batalla de Alalia. Es también el nombre de la diosa etrusca de la victoria. Ahora bien, los lidios de Anatolia fueron llamados meiones por Homero, y el legendario antepasado de los etruscos, Tirreno, descendía de otro héroe epónimo llamado Manes, según la tradición griega.

PERUSNA: Nombre etrusco original de la actual Perugia, que los romanos llamaban Perusia. Podemos relacionar su raíz “perus” con el nombre de la isla egea de Paros y quizás con el nombre del mítico príncipe Paris de Troya. La desembocadura oriental del Nilo fue también conocida por los navegantes mediterráneos como Perúsica o Pelúsica.

PLECU: Nombre etrusco masculino que se puede relacionar con la antigua ciudad de Placia (situada al noroeste de Anatolia) que, según Herodoto (I, 57), estuvo habitada por los pelasgos, uno de los pueblos más antiguos del Egeo. Otra ciudad del norte de Italia, llamada Placentia (la actual Piacenza), fue probablemente fundada por los etruscos y su nombre es igualmente parecido al de Placia.

PULENA: Nombre de una familia etrusca que se parece al topónimo Palene, nombre de una ciudad de Arcadia y de una zona de la península Calcídica, situada al nordeste de Grecia.

SEIANTI: Nombre etrusco femenino, semejante al del río Siyanti de Anatolia occidental, un hidrónimo citado en la documentación hitita (la tablilla CTH 147 del archivo de Boghazkoy).

TAGES: Nombre de un mítico adivino etrusco, que se puede relacionar con el de Tegea, ciudad de Arcadia. Al sur de esta misma región helénica encontramos, además, un monte llamado Taigeto.

TARQUINIA, TARQUINO, TARCÓN: Tarquinia (Tarchuna) fue posiblemente la ciudad etrusca más antigua, y su legendario fundador fue Tarcón o Tarconte, hermano de Tirreno. En fuentes hititas se mencionan dos monarcas anatolios del siglo XIII a. C. llamados Tarkasnawa (rey de Mira) y Tarkasnalli (rey de Hapalla), nombres bastante parecidos al etrusco Tarchun. Para el hititólogo O. R. Gurney, el nombre de Tarchun estaría directamente relacionado con un dios venerado por los pueblos costeros de Anatolia, cuyo nombre era Tarhunna o Tarhunt y significaba “conquistador” en las lenguas luvita e hitita. Este término aparece también en los nombres de otros antiguos gobernantes de Anatolia occidental, como Tarhunaradu y Manapa-Tarhunta, reyes del territorio del río Shekha (situado al norte de Lidia), y en el nombre de Tarhuntassa, otra región de Asia Menor mencionada por los hititas.

TÁRTARO (río): El Tártaro es un afluente del río Po, situado en una región del nordeste de Italia donde los etruscos fundaron, en el siglo VI a. C., la colonia de Adria. Como es bien sabido, los griegos llamaban Tártaro a las regiones infernales, pero esta denominación debe de proceder en realidad de otra lengua hablada en el Egeo, diferente al griego. La raíz “tart” parece estar presente en el nombre de los dárdanos de Troya, por la proximidad fonética entre t y d, e igualmente la encontramos en el topónimo Tartessos, aplicado por los griegos a un reino ibérico cuyo mítico rey Gárgoris tiene también un nombre de probable origen egeo-anatolio (ya que es muy similar al del monte Gárgaron, en la Tróade).

TEUCER, THUCER: Dos versiones de un mismo nombre masculino etrusco que sin duda es semejante a Teukros o Teucro, antepasado de los teucros o troyanos. Los teucros aparecen en la documentación egipcia de finales de la Edad de Bronce, como los “tjeker” o los “zeker”, pertenecientes a los Pueblos del Mar. Ahora bien, uno de los héroes griegos de la guerra de Troya, que era hermanastro del famoso Áyax de Salamina, se llamaba también Teucro, por ser hijo de la princesa troyana Hesíone.

THANA, THANUSA: Nombres etruscos femeninos parecidos a los griegos Dánae y Téano. Además de los dánaos de Grecia, llamados por los egipcios danaya o tanaya, hubo un pueblo asiático llamado danuna (establecido en la zona de Adana, en Cilicia). En el caso de Thanusa, la terminación “-usa” es bastante habitual en topónimos hititas y anatolios (como Wilusa y Hattusa, por ejemplo).

THRESU: Nombre etrusco masculino muy similar al de Tros, uno de los legendarios fundadores de Troya.

TÍBER (THEFARIE): Río que constituía una de las fronteras naturales del territorio etrusco. Tiene cierta semejanza con el apelativo “tabarna”, aplicado comúnmente por los hititas a sus reyes, y con el etnónimo de un antiguo pueblo de Anatolia oriental, los tabarenos o tibarenios.

TINIA: Dios etrusco muy similar en sus características al griego Zeus. Encontramos este nombre en las penínsulas de Tinia y Bitinia, que forman el estrecho del Bósforo, donde los griegos fundaron la famosa ciudad de Bizancio.

TROILUM: Ciudad etrusca tomada por los romanos en 293 a. C. Su nombre es prácticamente idéntico al de Troilo, hijo del legendario rey Príamo, y Troilo se relaciona a su vez con el propio nombre de Troya o Troia, la ciudad de Príamo.

TURANA, TARNA: Turana era una diosa etrusca, cuyo nombre está relacionado con el término luvita tarawana (señor o señora), del que procede el griego tyrannos, y Tarna es un nombre etrusco femenino bastante parecido. Aunque los etruscos se llamaban a sí mismos rasna o rasenna, nombre que fue, al parecer, el de uno de sus caudillos (véase Dionisio de Halicarnaso I, 30, 3), el etnónimo tirrenos (tyrrhenoi) por el que los conocieron los griegos debe de ser también de origen anatolio, relacionado con los términos Tarna, Turana y tarawana.

TURSIKINA: Nombre de una familia etrusca que tal vez se puede relacionar con el topónimo Tarso o Tarsis, ciudad muy antigua del sureste de Anatolia mencionada en las fuentes hititas como Tarsa.

VELIA: Nombre etrusco femenino cuya pronunciación sería Welia. Se asemeja un tanto a los topónimos egeos Elea, Elis o incluso Ilios (llamada Wilusa en las tablillas hititas).

VENETE: Nombre etrusco de familia que se relaciona claramente con el Véneto, región situada al nordeste de Italia, pero también con el nombre de los enetes, pueblo del noroeste de Anatolia. Hubo también unos vénetos asentados en la Bretaña francesa, tal vez emparentados con los propios vénetos de Italia y con los ligures. Se trataría por tanto de un etnónimo de origen indoeuropeo, con toda probabilidad.



© C.J.M.A. Diocles, 2007


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Comentarios

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  1. #1 Diocles 18 de mayo de 2007

    Muchas gracias por estas explicaciones tan exhaustivas, amigo Alcargel, y por tu favorable comentario inicial. También podríamos mencionar la colonia ateniense de Turios (en griego Thourion), establecida en la región itálica de Lucania.

    En mi última intervención, olvidé otro dato muy interesante al que se refiere el profesor Lara Peinado en su libro sobre los etruscos (pág. 252). Hubo un juego funerario practicado por los etruscos y los romanos, que se llamaba “truia” o “lusus Troiae”. Virgilio lo describe en el canto V de la Eneida (545 y ss.) explicando que “esta manera de carreras y combates, Ascanio fue el primero en renovarla, cuando hubo cercado de muro a Alba Longa, y él fue quien enseñó a los pueblos del Lacio esos juegos que, en su infancia, celebrara con la troyana juventud (...) Aún hoy lleva el nombre de Troya este ejercicio”. Ahora bien, existe una referencia a este juego en una oinochoe etrusca datada a finales del siglo VII a. C., según explica Lara Peinado: “Aunque este origen fue discutido por K. W. Weeber, quien basándose en la inscripción Truia lo conectaba con la Troya asiática, la mayoría de los especialistas lo aceptan como totalmente etrusco. Por su parte, A. Alfoldi lo conecta con la creación de la caballería romana por los dinastas etruscos establecidos en Roma. Tal autor ve en la precitada oinochoe el documento más antiguo que testimonia la creencia de los etruscos en su origen troyano.”

    En mi oPinión, los etruscos no descenderían propiamente de los troyanos, puesto que si fuera así, su lengua tendría que ser indoeuropea. Pienso más bien que sus antepasados (hablantes de la lengua pelasga) habían poblado otras zonas e islas situadas al nordeste del Egeo, no lejos de Troya, y tal vez emigraron a Italia porque sus antiguos territorios fueron ocupados y colonizados por los griegos (en los siglos XI y X a. C.) No debemos tomar entonces la leyenda de Eneas al pie de la letra ya que, en su versión original, este mítico héroe debió de ser un superviviente de la destrucción de Troya (ca. 1200 a. C.) que, o bien reinó posteriormente sobre el resto de los troyanos (como indica Homero en el canto XX de la Ilíada), o bien se refugió en Tracia y fundó allí la ciudad de Aineia (tal como afirmaba el historiador griego Conon). Así y todo, este personaje habría sido retomado por los poetas para insertar en el mítico ciclo de la Guerra de Troya un verdadero hecho histórico: el asentamiento de emigrantes egeo-anatolios en diversas zonas de Italia (Etruria, Campania, Sicilia) y fue aprovechado posteriormente por los romanos para engrandecer el origen de su propio pueblo, convirtiéndolo así en una mezcla de latinos y troyanos.

  2. #2 Diocles 31 de mayo de 2007

    Realmente es un testimonio sobrecogedor, amigo Alcargel. Gracias por la información.

    En mi oPinión, la raíz aram- o arim- puede haber sido originalmente hurrita e indoeuropea, pero quizás acabó siendo aplicada a un pueblo semítico, como los arameos, y también a otros pueblos diferentes, como son los armenios (considerados normalmente unos descendientes de los antiguos hurritas) y los arimos de Cilicia. También habría sido llevada a Italia (Arimna o Ariminum) por los antecesores anatólicos de los etruscos; e incluso encontramos en un lugar tan alejado como Irlanda el antiguo antropónimo Eremon, que tiene un cierto parecido con arimo y arameo.

  3. #3 Diocles 13 de mar. 2008

    Vuelvo a este foro para incluir algunas consideraciones adicionales sobre los etruscos. Una de las tradiciones griegas relativas a Tirreno, el epónimo de los tirrenos o etruscos, lo considera hermano de Lido (el epónimo de los lidios), hijo de Atis y nieto de Manes. Este último podría ser, a su vez, un epónimo de los maiones o meiones, nombre que daba Homero a los propios lidios.
    Ahora bien, existe una segunda tradición que considera a Tirreno hermano de Tarcón (el legendario fundador de Tarquinia y otras ciudades etruscas) e hijo de Télefo, rey de Misia. De acuerdo con estas leyendas, Télefo procedía de la región griega de Arcadia (poblada originariamente por los pelasgos) pero fue llevado a Misia por su madre Auge y fue adoptado como hijo y sucesor por el rey Teutrante de Misia (epónimo de la región de Teutrania, situada entre el río Caicos y el golfo troyano de Adramition). Esta versión apuntaría a un origen misio de los etruscos, y no lidio, y los emparentaría también con los pelasgos de Arcadia. Por otra parte, el nombre de Télefo (Telephos) se asemeja bastante al hitita TelePinu. Y respecto a Tarcón (Tarkhon) o Tarconte, este personaje es sin duda un trasunto del dios anatólico Tarkhuna o Tarkhunta, documentado en las fuentes hititas. Como ya indiqué en mi artículo, dos antiguos reyes de la zona situada entre Lidia y Misia se llamaban respectivamente Tarkhuna-Radu y Manapa-Tarkhunta, y los hititas llamaban Tarkhuntassa a una región del sur de Anatolia que se corresponde con Panfilia.

    En mi recopilación de onomástica etrusca olvidé citar las ciudades itálicas de Pisa (situada junto a la desembocadura del río Arno) y Parma (próxima al valle del río Po).
    El nombre de Pisa es idéntico al de una ciudad griega de la Élide, donde se asentó el legendario Pélope, un héroe de origen lidio. Las tablillas hititas también mencionan un lugar de Anatolia llamado uru-Pisa. Estos topónimos proceden de una raíz hidronímica pis- de origen oriental, que fue seguramente incorporada al vocabulario latino. De este modo, el término piscis (pez o pescado) se refiere generalmente a los animales que viven en el agua. También hay que señalar que en la Biblia se denomina Pisón a uno de los cuatro ríos del Edén (véase Génesis 2, 11). La raíz hidronímica pis- fue seguramente llevada a la Península Ibérica por los romanos y sus acompañantes itálicos y la encontramos, por ejemplo, en el nombre del río Pisoraca o Pisuerga.
    Respecto a Parma, este nombre se aplicaba también a un pequeño escudo redondo que usaban los etruscos. El término está claramente relacionado con los antropónimos griegos Parmenio (muy citado en otros foros de Celtiberia) y Parménides. Por otra parte, Herodoto menciona (en VII, 78) a una princesa persa que se llamaba Parmis.

    Un cordial saludo.

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