Autor: Haxtur
jueves, 30 de noviembre de 2006
Sección: Opinión
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Un estudio duda de la Reconquista asturiana

Un informe académico sostiene que la 'resistencia' no surgió en Covadonga. Las investigaciones de la Universidad rebaten las tesis de Sánchez Albornoz

Artículo de prensa aparecido en el diario "La voz de asturias" el 22/11/06.

UNA IMPORTANTE Y NOVEDOSA TEORÍA SOBRE EL ORIGEN DEL PRINCIPADO

El artículo está firmado por GEORGINA FERNÁNDEZ. Lo transcribo literalmente.

"Nuevas tesis surgidas a raíz de investigaciones realizadas en la Universidad de Oviedo cuestionan una de las teorías más importantes de nuestra historia: la de que Covadonga es la cuna de la Reconquista. A la luz de estos estudios, la batalla de Pelayo en el solar de la Santina fue solo una rebelión local y lo que consideramos como recuperación de territorios para el reino cristiano no comenzó hasta la época de Alfonso III, casi en el siglo X.

Esa es una de las tesis más novedosas del estudio que publicará en breve el catedrático de Arqueología de la Universidad de Oviedo Avelino Gutiérrez en la Enciclopedia del Románico, editada por la Fundación Aguilar de Campoó. Son aportaciones que podrían hacer temblar lo que consideramos los cimientos de la historia de asturias y que, desde luego, rebaten las tesis del historiador Claudio Sánchez Albornoz, que hoy son comúnmente aceptadas.

Los mapas del reino de asturias que se estudian actualmente en los centros educativos y también en la Universidad, son los aportados por Sánchez Albornoz. Ahora, la Enciclopedia del Románico, en su tomo dedicado al prerrománico asturiano, publicará mapas inéditos, elaborados por Avelino Gutiérrez, que reflejan, a la luz de los nuevos estudios, cómo era realmente la ordenación territorial de asturias entre los siglos VIII y X. Estos mapas se incluyen en un texto dedicado a la primera formación del reino de asturias.

Antes de la llegada de los romanos no se sabe si, en lo que hoy llamamos asturias, había una organización territorial; quizás hubo una en cada comunidad castreña, posiblemente consciente de su territorio y del más inmediato, pero la primera que conocemos data de la dominación romana; es el conventus asturum, distrito de los astures, con la capital en Astorga (Astúrica Augusta), y sus límites entre el Sella, el Esla y el Duero. Se extiende por la meseta y El Bierzo y hasta el río Navia.

Ésa es una aportación de Sánchez Albornoz, pero ahora se discute si, tras la disolución del imperio romano, y hasta la Edad Media, el reino visigodo llegó a dominar los territorios del norte. Estudiamos que en el siglo VII existía un distrito o provincia llamado Asturia y otro, que sería Cantabria y estaría en La Rioja actual, pero de esa Asturia no se conocen, ni los límites, ni si realmente llegó a existir. «Es un periodo muy oscuro», indica Avelino Gutiérrez. Algunas tesis sostienen que hubo una independencia territorial de la fachada cantábrica.

PRIMERA DENOMINACIÓN DE asturias // La rebelión de Covadonga contra los árabes se produce en el 722 y, expulsados los musulmanes, Pelayo, que entronca con el duque de Cantabria (casa a su hija con uno de los hijos del duque, el futuro Alfonso I), y que ya era un poderoso de la zona de Cangas de Onís, por alianza política y familiar consigue otro espacio de poder en la zona de La Liébana y eso le permite, tras la batalla de Covadonga, ser el señor de un pequeño espacio que se llama Primorias; ésa es la primera denominación de asturias, antes de que se pueda hablar de reino. El nombre alude a los orígenes del actual territorio asturiano; es el embrión de lo que hoy conocemos y se sitúa en lo que ahora es el oriente asturiano, de Ribadesella al río Deva. Primorias es un término acuñado con posterioridad, al tener conciencia de que ese territorio fue origen de otro mayor.

La clave, explica este experto, sería saber si, lo que hoy es la cornisa cantábrica estuvo sometida al reino visigodo de Toledo, o no, ya que las fuentes históricas no arrojan luz sobre ello. Sánchez Albornoz cree que sí. Que el reino de asturias estuvo estructurado desde sus comienzos en un aparato monárquico que, en realidad fue mucho más tardío. Avelino Gutiérrez no participa de esa idea; afirma que la presencia del dominio visigodo en asturias no está clara y que «aquí no hay ni una sola iglesia o construcción que nos lleve a pensar en ese dominio, mientras que en otras zonas si queda constancia de ello. Hay fundaciones del rey Wamba en Valladolid, Burgos, Zamora, Segovia... Aquí no dejaron huella y es un síntoma de que no hubo dominio efectivo». Otra prueba es que, cuando se produjo la invasión musulmana en el territorio de la actual asturias, aquí había ejércitos visigodos, lo que avala la tesis de que el territorio aún no había sido dominado.

Por tanto, no se puede hablar de reconquistar tierras que no habían sido conquistadas, y los señores que hoy llamamos primeros reyes asturianos no pretenden la restauración del reino visigodo, sino evitar la dominación musulmana. Sólo con Ordoño I se da el paso al sur de la cordillera y con Alfonso III nace la idea de la Reconquista que, según esta tesis, hasta entonces no existía. Por otro lado, en la actual asturias había señores protofeudales que son los protagonistas de la nueva concepción territorial. Para el profesor Gutiérrez «la del rey de asturias en el siglo VIII, en Cangas, con corona y cetro sentado en su trono es una imagen romántica». Él sostiene que, ni Pelayo, ni Fruela, ni Alfonso I, tuvieron poder fuera de Primorias, por lo que el mapa que propone es mucho más restringido en lo político y territorial, que lo que tradicionalmente se ha expresado."

Más informacióen en: http://www.lavozdeasturias.com/noticias/noticia.asp?pkid=309025


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Comentarios

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  1. #1 PG-DF 01 de dic. 2006

    Hola Haxtur.

    ¿Tienes idea de qué se supone que pasó con la creación de Oviedo según esa teoría?

    Sólo se me ocurren tres posibilidades:

    1- Que fuera realmente construida por Alfonso I y "Promorias" se hubiera extendido ya a parte del occidente de asturias
    2- Que la construyera en esa época, o en época anterior, el señor protofeudal que dominara esa zona.
    3- Que Oviedo se hubiera construido en época posterior.

    Un cordial saludo

  2. #2 candalin 01 de dic. 2006

    Algunas objecciones

    1ª- Como se explica, si no existió una invasión germana, los topónimos germánicos existentes hoy en toda asturias; te pongo algunos ejemplos: Cartavio, El Franco, Francos, Frexulfe, Godella, Godan, Godina, Godón, Godos, Gudín...

    2º Como se explica la rápida reinstauración del liber iudiciorum, y sobre todo el hecho de que el Reino de asturias no llegase nunca tener un derecho autóctono. El liber iudiciorum legislación del pueblo visigodo al tiempo de la conquista musulmana, tiene ya plena vigencia en tiempos de Alfonso II, aunque existen referencias anteriores. Pero lo más curioso es que a diferencia del resto de los reinos peninsulares que tuvieron desde una época muy temprana una legislación propia, asturias no llegó a tener un derecho foral propio. En asturias no se presenta esa reaparición de lo prerrománico característica del derecho foral y que se aprecia en los foros y las cartas pueblas que a medida que avanza el proceso de reconquista hacía el sur empiezan a aparecer como hongos en los territorios reconquistados. Tampoco se aprecia una reinstauración del derecho romano como en Cataluña y en menor medida y de forma más tardía en Navarra.

    3º Como se explica la orfebrería de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, y sus claras reminiscencias con los tesorillos godos y particularmente del tesoro de Guarrazar

    4º Como se explica la parquedad de las noticias, el silencio de las fuentes, y la ausencia de restos importantes anteriores a la invasión islámica, frente a la profusión artística, cultural e histórica luego de la invasión sino es como consecuencia del repliegue de gentes del Sur.

    5º Por lo demás existe una abundante documentación que constatan el repliegue de gentes de otros territorios que vienen a instalarse en el reino rebelde, tal es el caso de la repoblación de Oviedo, fundada en el 761 por monjes benedictinos venidos del territorio invadido.

    Tales desarrollos sólo se explican desde el punto de vista de un repliegue de lo hispánico. El argumento de acudir al silencio de las fuentes, por sí sólo es insuficiente, y del que se abusa demasiado frecuentemente para justificar las teorías más peregrinas. Parte de una interpretación a sensu contrario, que puede resultar adecuada para la crítica, para poner de relieve la debilidad de una teoría, pero es inadecuada para la exégesis histórica y para la construcción de teorías sólidas desde un punto de vista científico

  3. #3 Cossue 01 de dic. 2006

    Candalín, alguna respuesta a tus objecciones que no pretendo que sean ninguna verdad revelada, pero muestran otro punto de vista (a ver si no me llevo ninguna colleja, que ya llevo el cuello caliente):

    1º Los topónimos Godella, Godan, Godina, Godó, Gudín... no están directamente relacionados con los godos, sino con los nombres germánicos Gotila, Goto, Gota, Gutinus. El hecho de que sean mucho más numerosos al occidente de asturias que en el oriente tal vez deba ponerse en realión con suevos más que con godos. Otra cosa sí lo es el topónimo Godos, equiparable a otros tres topónimos gallegos similares, o a los 6 suevos/suegos, los 9 Toldaos, los 6 Cumbraos, los 3 Esturaos... que yo si atribuiría a movimientos poblacionales del siglo VIII y/o IX. Algunos miles de godos llegarían a asturias y Galicia desde el sur... pero no decenas de miles.

    2º El arte visigodo no es un arte germánico, sino un arte tardo-antigüo e hispano, más influido por Bizancio que por el Elba. Como la arquitectura visigoda, o la letra visigoda, o los cementerios visigodos, son sólo creaciones humanas del periodo visigodo. No se si logro expresar la diferencia. La iglesia de San Pedro de Rocas, dotada en 572, en Ourense, no es arquitectura sueva, sino arquitectura del periodo suevo. Los collares de ambar encontrados en Vigo o en Ponte de Lima y probablemente elaborados en centroeuropa, sí son arte germano.

  4. #4 diviciaco 01 de dic. 2006

    es que la respuesta a esto no está ni el repliegue de lo Hispánico y la restauración de la monarquía goda que dice candalín, ni en el neo-indigenismo que parece sugerir esta nueva teoría.

    En realidad la respuesta está en el análisis de la Monarquía Toledana que hace G. Moreno, atribyendole unas características feudales (o protofeudales) que hacen de sus provincias dominios personales de los duques, cuyo contra-poder mina seriamente el del rey.

    Así asturias, como otras provincias, sí que podría tener señores con tendencias centrífugas aunque en una sociedad inserta en el mundo visigodo, lo que explicaría los topónimos y la onomástica germánica de asturias, que menciona candalín.

    Esto también da una explicaión satisfactoria a la personalidad del Arte Asturiano, con influencias visigodas, pero también rabiosamente autóctono, con raices muy antiguas.

    Coherentemente, y al contrario de lo que afirma candalín, no existe constancia documental de la existencia de grandes contingentes hispánicos confluyendo en el reino.

    Esta lectura, coherente con el conocimiento de las últimas etapas del reino visigodo, ha sido objeto de una reciente tesis del CSIC, que tuvo reflejo en estas páginas.

  5. #5 konisberg 01 de dic. 2006

    Queria transcribir un estudio que he encontrado y que me ha resultado interesante con respecto a este tema además de tocar otros, literalmente señala:

    -- Es asturias el primer reino cristiano del norte y Pelayo su primer rey-caudillo. Pues bien, el propio origen de Pelayo no está nada claro. Las crónicas que hablan de la creación del reino de asturias tienden a presentarlo como un cristiano huido de los musulmanes que se refugia en las montañas y que desde allí los combate. Y hemos hecho referencia antes al caracter manipulador de las crónicas que intentan entroncar a Pelayo con la monarquía visigoda de Toledo. Lo que no se deduce de las crónicas es que Pelayo sea un astur, como quieren hacernos ver Barbero y Vigil, sino que, al contrario, lo que queda claro en la crónica Albeldense , la más fiable y la primera en el tiempo, es que Pelayo vino a asturias desde fuera y que llegó antes de la invasión musulmana, pues fue expulsado de Toledo por Vitiza. Deducimos que Pelayo es uno de los contrarios al bando de Vitiza y que se refugiaría en asturias antes de que gobernara Rodrigo y causara la alianza de los partidarios de Vitiza con el incipiente bando musulmán. En el caso de Alfonso I, las crónicas coinciden en que llega a asturias desde fuera.


  6. #6 konisberg 01 de dic. 2006

    Queria transcribir un estudio que he encontrado y que me ha resultado interesante con respecto a este tema además de tocar otros, literalmente señala:

    -- Es asturias el primer reino cristiano del norte y Pelayo su primer rey-caudillo. Pues bien, el propio origen de Pelayo no está nada claro. Las crónicas que hablan de la creación del reino de asturias tienden a presentarlo como un cristiano huido de los musulmanes que se refugia en las montañas y que desde allí los combate. Y hemos hecho referencia antes al caracter manipulador de las crónicas que intentan entroncar a Pelayo con la monarquía visigoda de Toledo. Lo que no se deduce de las crónicas es que Pelayo sea un astur, como quieren hacernos ver Barbero y Vigil, sino que, al contrario, lo que queda claro en la crónica Albeldense , la más fiable y la primera en el tiempo, es que Pelayo vino a asturias desde fuera y que llegó antes de la invasión musulmana, pues fue expulsado de Toledo por Vitiza. Deducimos que Pelayo es uno de los contrarios al bando de Vitiza y que se refugiaría en asturias antes de que gobernara Rodrigo y causara la alianza de los partidarios de Vitiza con el incipiente bando musulmán. En el caso de Alfonso I, las crónicas coinciden en que llega a asturias desde fuera.


  7. #7 konisberg 01 de dic. 2006

    -- De las primeras crónicas también podemos deducir el carácter foráneo de los primeros reyes de asturias, pues son varias crónicas cristianas, entre ellas las propias crónicas asturianas de Alfonso III, las que identifican a Hispania con Al-Andalus y descartan que para ellos el norte fuera Hispania. Sin embargo las mismas crónicas asturianas hablan del lamento por la pérdida de Hispania y la idea de volver a gobernar sobre toda Hispania. Esta contradicción sólo se puede entender por la condición de Hispanos de estos reyes, ajenos a una tierra que ellos mismos no consideran Hispania.

    En esta misma linea tenemos que comentar la crónica de Alfonso III que después de decir que en la época de Alfonso I se puebla asturias, Primorías, Liébana... Vardulía..., añade que Alava, Vizcaya y Orduña "fueron siempre poseídas por sus gentes". Solamente podemos interpretar este pasaje de la crónica de Alfonso III como que "el poblamiento" de asturias y demás regiones señaladas se hace con gente foranea, a diferencia de las provincias vascas que siguen siendo "poseidas" por sus gentes al igual que siempre. Difícil es determinar si todas estas regiones "pobladas" en tiempos de Alfonso I estaban despobladas o mantenían una población dispersa y no organizada, como sostiene Menendez Pidal en " Repoblación y Tradición en la cuenca del Duero"; seguramente habría alguna población pero no debería ser muy numerosa si un número no muy elevado de pobladores foráneos pudieron llegar a constituirse en reino en una tierra ajena, no sin dificultades, como se ve en las crónicas.

    Sanchez Albornoz reconoce esta escasa población :"Era asturias, país áspero y pobre...zona hoy rica por sus minas y sus fábricas, no podía mantener en los comienzos del siglo VIII sino una población escasa" (44)

    Es curioso resaltar, como señala Gómez Moreno en "Iglesias Mozárabes" pag 71, la ficción de la soberanía nacional asturiana "abandonada por el mero hecho de no acuñar moneda y de contentarse con el título de principes sus caudillos" (45). Otra pista del carácter foráneo de los monarcas de asturias es la insistencia en llamarse "reyes de los cristianos" o "de extender el reino de los cristianos" o calificarse de "pueblo cristiano", a veces junto a la expresión de "reino de los astures" o contraponiendo los cristianos con los astures, de lo cual podemos deducir que para estos primeros reyes de asturias, los cristianos y los astures no son las mismas personas. Según Barbero y Vigil ("La formación del feudalismo...." pag 301) una crónica de Alfonso II del año 812 señala que "Pelayo... con sus victorias defendió a los cristianos y a los astures"(46). Estos astures son los súbditos paganos que luchan junto a Alfonso II (791-842), que son los oriundos de la tierra a los que se les van incorporando los descendientes de los llegados de fuera como el propio Alfonso II, el primero de los principes asturianos que organizó corte, que era ya asturiano de varias generaciones. A su vez , estos primeros pobladores foráneos de la cornisa cantábrica facilitan la venida dede nuevos pobladores del sur que, a medida que avanza el tiempo, vienen impregnados del barniz islámico que adquieren en el cada vez más islamizado Al-Andalus. Es precisamente el carácter foráneo del origen de la monarquía asturiana el que hace cambiar la tradicional política de confrontaicon de los pueblos del norte con las potencias del sur por otra política de entendimiento con el nuevo poder cordobés, e incluso filo-andaluza de algunos de los primeros caudillos asturianos como Aurelio, que pactó la paz con Córdoba; Silo, que según la crónica Albeldense, " a causa de su madre tuvo paz con España" (su madre era musulmana) o Mauregato, que era hijo de una sierva, posiblemente musulmana - pues su propio nombre, único en la onomástica de aquel tiempo, puede venir de "maurae captae". 47

    OTRO DIA SIGO. ME TENGO QUE IR.

  8. #8 diviciaco 02 de dic. 2006

    El texto de konisberg contiene numerosas inexactudes y confusiones, al estar basado exclusivamente en historiografía caduca y en cierto caso, horrible por su mediocridad.

    Vamos a verlas:

    1 De las primeras crónicas también podemos deducir el carácter foráneo de los primeros reyes de asturias

    De las primeras crónicas podemos deducir que Pelayo, primer rey de asturias, era visigodo con casi total seguridad.

    De ello no se sigue que fuese necesariamente foráneo pues la donación de Alfonso III de la iglesia y tierras de Tiñana al obispo Sisnando nos aclara que fueron tierras pertenecientes a Pelayo, lo que implica una vinculación territorial; vinculación que vemos también en la mención de la C. Rotense al vicus de Brece, en Piloña donde se encuentra Pelayo antes de la rebelión.

    Item más. La más moderna y reciente historiografía (1) hace a Pelayo hijo del duque Faffila, como ya dice la C. Albeldense, pero estos investigadores nos aclaran que ese Faffila era Dux Asturiae, lo que da cumplida cuenta de todas las vinculaciones personales y territoriales de Pelayo, explicándose además de un modo plenamente satisfactorio tanto la la su huida hacia un territorio donde le protegerían redes protofeudales de dependencia, como el ascendiente sobre los ástures y lo natural de su desiganción por ellos como rey.

    De Alfonso el Católico, hijo del duque de Cantabria, podríamos decir tanto de lo mismo: ninguno de los dos era un extraño en sus territorios, y la venturosa unión de ambos linajes permitió la expansión del reino.

    2 la ficción de la soberanía nacional asturiana "abandonada por el mero hecho de no acuñar moneda y de contentarse con el título de principes sus caudillos

    Es cierto que el Reino de asturias no acuñó moneda de lo que, por cierto, no se sigue ningún "abandono de soberanía", pero es que no existía diferencia en la Monarquía Toledana entre Princeps y Rex, y la Monarquía Asturiana no vino a establecerla. Los monarcas astures, como los visigodos, alternaron el uso del título de Princeps o Rex (como precisamente en el acta fundacional que nos aporta Cogorzota).

    3 Otra pista del carácter foráneo de los monarcas de asturias es la insistencia en llamarse "reyes de los cristianos" [..]a veces junto a la expresión de "reino de los astures" o contraponiendo los cristianos con los astures

    La primera parte de la afirmación es extraña y no se entiende, toda vez que estos reyen reinaban sobre un pueblo, en efecto, cristiano, que se contraponía a la Hispania musulmana.
    La segunda parte es totalmente falsa: jamás se contraponen los cristianos y los ástures.

    4 Pelayo... con sus victorias defendió a los cristianos y a los astures"(46). Estos astures son los súbditos paganos que luchan junto a Alfonso II (791-842),

    La cita es inexacta y la deducción falsa:
    (Del Testamentum Regis Adefonsi )

    De esta peste libraste con tu diestra, Cristo, a tu siervo Pelayo, el cual fué elevado al rango de príncipe y luchando victoriosamente abatió a los enemigos y defendió, vencedor, al pueblo cristiano y ástur dándoles gloria


    Cristiano y ástur son lo mismo: es una redundancia, hoy no se acepta la ya caduca lectura de Barbero-Vigil.

    5 Silo, que según la crónica Albeldense, " a causa de su madre tuvo paz con España" (su madre era musulmana)

    Nada garantiza que la madre de Silo fuese árabe, como escribe Konisberg como disipando las nieblas del Epítome Ovetense.

    He aquí lo que dice Sánchez-Albornoz sobre el tema:

    ¿es verosímil que el padre de Silo, un hombre de la primera mitad del siglo VIII, se hubiera casado con una dama islamita de tan noble estirpe como para pesar en las decisiones de Abd al-Rahman y haberle apartado de atacar a Silo? Menos lo es aún que una cautiva musulmana elevada a su tálamo por el padre del marido de Adosinda hubiese logrado detener la espada del poderoso emir.
    (Estudios críticos sobre la historia del Reino de asturias.)




    (1)
    MONTENEGRO, Julia y DEL CASTILLO, Arcadio; Don Pelayo y los orígenes de la Reconquista: un nuevo punto de vista en Hispania, Revista Española de Historia, CSIC, nº 180.

  9. #9 candalin 02 de dic. 2006

    Tomo de intenet el siguiente artículo que puede ser de interés para entender la cuestión suscitada. En este artículo se habla como desde sus origenes asturias ha sido entendida desde dos perspectivas una aperturista, generosa y abierta al mundo y otra circunspecta, celosa de los suyo y orgullosa de sus origenes. He de señalar que ni estoy de acuerdo ni con la una, ni con la otra sino que lo realmente grande del asturiano de toda la vida es la amalgama de ambas.

    Gustavo Bueno

    "Sobre el significado de la fundación de Oviedo

    Palabras pronunciadas con ocasión del Día de Oviedo
    en la 35 Feria de Muestras de asturias.
    Gijón, 17 de agosto de 1991

    I

    Oviedo es una ciudad que, como todas las ciudades, tiene un origen, una génesis: no ha salido de la nada, ni tampoco del cielo (como Jerusalén), sino de la tierra. Pero las ciudades son de muchos tipos, tienen muy diversas estructuras –y cada tipo de estructura tiene su tipo de génesis: la Historia, cuando se ocupa de la génesis, tiene que saber que poco puede decir al margen de una teoría sobre la estructura de la ciudad–. Pues no tiene sentido hablar de la «ciudad» en general. Lo que tenemos que saber es que las hipótesis históricas sobre la génesis de una ciudad no son independientes del «diagnóstico» que hagamos de su estructura, cuya definición, a su vez, depende de una ideología de referencia. Es evidente que considerar a una concentración humana como una aldea (vicus) o como una gran ciudad (megalópolis) puede ser, según ciertos criterios, algo objetivo; pero siempre es abstracto, sin contar que hay situaciones intermedias. En todo caso sería ridículo pensar que [4] se es más crítico, es decir, que se está liberado de toda ideología rebajando, más que exaltando, la gradación en la clasificación. Hay muchos criterios para clasificar a las ciudades; hay criterios emic propios de cada cultura (lo que los griegos del siglo V llamaban polis, es distinto de lo que los latinos entendían por civitas en tiempos de Caracalla). Lo que no se puede hacer es ir tomando de aquí y allá, sin ton ni son, acepciones de ciudad utilizadas una vez por un escritor latino, otra vez por un antropólogo, o por un sociólogo. Hace falta un criterio sistemático. Nosotros vamos a utilizar un criterio tomado de una teoría general de la ciudad, que hemos expuesto en otras ocasiones, y según la cual la idea de ciudad está entretejida de tal modo con la idea del Estado, que es imposible formarse un criterio objetivo sobre la primera al margen de la segunda. La Teoría de la Ciudad, en este sentido, que presupongo, y que aquí es imposible reexponer, se resuelve en una tipología de seis clases de ciudades (que no tienen una coordinación unívoca con sus tamaños):

    (1) La ciudad absoluta, o ciudad isla: procede de la confluencia, en torno a un centro de mercado, o político, &c. de diversas sociedades organizadas sobre el parentesco (por ejemplo, clanes cónicos), asentadas sobre aldeas o alquerías que confluyen en un recinto tal en el que se establezcan relaciones distintas de las del parentesco (la historia de Rómulo y Remo puede servir de símbolo). [5] La Ciudad del Sol de Campanella podría considerarse como una idealización de este primer tipo de ciudades.

    (2) La ciudad enclasada, constituida por un archipiélago de ciudades. Aquí es donde la ciudad comienza a tomar la forma de un Estado. La ciudad enclasada evoluciona de muy distintas maneras, y una de ellas es la que tiene lugar cuando una ciudad logra la hegemonía y se constituye en un Imperio.

    (3) La ciudad imperial (imperialista). En un momento dado de su evolución, la sociedad política, que desborda ampliamente las ciudades en las que se ha apoyado para organizarse, requiere escoger un nuevo centro o refundarlo, precisamente en la medida en que está rodeada d e un entorno de bárbaros. Así aparece la ciudad imperial, que está dada en función de un Imperio político, de algún modo preexistente, o en todo caso que está desarrollándose a partir de esa ciudad. Alejandría, o Roma son los ejemplos paradigmáticos. El Madrid de los Austrias es una ciudad imperial fundada como centro del imperio colonial (entre Sevilla y Santander).

    (4) La ciudad nacional es el tipo de evolución de la ciudad consecutivo a la descomposición del Imperio y su ulterior reestructuración; la característica de la ciudad nacional es estar incluida dentro de una estructura política más amplia, de un Estado más amplio, que a veces es itinerante, aun cuando suele escoger, particularmente cuando se erige un nuevo imperio, una ciudad como capital. [6]

    (5) La ciudad universal o megalópolis es la ciudad resultante de la confluencia de las diferentes sociedades de tipo imperial (que se producen precisamente a consecuencia del Descubrimiento de América: el Imperio español, el portugués, el inglés, &c.). Las megalópolis son nudos de una red planetaria que, sin perjuicio de estar incluidas en proyectos políticos de tipo estatal, comienzan a funcionar como estructuras internacionales y cosmopolitas. Los paradigmas son Londres en el siglo pasado, y Nueva York en el nuestro.

    (6) La fase ultima de la ciudad, en la que caben muchas direcciones posibles, entre ellas la disolución de la ciudad como clase, y la aparición de una ciudad continua.

    II

    Se comprende, por tanto, que la cuestión sobre el origen de Oviedo esté en función del diagnóstico de su estructura, dentro del sistema de referencia; y la estructura, como hemos dicho, depende de la naturaleza de la sociedad política en la que Oviedo se constituyó. Para abreviar, disponemos de dos perspectivas extremas, de dos modi res considerandi que podemos aún constatar hoy, acaso, con las diferencias semánticas asociadas a los términos «Uvieu» y «Oviedo»: una perspectiva sedicente «antropológica» y aún histórica, que pretende ver a Oviedo desde la sociedad tribal, en el sentido antropológico (pero en todo caso, una antropología deficiente, puesto [7] que ni siquiera se tienen en cuenta los problemas que a este respecto plantea la llamada antropología política); y una perspectiva que quiere ser histórico política (y por tanto, también, antropológica, aunque en un sentido diferente).

    Uvieu, ¿apareció como una ciudad absoluta, como una ciudad isla, a partir de una sociedad de clanes cónicos, muy poco romanizada y gotizada, pero que se había reorganizado como una jefatura resultado de la resistencia ante la presión árabe, sobre todo de su presión tributaria? En esta hipótesis la participación de la Iglesia habría sido decisiva: la sociedad política que se constituyó en torno a Pelayo habría sido a lo sumo un «Estado prístino», en proyecto, en modo alguno la continuación del reino de Toledo; Uvieu sería fundamentalmente una ciudad eclesiástica, de los clérigos que pululaban en torno a San Vicente. En el fondo Uvieu sería una aldea, o el centro urbano de una sociedad preurbana. Esta teoría de Oviedo como Uvieu debe sin duda ser ensayada; los que se aproximan a ella creen, además, que es la teoría más crítica; son los que consideran que es más crítica la «clasificación a la baja» (Pelayo no fue un rey, sino un caudillo o jefe; Oviedo es un modesto y humilde establecimiento protourbano), ignorando que criticar es simplemente clasificar, sea a la baja, sea al alza, según las exigencias objetivas lo determinen. Muy cerca de la teoría de Oviedo como Uvieu están quienes sencillamente clasifiquen a Oviedo –siguiendo la ordenación del [8] territorio de Javier de Burgos– como una ciudad capital de una provincia, como una ciudad nacional, en la tipología de referencia. Pero esta clasificación, administrativamente correcta en el marco de las constituciones de los siglos XIX y XX no solo es abstracta, sino que ha perdido hoy día su valor, incluso jurídico. Uvieu es el nombre que da el paisano, Mateín, a la ciudad que tiene ante sus ojos, una vez constituida, cuando la ve desde la perspectiva de la aldea, desde dentro del bosque; es la visión del ayuda de cámara que llega a tener afecto a su señor y, aunque lo quiera mucho, no puede llegar a entender el significado de lo que tiene delante de sus ojos, en este caso, el significado histórico de Oviedo. En cualquier caso sería totalmente gratuito pensar que es más realista decir que Uvieu responde a la perspectiva originaria, prístina, pues esto sería tanto como suponer que Oviedo comenzó como aldea, y esto es precisamente lo que se discute (desde nuestra perspectiva, Uvieu es una construcción posterior, reductora de Oviedo, justamente cuando la ciudad está peligrando perder la conciencia de su situación objetiva, cuando se la está desconectando de su contexto histórico y cuando se la está viendo «entrañablemente» desde dentro: hay amores que matan).

    III

    Si Oviedo no se constituyó como proto-ciudad isla, salvo que se sostenga a ultranza el carácter de mera jefatura de la sociedad política organizada en [9] torno a Pelayo (¿no es absurdo comparar la situación de los astures vadinienses, orgenomescos, &c., con la situación tribal cherokee o celta, por ejemplo, olvidando que el molde romano y gótico estaba planeando, si no deliberadamente a través de Pelayo y de sus acompañantes godos, sí a través del duque Pedro de Cantabria, de su hijo Alfonso I, casado, sea por vía matriarcal sea por cualquier otra vía, con Ermisenda, la hija de Pelayo?), ha de ser clasificada en alguno de los otros tipos de ciudad. Sin necesidad de aceptar un goticismo deliberado en Pelayo-Favila, habría que reconocer la constitución de un Estado muy temprano que en la época de Alfonso I está ya consolidado como tal. Este Estado no puede ser entendida como una confederación de aldeas o de pequeñas ciudades; la única forma de explicarlo es que en él tuviese una importante representación (supuesta desde luego la presencia de las sociedades tribales astures, cántabras, &c.) la estructura política de los hispano godos actuantes en asturias. Aunque desconozcamos prácticamente testimonios directos desde el 718 hasta 783 (muerte de Silo), los documentos hablan a favor de una neogotización, que fue desde luego efectiva, pero que a su vez habría que ver dentro de un proceso político más amplio, a saber, la constitución de hecho de un Estado imperialista (es decir, expansionista y de límites indefinidos), que obviamente, tendrá grandes probabilidades de acogerse a los modelos ideológicos mas cercanos, como lo era el Estado visigodo, y sin [10] que por ello pueda decirse que se tratase de una restauración, ni de que su expansión significase una «reconquista»: bastaría que fuera, simplemente, un programa de conquista –la dilatatio regni– inscrito ortogenéticamente en el plan originario. Pues por desconocidas que sean las fuentes relativas a la primera época pelagiana, lo que es evidente es que los acontecimientos ulteriores no han podido salir de la nada: debían estar ya preparados en su principio. Lo importante, en consecuencia, no es que el Estado constituido ya en la época de Alfonso I fuera o no «neogótico»; lo importante es que se trata de un Estado imperialista, es decir, de un Estado que va a necesitar una ciudad imperial, que va a necesitar salir de Cangas de Onís y de Pravia, y fundar (o refundar) una ciudad como Oviedo, como ciudad imperial, cabeza y centro no ya de un Estado prístino, sino de un Estado imperialista, sea grande o pequeño en su momento (no deja de ser interesante advertir cómo muchos historiadores sociólogos manifiestan una especie de terror cuando se trata de reconocer los orígenes imperialistas de nuestra cultura, terror que podríamos comparar al que experimentaban muchos teólogos en el momento de tener que reconocer la procedencia de nuestra especie de los monos: «si realmente hay que reconocer que procedemos del mono, por lo menos que no se entere la servidumbre»). Otra cosa es que este Estado, ya consolidado (y hay consenso en que Alfonso II constituye ya la cristalización plena de esta consolidación), [11] en su prólepsis, tome sus modelos (transformándolos), de la anamnesis gótica: aquí es donde la ciudad de Oviedo podrá empezar a entenderse a sí misma, desde el principio, como émula de Toledo, de la misma manera que la Toledo gótica se había entendido a sí misma como émula de Constantinopla y esta a su vez como imagen de Roma (incluyendo sus siete colinas).

    Por ello, el origen de Oviedo como ciudad, ha de ser interpretado en el contexto histórico político que acaso podríamos reconstruir con testimonios tan significativos como los siguientes:

    (1) Alfonso II, según la versión Rotense de la Crónica de Alfonso III, es ungido rey el 14 de septiembre de 791 (va a hacer estos días 1200 años): hunctus est in regno (puede negarse la historicidad de la versión Rotense, pero entonces nada podríamos decir, ni tendría sentido recordar el centenario). Pero «ser ungido» significa políticamente (al margen de que ello implique restaurar o instaurar el ceremonial visigótico, que es el problema que acucia principalmente a los historiadores), que el Príncipe del nuevo Reino es soberano, y esto significa, no solo, como es bien sabido, que él se sitúa por encima de sus súbditos, sino también, lo que es menos tenido en cuenta, que él asume la soberanía respecto de los demás Reinos, por ejemplo, respecto del Reino de Carlomagno o respecto del Reino de Hixem I (que ha saqueado Oviedo en el 794). [12] El Rey que se hace ungir, y el grupo que lo unge (y en este grupo han de figurar necesariamente un grupo de clérigos estrechamente ligados a la estructura política) tiene un proyecto político histórico de gran alcance –no el de una mera jefatura–, y un proyecto cuyo significado objetivo histórico dependerá, desde luego, de la realización efectiva del proyecto; si el proyecto hubiera quedado incumplido (concretamente, si el proyecto imperial no hubiera desbordado las montañas para incorporarse y reabsorberse en el proyecto de España), la unción de Alfonso II nos haría hoy sonreír por su ingenuidad. Al mismo tiempo, el proyecto de unción sólo podía haberse concebido, de un modo eficaz, cuando pudiese haberse asentado sobre una realidad política como lo era el Estado de Alfonso II. La embajada que Alfonso II envía a Carlomagno y que algunos historiadores críticos «a la baja» ven (con pruebas mucho menos sólidas de lo que ellos pretenden) como un rasgo de sumisión, puede interpretarse, desde la otra perspectiva, como un acto diplomático concebido dentro de un proyecto político por el que el soberano, después de Lisboa y de la batalla del 798, llamada de Roncesvalles –aunque también es verdad, después del saqueo de Oviedo–, quiere darse a conocer, de igual a igual, a sus congéneres y virtuales enemigos o aliados.

    (2) En conexión con el mismo sistema de coordenadas, habría que contemplar el proceso de constitución de Oviedo como Sede eclesiástica [13] metropolitana: aquí otra vez aparece Toledo contra Toledo («mi primo y yo queremos lo mismo, queremos Milán»). En las Actas de un supuesto (según algunos) Concilio celebrado en Oviedo el 15 de junio del 821, por orden y consejo del Papa Juan, se dice claramente: «Toledo cayó por designio divino, y ahora ocupa Oviedo su lugar.»

    (3) También en este contexto habría que interpretar el significado político de por lo menos dos acontecimientos teológico-religiosos (y digo por lo menos, puesto que también los Comentarios al Apocalipsis de Beato podrían reinterpretarse a esta luz), pero que, de otro modo, quedan desconectados, como disjecta membra, o interpretados ambiguamente como curiosos acontecimientos de la «historia cultural» que se yuxtaponen sin más a la «historia política»:

    a) La disputa sobre el adopcionismo, el conflicto de Beato de Liébana y Eterio con Elipando de Toledo (que contaba en asturias con un discípulo aventajado, el abad Fidel). Es un proceder, sin duda, muy superficial, el de tantos historiadores que creen haber «comprendido la época» cifrando la importancia de la polémica del adopcionismo, no tanto en función de su contenido teológico, cuanto en función de la mera existencia de tal polémica (cualquiera que fuera su contenido dogmático), que se revelaría como testimonio de una «vida cultural» lo suficientemente refinada como para poder sostener (al lado del arte suntuario o de un ceremonial cortesano) [14] herméticos debates metafísicos. Pues para la historia de Oviedo los contenidos de la polémica del adopcionismo significan tanto como el mero refinamiento cultural que sin duda presupone. Es importante tener en cuenta, en efecto, que el «contenido» de la polémica ya había madurado unos años antes de la accesión al trono, en el 791, de Alfonso II (el Adversus Elipandum, suele fecharse en 786; en 785 Beato de Liébana y Eterio se encuentran en Pravia, con motivo de la profesión de Adosinda, la viuda de Silo; el futuro Alfonso II controla ya, sin embargo, muchos hilos de aquella corte). Y la importancia histórico política del «contenido» de la polémica se advierte en el momento en que tenemos en cuenta que el adopcionismo de Elipando representaba, de algún modo, no sólo una reviviscencia del arrianismo visigótico anterior a Recaredo, sino, sobre todo, una vía de confluencia del cristianismo con el monoteísmo radical que el Islam opuso siempre a los «politeístas» (en este caso: a Eterio y a Elipando), pero que los «politeístas», a su vez, verían como una condescendencia excesiva de los mozárabes de Toledo a sus señores políticos. Según esto, la disputa significa, de algún modo, la secesión de Oviedo respecto de la autoridad eclesiástica de Toledo, demasiado condescendiente con la dogmática musulmana; secesión que cobra todo su sentido en el contexto de la ciudad imperial de la que hablamos.

    b) La invención de Santiago de Compostela está también dentro del proyecto político de soberanía [15] imperial del Estado de Alfonso II, pues ella supone la inversión de las relaciones con los demás reinos, sobre todo con el de los francos. Santiago es un foco que, en Finisterre (pero un Finisterre controlado por Alfonso II), comienza a brillar al lado de Roma y frente a Córdoba: al lado de las romerías, comenzarán las peregrinaciones, a través de los campos, a Santiago, el camino de Santiago, una corriente inducida desde el proyecto de la Corte de Oviedo, sin perjuicio de sus ulteriores evoluciones.

    (4) Todos estos indicios implican y exigen una ciudad regia, la civitas regia fundada o refundada como tal por Alfonso II. Se elige Oviedo, como centro en el que se cruzan las dos vías romanas (de Este a Oeste y de Norte a Sur), centro cuya importancia estratégica ya había «merecido» la aceifa de los tiempos de Mauregato (785), y centro del nuevo Estado. Oviedo, como el Madrid de Felipe II, es un lugar elegido por razones estratégicas, en función de un proyecto imperialista. Por ello Alfonso II funda Oviedo, no solo restaurando la basílica, sino edificando palacios y dependencias. Menéndez Pidal llegó a decir que incluso el romance toledano será imitado en Oviedo.

    IV

    Oviedo nace y se constituye pues con Alfonso II como ciudad imperial. Este impulso se mantiene desde allí mismo, aun a lo largo de todo un siglo, el siglo IX: Ordoño interviene en acciones como la de [16] Talamanca, y casa a su hija con un rey de Pamplona; pero la plenitud del proyecto tiene lugar con Alfonso III el Magno, que llega a adoptar la cruz latina con el emblema de la leyenda del emperador Constantino, In hoc signo vinces.

    El propio impulso del Reino de Oviedo, como ciudad imperial, es el que le lleva, dialécticamente, a salir fuera de sí mismo y a trasladarse a León: pero es el mismo impulso y el mismo proyecto político asturiano el que sigue viviendo en León, y luego en Toledo. La línea de descendencia masculina de los Reyes asturianos se mantiene durante todo el siglo X en León (incluso seguirán utilizándose los mismos nombres familiares: García, Ordoño II, Fruela II, Sancho Ordoño, Alfonso IV, Ramiro II, Ordoño III, Sancho I el Craso, Ramiro III, Bermudo II, Alfonso V, Bermudo III), hasta que en la batalla de Tamarón (1037), Bermudo III de León pierde la vida, y la corona de León, a través de Sancha (la esposa de Fernando I el Magno), pasa a unirse por primera vez a Castilla. Sólo porque el proyecto político asturiano condujo, a lo largo de los siglos, y sin solución de continuidad, a un Imperio efectivo (al establecerse los vínculos con Castilla, Aragón y Navarra), es por lo que el proyecto inicial de Oviedo podrá dejar de ser considerado como un mero ensueño megalómano para poder ser considerado como un proyecto histórico, que sólo, además, retrospectivamente, podría ser juzgado. [17]

    Pero, aun siendo así, y por serlo, ¿no habrá que reconocer que el Oviedo inicial ha desaparecido en nuestros días, y que el Oviedo actual no tiene nada que ver con la ciudad imperial de sus orígenes, o que esta no es más que un recuerdo nostálgico? No, pues es un recuerdo, pero un recuerdo histórico objetivo, y por tanto presente en el decurso mismo del desarrollo de la ciudad a lo largo de los siglos y en su actualidad. Pues la estructura inicial se ha mantenido, aunque incorporada a otras más amplias, aun cuando esto sólo lo puede captar quien se sienta solidario con ellas. En cualquier caso, si asturias, en el siglo XIV, fue reconocida nada menos que como Principado, dentro del Reino de Castilla (y no como un condado o una provincia), es en función de la monarquía de Oviedo, que daba al reino, por su antigüedad, mayor dignidad incluso que la que correspondía a la corona inglesa (y esto es algo que deberían tener presente quienes se ocupan del significado de la fundación del Principado de asturias: fundación que no sólo estaba mirando a los nobles asturianos, sino también a las pretensiones de la Casa de Lancaster).

    Si Oviedo tuvo muchas veces, pese a la exigüidad de su caserío, el aspecto funcional de una ciudad cosmopolita (asentamiento de extranjeros, oficios diversos, peregrinos, &c.), esto lo debió también al proyecto inicial; por la misma razón Oviedo tuvo Universidad; si Oviedo tiene una tradición cultural, por ejemplo musical, también se debió a su [18] condición de ciudad metropolitana desde el punto de vista eclesiástico; si Oviedo tiene la tradición de ciudad literaria, en donde el español puro de Feijoo o Clarín se ha hecho oír en el resto del mundo, tiene también su fundamento en los mismos principios.

    Debo concluir: disponemos, en resumen, de dos grandes modelos conceptuales para pensar a Oviedo en relación con su origen: podemos preferir Uvieu, como ciudad rural, o podemos preferir a Oviedo, como ciudad de nombre universalmente reconocido. Es muy improbable que quien ha optado por alguna de estas alternativas, pueda ser persuadido o reducido por quien ha optado por la alternativa opuesta. Y no pretendo insinuar que ambos «tengan razón», puesto que aquí no se trata tanto de «tener razón», cuanto de «ser de un modo o de otro», y, por tanto, de tener mayor o menor potencia (por tanto, inteligencia). Acaso lo único que cabe decir, desde el punto de vista «de la razón», es que Uvieu se reabsorbe (y aún se conserva) fácilmente en Oviedo; pero nunca recíprocamente.

    Gijón, 17 de agosto de 1991
    Gustavo Bueno


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    Texto tomado del pliego Sobre el significado de la fundación de Oviedo (Palabras pronunciadas con ocasión del Día de Oviedo en la 35 Feria de Muestras de asturias. Gijón, 17 de agosto de 1991.)
    (Pliegos Ovetenses, número 2, 18 páginas)
    Ayuntamiento de Oviedo 1991


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    Fundación Gustavo Bueno
    www.fgbueno.es

  10. #10 diviciaco 02 de dic. 2006

    Lo que yo no entiendo, Candalín, es si pintan algo aquí estas consideraciones filosófico-históricas sobre supuestos proyectos imperiales en relación con la genésis de Oviedo.

    Entiendo que el tema del foro es la nueva teoría, que no gusta mucho la verdad sea dicha, sobre el origen del Reino de asturias y su examen a la luz de los datos históricos disponibles. Pero resulta muy dificil. O nos viene el innombrable o nos llega Könisberg (que quizá sea la misma persona) con una sarta de pamplinas infumables, a las que llevamos años respondiendo con infinita paciencia.

    Ya decía hoy Alevin, en otro foro que "por alguna razon"se ha vuelto a desempolvar ahora. No creo que merezca la pena caer en los mísmos argumentos que, y eso que llevo poco tiempo en celtiberia, son siempre identicos y reiterativos y ademas de nada vale les lleves la contraria con opiniones de historiadores, ellos siempre al mísmo argumento

    Que cruz, ya sólo faltaba ahora Bueno y sus proyectos imperiales de la España inmortal.

  11. #11 konisberg 04 de dic. 2006

    Aclaración para alguno:El artículo no es mío. CONTINUO:

    -- De aquí que no tengan ningún empacho en rodearse de gentes venidas del sur ( los reyes asturianos), destacadas por su nivel cultural, como el propio autor de la crónica Albeldense y el de la crónica Profética.48

    Los propios constructores de las iglesias del considerado más genuino estilo asturiano, el llamado Ramirense, compuesto por el grupo de iglesias de S. Miguel de Lillo, Santa Mª del Naranco, y Santa Cristina de Lena, debieron tener alguna relación con el sur pues en este conjunto ve Gómez Moreno elementos arquitéctónicos ajenos a asturias como es el uso del ladrillo en los arcos, "ya que asturias, por su estructura geológica, más bien es favorable a construir en piedra" y " que no puede rastreársele origne en lo visgodo". Por otro lado "resulta extraña la ausencia de trenzados lombardos, generalizados en Europa". Hay también pilastras encastradas "cosa no vista en España desde que cayó lo romano". El reforzamiento de los muros con estribos profusamente "cosa no vista hasta entonces en edificios mediavales, aunque en lo romano solía darse", y " a estos estribos, sólidos y recios, corresponden refuerzos interiores, a modo bizantino".49 Añade que es a finales del siglo IX, bajo Alfonso el Magno, cuando aparecen en asturias de una manera tímida caracteres meriodionales, com el arco de herradura, el alfiz, la almena escalonada y decoraciones bizantinas. Estos caracteres meridionales a los que se refiere Gómez Moreno son ya los mozárabes influenciados por la arquitectura califal. Las caracteristicas extrañas que Gómez Moreno señala para el estilo ramirense se pueden explicar por la pronta población de asturias son personas foráneas como hemos visto antes con Pelayo y con las repoblaciones de Alfonso I que determinaría su desconocimiento de los nuevos estilos arquitectónicos que se impondrían en Al-Andalus después y que serían los que llevarían los repobladores posteriores de la época de Alfonso III.

    Si hacemos una recopilación de todos los elementos extraños que resalta Gómez Moreno (construir con ladrillos, elemento ajeno a lo visigodo y a lo europeo, al modo bizantino, y al modo romano), solamente hay una zona donde se puedan reunir todos estos requisitos a la vez y es el sudeste peninsular en el que se incluye la Oróspeda andaluza, es decir, aquella zona de Andalucía (parte de Córdoba, Jaén, Granada, Málaga, Almería) que era la sucesora de la Bética, apenas influenciada por lo visigótico, más tardiamente arabizada, ajena a los gustos europeos y durante un largo período bajo dominio bizantino.


  12. #12 konisberg 04 de dic. 2006

    Aclaración para alguno:El artículo no es mío. CONTINUO:

    -- De aquí que no tengan ningún empacho en rodearse de gentes venidas del sur ( los reyes asturianos), destacadas por su nivel cultural, como el propio autor de la crónica Albeldense y el de la crónica Profética.48

    Los propios constructores de las iglesias del considerado más genuino estilo asturiano, el llamado Ramirense, compuesto por el grupo de iglesias de S. Miguel de Lillo, Santa Mª del Naranco, y Santa Cristina de Lena, debieron tener alguna relación con el sur pues en este conjunto ve Gómez Moreno elementos arquitéctónicos ajenos a asturias como es el uso del ladrillo en los arcos, "ya que asturias, por su estructura geológica, más bien es favorable a construir en piedra" y " que no puede rastreársele origne en lo visgodo". Por otro lado "resulta extraña la ausencia de trenzados lombardos, generalizados en Europa". Hay también pilastras encastradas "cosa no vista en España desde que cayó lo romano". El reforzamiento de los muros con estribos profusamente "cosa no vista hasta entonces en edificios mediavales, aunque en lo romano solía darse", y " a estos estribos, sólidos y recios, corresponden refuerzos interiores, a modo bizantino".49 Añade que es a finales del siglo IX, bajo Alfonso el Magno, cuando aparecen en asturias de una manera tímida caracteres meriodionales, com el arco de herradura, el alfiz, la almena escalonada y decoraciones bizantinas. Estos caracteres meridionales a los que se refiere Gómez Moreno son ya los mozárabes influenciados por la arquitectura califal. Las caracteristicas extrañas que Gómez Moreno señala para el estilo ramirense se pueden explicar por la pronta población de asturias son personas foráneas como hemos visto antes con Pelayo y con las repoblaciones de Alfonso I que determinaría su desconocimiento de los nuevos estilos arquitectónicos que se impondrían en Al-Andalus después y que serían los que llevarían los repobladores posteriores de la época de Alfonso III.

    Si hacemos una recopilación de todos los elementos extraños que resalta Gómez Moreno (construir con ladrillos, elemento ajeno a lo visigodo y a lo europeo, al modo bizantino, y al modo romano), solamente hay una zona donde se puedan reunir todos estos requisitos a la vez y es el sudeste peninsular en el que se incluye la Oróspeda andaluza, es decir, aquella zona de Andalucía (parte de Córdoba, Jaén, Granada, Málaga, Almería) que era la sucesora de la Bética, apenas influenciada por lo visigótico, más tardiamente arabizada, ajena a los gustos europeos y durante un largo período bajo dominio bizantino.


  13. #13 berserker 05 de dic. 2006

    Referente a la estructura unificada administrativa de los visigodos en hispania:
    Pelayo nacido en Asturies, era hijo del Duque visigodo Favila, habia sido desterrado de Toledo por el Rey Witiza, ingresa luego en el ejército de Rodrigo.
    Después de la conquista musulmana,el musulmán Munuza, a cargo del gobierno de asturias, se casa con la hermana de Pelayo y envía a éste confinado a Córdoba. Pelayo escapa, y volviendo a asturias es elegido rey por algunos cristianos astures y fugitivos del sur. Los musulmanes mandan contra Pelayo una expedición de castigo al mando de al-Qâma y del obispo Oppas. Pelayo se retira a una cueva, luego llamada Santa María o Covadonga. Pelayo acuertelado allí se negó a rendirse, derrotando a algunos de sus perseguidores, y dando a la fuga al resto. Pelayo al parecer, gobernó asturias desde Cangas de Onís, expandiendo su reino hacia el norte, hasta la costa y luego hacia el este y el oeste, hasta que murió en 737. Esta es la historia que aparece en la Crónica del rey Alfonoso III (c. 911).De lo que se deduce:
    - Pelayo debió ser un caudillo cántabro-astur que logró unificar a los clanes que existían sin organización política. (por lo tanto Asturies no habia recibido esa estructura administrativa unificada visigoda)
    - Es probable que una elite sacerdotal emigrada del sur, diera el soporte ideológico para convertir en Monarquía a los pueblos tribales.
    - La lucha de los pueblos Astures y Vascones contra los musulmanes, será la misma que ya habían sostenido anteriormente contra los Romanos y los Godos.(por lo tanto continuan manteniendo la misma independencia de siempre y la no aceptación de elementos foráneos).

    Al este del señorío de Pelayo había un reino parecido al Astur: el duque Pedro gobernaba la región Cántabra. A la muerte del hijo y sucesor de Pelayo, Favila (739), el hijo del duque Pedro, Alfonso casó con Ermesinda, hija de Pelayo y unió Cantabria y asturias bajo su cetro, pasando a ser Alfonso I. En el 741 los bereberes musulmanes abandonan las llanuras septentrionales por una guerra civil interna permitiendo a Alfonso I cruzar la cordillera Cantábrica y avanzar por primera vez hacia el sur. Llegó en el 754 casi hasta Coria, tomando todas las ciudades abandonadas por los bereberes, luego a través de la llanura del Duero hasta Salamanca, Avila y Segovia por el sur, y hasta Miranda del Ebro por el este. Frente a la imposibilidad de ocupar todo el vasto territorio se limitó a destruir las fortificaciones, matar a los musulmanes y llevarse a los cristianos a su reino. Quedan así cientos de kilómetros despoblados. Se da inicio así a los que Sánchez Albornoz llamara la táctica de «desierto estratégico»; una barrera fronteriza, despoblada, que sirvió de límite histórico movil.
    Esta frontera creará una mentalidad en ambos grupos, impregnará la cultura y el modo de ser hispano.(hasta ese momento no habia sentimiento de unidad alguno).
    La vinculación paradigmática con el reino godo se inicia tempranamente, posiblemente en el reinado de Alfonso II (791-842) en el incipiente reino Astur. Veíamos que por influencia de grupos emigrados del Al-Andalus, se reconstruye la corte de estos reinos con el paradigma godo en mente (leyes, organización de la corte, etc.). La Iglesia juega también un papel fundamental ya que la identificación de Reino Astur con un reino cristiano, la hacía inmediata heredera del reino Visigodo. Un elemento a no desdeñar en este proceso es el culto al apóstol Santiago, culto que surge en esta época y va a ser fomentado por príncipes con la imagen de «patrono».
    A partir de este momento comienza a fraguarse una idea de cruzada alentada desde el sector eclesiástico con aínco, y donde comienza a aparecer la falsa idea de "Reconquista".
    La antigua Hispania va a ser un laboratorio en occidente de lo que luego serán los grandes movimientos de las cruzadas a partir del siglo XI. En general se considera a una campaña militar como cruzada, cuando confluyen los siguientes elementos: participación de caballeros de diferentes naciones; sanción pontificia de la expedición; promesa y conquista de beneficios materiales y espirituales (indulgencias, bulas etc.).
    Frente a este proceso histórico habría que preguntarse si se trató de una «conquista» o de una «reconquista». Las fuentes indicarían lo segundo, pero no hay que olvidar la reelaboración ideológica posterior.

  14. #14 konisberg 05 de dic. 2006

    Continuo (III parte):

    -- Por lo tanto tenemos varias tandas de repobladores. Una primera que sería de principios del siglo VIII, en la que incluiriamos a Pelayo, que posiblemente fuera poco numerosa y se asentaría en la zona de Cangas de Onís, primera sede del incipiente reino asturiano. Más tarde la corte se trasladó a Oviedo, en el centro de asturias. Una segunda ola que acudiría a la llamada de Alfonso I para repoblar "Primorias, Liébana, ... Vardulia y la parte marítima de Galicia". La antigua Ovetao fue fundada por Fruela (757-768) sobre una suave colina que según Sanchez Albornoz "ignoramos si había estado habitada en fecha remota. No se han hallado hasta ahora pruebas decisivas que lo atestiguen.".."un presbítero llamado Máximo se estableció en ella con sus siervos... Máximo y sus gentes aplanaron y roturaron el monte, realizando una presura.... Tal establecimiento con su oportuno escalio debía de ser a la un hecho vulgar. En las décadas centrales del siglo VIII muchos inmigrantes sureños cruzaban probablemente con frecuencia las montañas para habitar a su amparo en tierras de cristianos; tanto en asturias como en Galicia o en Cantabria" 50. La misma crónica alfonsina habla de que "Galicia fue por Fruela repoblada hasta el Miño" y existen pruebas de esta repoblación en Samos y el valle de Sarria, en Lugo; "consta también que favoreción a emigrantes mozárabes llegados del sur establecidos en un precioso valle situado a orillas del río Sarria, en las cercanías de la vía romana que iba de Astorga a Lugo", y añade Sánchez Albornoz en la misma página "los casos de Odoario llegando a Lugo desde Africa con libres y siervos y el de los monjes mozárabes de Samos bastaría para acreditarlo". Estas dos primeras tandas de repobladores serían de gentes de poco arabizadas e incluiría tanto a andaluces como a toledanos, a gentes de Mérida o de la propia meseta e incluso a cristianos norteafricanos. Otra gran afluencia de gentes del sur, se dio a partir de la mitad del siglo IX con las crisis cristianas de Eulogio de Córdoba y las revueltas muladíes y mozárabes de Ibn Hafsun. Ordoño I de un gran impulso a las repoblaciones. Después, durante todo el sigo X un constante goteo de repobladores del sur, sobre todo en el reino de León. Es dificil cuantificar el total de repobladores pero lo que sí es cierto es que cuantitativamente y, sobre todo, cualitativamente, supusieron un aporte importantísimo a los nuevos reinos del norte que fueron incrementando su potencial demográfico con gentes del sur, y los descendientes de los primeros repobladores que con el paso del tiempo yas se consideraban oriundos del lugar y pasarían a engrosar el "potencial demográfico propio" que señala J.L. Montero Guadilla, o el "suas gentes" de que hablan algunas crónicas de la repoblación.

    " La emigración de mozarábes de Al-Andalus a partir de la segunda mitad del siglo IX provocó la difusión, entre estos pueblos de una serie de elementos culturales de vital importancia:cristianismo, cultivos cerealísticos, formas de propiedad privada de la tierra que pasaron a sustituir el tradicional disfrute comunal de la misma, derecho escrito de tradición romana, estructura social jerarquizada y nuevas formas políticas basadas en una mornarquía, electiva en principio y que terminó acabando en hereditaria. Estas transformaciones provocaron un desarrollo general que acabó expresándose en un moviemiento de expansión territorial más allá de los límetes geográficos de estos pueblos, expansión que fue posible en sus inicios gracias al potencial demografico propio más el recien llegado de Al-Andalus, así como a la existencia de un territorio considerado como tierra de nadie, debilmente poblado"51

  15. #15 amaco 05 de dic. 2006

    Según la crónica de Alfonso III, Pelayo sería hijo de un duque visigodo. ¿Duque de Gallaecia, Asturia o Cantabria? Porque estamos hablando de asturias y sabemos que recientemente se crearon los ducados de Asturia y Cantabria con capitales respectivas en Astorga y Amaya. Munuza es gobernador de la Asturia y no sabemos en realidad si está establecido en León o en Gijón. Quiere casarse con la hija de Pelayo por lo que podríamos suponer que está tratando de legitimar su dominio. Por otra parte, Pelayo casa a su hija con el hijo del duque de Cantabria.
    Sé que son muchas suposiciones y sé que la crónica de Alfonso III podría estar legitimando su reinado buscando una continuidad con el anterior modelo visigodo.

  16. #16 berserker 05 de dic. 2006

    Con la llegada a Cantabria de cristianos hispano-visigodos desde el sur para repoblar la región tiene lugar una profunda mezcla cultural que supone el fin del antiguo pueblo cántabro. El cambio afecta a todos los niveles desde los hábitos alimenticios a las costumbres religiosas, y la supresión de la jerar- quía tribal. Los modos de vida del pueblo cántabro, casi inalterados desde época prerromana se trans- forman con esta afluencia masiva de gente que reorganiza toda la zona en base a pautas culturales y socioeconómicas ajenas al pueblo indígena.
    Tampoco faltaron ocasiones en las que los paganos fueron condenados a la hoguera ( reinado de Ramiro I de asturias, año 850 ).
    como se ve , todavía había algo mas que un puñado de paganos.
    Y un último apunte respecto a esa supuesta unión del Reino visigodo:
    La ausencia de una inicial resistencia hispana a esta invasión desde Africa se vería alimentada por varios factores: la falta de una autoridad central que agrupara a todos los esfuerzos de los pueblos peninsulares,y las fuertes disputas palaciegas dentro de las instituciones visigodas.
    No cabe duda alguna que todo el norte de España,estuvo ocupado al menos unos cinco años.Se sabe que no hubo ningún intento serio de parte de los exiliados visigodos ni los hispano-romanos venidos desde Al-Andalus (hoy Andalucía) para reponer la monarquía visigoda, menos aún teniendo en cuenta la poca influencia dejada por el antiguo Imperio Romano y las instituciones visigodas en aquel abrupto y inaccesible norte español.

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