Autor: excalibur_
viernes, 22 de septiembre de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: excalibur_


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¿Hay alguien ahí?

Se cumplen 25 años de radioescucha del Universo con resultado nulo.

¿Cuantas civilizaciones hay en la Galaxia? La ecuación de Drake.

Desde mediados de siglo, sobre todo a partir de la popularización del ‘fenomeno OVNI’ se han hecho numerosas cábalas acerca de cuantas civilizaciones inteligentes, o simplemente vida evolucionada, puede haber en nuestra galaxia y en el Universo.

En 1950, ante la moda en la comunidad científica de suponer miles de millones de planetas habitados por seres inteligentes, Fermi expuso su famosa paradoja:

"Partiendo de la indiscutible premisa de que han existido dentro de nuestra galaxia centenares de millones de estrellas de vida estable muy longeva, idénticas a nuestro Sol, y con una disposición planetaria favorable para que emerja la vida y la inteligencia superior en todos estos sistemas estelares; implicaría por consiguiente que, ahí fuera, desde hace millones de años deberían existir muchas civilizaciones extraterrestres más avanzadas tecnológicamente que nosotros. Entonces, ¿dónde están todos ellos?, ¿por qué nadie nos visita?"

Las respuestas que le dieron a Fermi fueron de lo más variada: A los extraterrestres no les gusta viajar; carecen de intereses colonizadores; la capacidad nuclear y la codicia tipica en la especie dominante les lleva a una pronta autoextinción; que haya un pronunciado retraso o desfase tecnológico con respecto a nuestros propios sistemas de comunicación; que haya un consenso interestelar de civilizaciones para no interferir en el desarrollo de otras emergentes. Incluso hubo quienes afirmaron la hipótesis de que nuestro Sistema Solar estuviese en una zona incluida como reserva primitiva de la galaxia, que no debe ser tocada.
Hasta ahora, la única respuesta objetiva a la desafiante y demoledora paradoja de Fermi radica en reconocer que la dificultad tecnológica para los viajes espaciales crece exponencialmente con la distancia, a la vez, que toda radioseñal electromagnética se degrada y atenúa con la trayectoria recorrida y por la propia absorción de la nube de gas interestelar haciendo extremadamente difíciles (o imposibles) viajes e incluso mensajes interestelares largos .
Lo que Fermi creía era que, probablemente, los humanos seamos la primera civilización de la galaxia que evolucionó a la inteligente superior y tecnológica.
Más adelante, numerosos científicos desarrollaron ecuaciones sui generis en las cuales estimando ciertas variables llegaban a determinar el numero probable de civilizaciones inteligentes en la galaxia. El primero fue Frank Drake, con su famosa ecuación de las 7 variables, estimando unas 10.000 civilizaciones avanzadas. Según la estimación de variables, otros resultados iban desde unas pocas docenas, hasta mas del millón que propuso Carl Sagan.

La Rara Ecuación de la Tierra.

En la actualidad, esas alegrías están de capa caída, y cada vez más científicos asumen que aunque la vida de microorganismos es muy común en la galaxia, llegar a la vida compleja como la que pueda tener una simple ameba o ya no digamos un ser inteligente, es muy extremadamente difícil (y casual) de conseguir.

Hoy, la Ecuación Drake está siendo desplazada en la comunidad científica por la Rara Ecuación de la Tierra, propuesta por el geólogo-paleontólogo Peter Ward y el astrónomo Donald Brownlee (Universidad de Washington). El planeta Tierra resulta extraño, porque la vida compleja es extremadamente infrecuente en el universo, cabiendo incluso una posibilidad racional de que la Tierra sea el único lugar con vida evolucionada e inteligente de la Galaxia e incluso del Universo.

Lo que hicieron Ward y Brownlee fue agregar una amplia variabilidad de factores antes ignorados en la ecuación de Drake y que ahora se sabe que resultan críticos para la ecuación. Aquí se exponen sólo cinco factores ineludibles que condicionan el favorable desarrollo de seres complejos e inteligentes para cualquier planeta:

1.En la formación del sistema estelar (cuyas génesis contienen una alta metalicidad en elementos pesados), han de configurarse los planetas de mayor metalicidad o terrestres en su zona interna, orbitando siempre dentro de la ecoesfera de la estrella. Es decir, dentro de la franja térmica habitable (ZCH, zona de continua habitabilidad) donde planetas y lunas pueden alcanzar condiciones climáticas estables, como son la condición de equilibrio térmico que posibilita el inicio de los procesos biológicos en un soporte de agua líquida, 0 ºC y 45 ºC. Y en las órbitas más externas, a muy respetuosa distancia, han de orbitar los planetas gaseosos gigantes (Júpiter, Saturno) para, así, nunca desestabilizar las órbitas cuasi circulares (de poca excentricidad) de los planetas internos potencialmente habitables. Además, los gigantes gaseosos de gran masa deben jugar el fundamental papel de barrera y aspiradora cósmica filtrando (absorbiendo) potenciales colisiones de cometas y asteroides. Sin nuestro Júpiter los cometas y asteroides golpearían la Tierra entre 100 y 10.000 veces más.

2.Es absolutamente necesario que el planeta que desarrolle la vida este orbitado por una luna de gran masa que fije y ancle el eje planetario y proporcione estabilidad climática. Sin nuestra inmensa Luna, de inusual masa-volumen orbitando la Tierra a una distancia precisa, el eje de la Tierra quedaría a merced de un libre y descomunal bamboleo que ocasionaría una loca e impredecible alternancia, tanto de un pronunciadísimo efecto invernadero (como el de Venus), como de edades de hielo, ambas a extremas temperaturas de calor y frío. Sin ese satélite de gran masa, la inclinación del eje planetario carecería de estabilidad y quedaría a merced de las influencias gravitatorias de la estrella y planetas gigantes (Sol y Júpiter). La mayoría de astrónomos ahora piensan que la presencia de nuestra Luna masiva es un suceso excepcional, resultado de un accidente muy extraño, quizás uno entre miles de millones. Los mismos autores, Ward y Brownlee, manifiestan en su libro: "Para producir semejante luna masiva el cuerpo que impactó tuvo que ser del tamaño correcto, tuvo que impactar con un preciso ángulo y en la zona correcta de la Tierra, y el impacto tuvo que haber ocurrido precisamente en una época muy determinada durante el proceso de formación de la corteza terrestre". Toda una auténtica carambola de impacto.

3.Para la habitabilidad del planeta se requiere la generación de un campo magnético que mantenga salvaguardada la atmósfera, donde la magnetosfera cumpla su función primordial de escudo protector y preserve al planeta de las inevitables tormentas solares emanadas de la estrella progenitora y de otras radiaciones letales de origen cósmico (Rayos x y gamma), así como también la función de proteger y preservar la vital capa de ozono. Sin nuestra envoltura magnetosférica terrestre, las tormentas solares hubieran imposibilitado toda fijación en la estratosfera de estas providenciales moléculas de ozono que resultan imprescindibles para filtrar la radiación ultravioleta más dura (UV-C) y que destruiría la cadena molecular de ADN en los seres vivos. Nuestro campo magnético es generado por la electrodinámica de los fluidos calientes que envuelven el núcleo ferroso interno de la Tierra. Por tanto, sin nuestro campo magnético la atmósfera pronto hubiese quedado degradada y diluida en el espacio exterior, como debió sucederle al envejecido Marte cuando se debilitó su campo magnético.

4.Es condición imprescindible una dinámica continua de la actividad tectónica que recicle el carbono del planeta, donde la vida está basada en la misma química orgánica del carbono, es decir, algo así como un planeta vivo, cuyo ‘motor’ interior siga funcionado durante muchos miles de millones de años después de la creación del planeta y que produzca una continua renovación de su capa externa.

5.Los planetas terrestres que orbitan dentro de la zona térmica habitable, ZCH, requieren una gravedad suficiente con la que retener la dinámica de la masa atmosférica. Es necesario un efecto invernadero minuciosamente equilibrado y sostenible para la existencia de la vida. Para ello se requiere que el planeta tenga una masa bastante precisa. Por ejemplo, la masa de Marte fue insuficiente y su baja gravedad diluyeron su atmósfera al espacio exterior.


Resumiendo: desde hace varios años (la primera vez que leí algo sobre el tema fue hace ya unos 7 u 8 años) en la comunidad cientifica se están cambiando las tendencias que de forma generalizada teorizaban acerca de una galaxia y un Universo plenos de vida inteligente, hacia la cada vez más extendida idea segun la cual la aparición de seres vivos más allá de microorganismos y seres inteligentes en algún planeta del Universo es mucho más raro y complicado de lo que parece.

Más informacióen en: http://www.astrosafor.net/Huygens/2006/61/SETI.htm


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Comentarios

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  1. #1 excalibur_ 23 de sep. 2006

    Bueno, por ponerte un ejemplo, hace 4000 años la osa menor no tenia para nada la forma de 'cazo' que tiene ahora.

    Desde el 4000AC hasta el 2000AC, la estrella polar fue Thuban, que es como llamaban los egipcios a Alpha Draconis, en costelaccion de dragon, que se mantuvo invariable apuntando al N dos milenios. Los egipcios en sus mapas apuntan al N con esa estrella. Desde el 2000AC hasta el nacimiento de Cristo, Thuban se fue desplazando y el N venia situado a medio camino entre Thuban y la Polar. La actual estrella polar fue aproximandose al N al comienzo de la era cristiana, Lleva 2 milenios haciendo de 'polar'.

    Además del propio movimiento de las estrellas que hace que no estén fijas en el cielo, tenemos que el polo norte celeste no ocupa siempre el mismo lugar, sino que efectua un recorrido alrededor del polo de la ecliptica, situado en la contelacion de dragon, completando una vuelta alrededor de el en unos 25.800 años.

    La polar se va alejando poco a poco de apuntar al N, y dentro de 10.000 años, la nueva estrella 'polar' será Vega, en la cosntelacion de Lira.

  2. Hay 1 comentarios.
    1

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