Autor: silmarillion
sábado, 02 de septiembre de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: silmarillion


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Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

Alfonsina Storni


He leído hace pocos días que en los medios más tilingos ( y otros no tanto), se ha puesto de moda una nueva cirugía plástica: la himenoplastia.
Señoritas que han sido pródigas de amores y muy bien lo han pasado, acuden a la consulta y al quirófano para reconstruir esa sutil ( en ocasiones no tan sutil) membrana, que durante siglos separó el mundo de las castas del de las "desvergonzadas".

Desde el momento en que los bienes materiales dejaron de pertenecer al grupo y se transformaron en bienes individuales, transferidos de padre a hijo por herencia de sangre,la rotura del "sello de lacre" garantizaba al propietario la entrega del producto "a estrenar y en perfecto estado". Hecha la ley hecha la trampa, el requisito social no fue obstáculo para que miles de damas gozaran de buen sexo y llegado el momento de presentar las fidedignas pruebas de pureza, recurrieran a artilugios variados.

Ahora la ciencia nos ha brindado el último avance en crear la "apariencia de". Un cirujano de Los Ángeles comenta que reciebe pacientes de Medio Oriente deseosas de realizar la intervención. En Chile existe una clínica donde tienen el "franchising" de este método, y dólares y catgut mediante, quedan los genitales femeninos angostados, cerrados, embellecidos.

Nadie dice si la operación incluye lobotomía, pero tal vez debiera.

"Yo miento y tú prefieres creerlo" paece ser la consigna del siglo que avanza, y vale tanto para los falsos hímenes como para las palabras de los políticos.
No está mal. La teoría de la "apariencia de" está en boga: mujeres que aparentan ser vírgenes, políticos que aparentan ser honestos, productos comerciales que aparentan ser de calidad, créditos bancarios que aparentan ser "blandos", amistades que aparentan ser sinceras. "Mentime que me gusta"

Para las mujeres que creemos que ser mujer es bastante más que ser virgen vestal, y que un trocito de pellejo colocado en el lugar correcto no nos hace ni mejores ni peores, el furor de la himenoplastia nos parece una burla a la condición femenina.

Un avance médico,una moda, un retroceso histórico e histérico, una falta de respeto a las costureras de la compañía textil de Lower East Side, a las sufragistas, a Rosa Luxemburgo, a Marie Curie, a Margaret Mead, a Dolores Ibarruri, a Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, a virginia Wolf, a Frida Kahlo,a la larga, larguísima lista de mujeres que han hecho historia, y por qué no, a las mujeres que escribimos esta página, que leemos esta página, que trabajamos a la par de los hombres hombre con hombro.

Hombres a los una espere les interese tener una compañera con quien contar, al decir del uruguayo Benedetti y no la falsa ilusión de una virginidad que a estas alturas del siglo es imposible. Por que la virginidad no sólo implica la pureza del cuerpo, sino la del espíritu, el desconocimiento total de todo lo que tenga relación con la sexualidad. "Los niños los trae la cigüeña" nos decían, y hasta una cierta edad nos creíamos la historia... claro, que en esos tiempos no había TV y la poca ocasión de ver la sombra de una teta era, al decir de Serrat, tener "un Paris Hollywood” prestado y mugriento escondido entre loslibros."


http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-1981-2005-06-09.html


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