Autor: Dingo
jueves, 09 de diciembre de 2004
Sección: Artículos generales
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El Rey, la Diosa y el Orden Cósmico

El "sacrificio del rey" es un motivo mítico arraigado en el ámbito cultural céltico.


El mitologema

El esquema es el siguente: el rey, sacerdote por antonomasia, mediador entre los hombres y las deidades, recibe su legitimación de los dioses, concretamente de una deidad femenina telúrica, para reinar, para gobernar, y posteriormente es ella quien se la quita.

En la mitología celta, el dios/rey, el héroe mítico, relacionado con la luz y el sol, recibe la legitimación de una diosa dadora de soberanía, una diosa-madre ligada a la fertilidad y a la tierra. Estamos en la dualidad universal sol/luna cielo/tierra, cálido/húmedo, masculino/femenino.

En Irlanda aún se celebraba en el s. XII un rito que recoge Geraldus Cambrensis en "Topografía de Irlanda": los miembros de cierta tribu, para elegir caudillo, celebraban un ritual que culminaba en un acto por el cual el futuro rey, proclamándose a sí mismo caballo, simulaba una cópula con una yegua blanca. Tal yegua es símbolo de la señora del lugar, deidad femenina que da la legitimación para reinar: Rhiannon, Epona,... el caballo blanco es un símbolo pancéltico asociado a la diosa de la tierra y de las aguas.

Casarse con la reina/diosa Mebd era condición indispensable para acceder al trono de Connacht. Lug o Lleu recibe la legitimación de Arianrhod en el momento en que ésta le da un nombre. Arturo recibe la legitimación de Viviana, el hada del Lago, en el acto por el cual ésta le entrega Excalibur. Mordred recibe de Morgana la legitimación para sustituir a Arturo como rey, al robar el hada a Arturo la vaina de dicha espada. Al darle la legitimidad, la diosa suele imponer al héroe unos tabús, unas reglas, cuya infracción arrebatará al héroe la legitimidad para seguir reinando. Viviana, por ejemplo, advierte a Arturo que debe de conservar la espada.
El rey debe ser perfecto, sin tachas (un caso extremo son los altos reyes irlandeses tenían que ser físicamente perfectos y renunciar al trono si sufrían alguna mutilación). Pero por mucho que se esfuerce por no romper los tabús, en los relatos siempre acaba haciéndolo, y esto da pie a que otro rey le sustituya, al perder el favor de los dioses. Arturo pierde la vaina de Excalibur sentenciando su muerte. El rey Comaire Mor va rompiendo uno por uno sus ocho tabús, el último de ellos a causa de una treta de la Morrigan, lo cual desencadena su muete.

Este mitologema celta del dios/héroe que es sustituido cíclicamente por otro no es más que el reflejo del ciclo anual cósmico, por el cual, desde el principio de los tiempos, periódicamente, la estación de la luz, la alegría, la prosperidad, la fertilidad, el verano, da paso a la estación oscura, el hostil invierno, la infertilidad y la muerte. El punto de inflexión para los celtas es el 1 de mayo (Beltane): ese día comienza el verano, mientras que con el 1 de noviembre llega el período invernal. Esto es lo que se refleja en los mitos: cada año un dios solar joven sustituye a otro viejo, o mejor, cada año el dios solar muere y RENACE en forma rejuvenecida y purificada. Mordred, el hijo de Arturo y Morgana, destinado a dar muerte y sustituir a su padre, nace, significativamente, el 1 de mayo. Pryderi, hijo de Rhiannon, también nace el 1 de mayo. Según una leyenda contenida en los Mabinogion, Gwythur y Gwynn luchan cada 1 de mayo hasta el Día del Juicio por la bella Creiddylad.

Las hogueras lustrales y purificadoras de Beltane, que con la cristianización se dispersaron por otras festividades como San Juan, tienen esa misión de hacer renacer. Saltar por encima del fuego o correr sobre las brasas, arrojar viejas pertenencias a las llamas, todo ello tiene como misión purificarnos y prepararnos para el nuevo ciclo. Es necesario para mantener el orden cósmico. Un pueblo antiguo como los celtas no diferenciaba el orden cósmico natural del orden social de los hombres. En la mentalidad primitiva todo estaba estrechamente unido. El mundo de los hombres, su sociedad, su gobernante, eran reflejo y proyección del mundo de los dioses, que personificaban las fuerzas de la naturaleza. El día del comienzo del verano (en la tradición ibérica esta fecha se pasó a San Juan, el solsticio) el sol sale radiante, esplendoroso, en algunos lugares se dice que ese día "el sol baila". Y sus rayos, al incidir en las aguas de las fuentes, les infunden la semilla, podríamos decir que se trata de una especie de inseminación mágica. Las aguas quedan inmediatamente "bendecidas por San Juan", según la tradición cristianamente disimulada (es significativo el hecho de que en las tradiciones asturianas al sol a veces se le llama San Juan).

Hasta hace no mucho, en España, la gente salía a recoger en tarros la capa más superficial del agua de las fuentes, o bien el rocío, que habían recibido los primeros rayos solares en la mañana de San Juan. En algunos lugares las mozas procuraban revolcarse desnudas en la hierba impregnada de ese rocío buscando sus efectos fertilizantes. En Escocia los ritos son prácticamente los mismos, pero se mantiene la fecha del 1 de mayo. El sol renacido es simbolizado por el dios/rey solar, que el 1 de mayo entra en contacto con la diosa (la tierra, el agua) y la fecunda, dando pie a la vitalidad y la fecundidad propias del verano.

En el folclore popular del noroeste peninsular, se puede rastrear el mismo mitologema: es el típico relato en que el pastor/héroe se encuentra con la Anjana o Mora (que se aparece casi siempre en San Juan). El reto del héroe es acceder a la Mora, casarse con ella, unirse a ella. Ella le otorgará sus riquezas (cómo no, pues no es otra que la Diosa Tierra). Pero para ello antes ha de "desencantarla", para lo cual ha de superar ciertas pruebas, como vencer al Dragón que la mantiene prisionera. La figura del Dragón, el Cuélebre, la Serpiente, es recurrente en las mitologías indoeuropeas para simbolizar el enemigo primordial, las fuerzas oscuras, el caos, que durante el invierno mantienen prisionera a la semilla, a la diosa, como Hades mantenía prisionera a Perséfone. También los gigantes primordiales suelen representar este papel, como Balor y Cronos. Para poner en marcha la vida, para que un nuevo ciclo comience, es necesario dar muerte al ser primordial. El pastor mata al cuélebre y rescata a la Mora. Pero la Mora suele imponeerle unas condiciones, unos tabús, que el debe cumplir si no quiere perderla. Muchos santos cristianos que tomaron atributos de los antiguos dioses solares aparecen enfrentándose al Dragón, que en la teología cristiana, al igual que en la pagana, también se asocia al Inframundo, a las fuerzas malignas. San Jorge o San Hadrián son prueba de ello.


Chivos expiatorios

En los ritos asociados al comienzo del verano que han sobrevivido cristianizados, podemos encontrarnos detalles que nos refieren a simulacros de sacrificios humanos. Me refiero a la quema de peleles, como el Tararu o el Xigantón asturianos (el tararu ha sido asociado con el dios Taranis, identificación reforzada por el hecho de que estos muñecos suelen portar una rueda, símbolo solar por excelencia, y un tambor, que podría asociarse al trueno), o como el "Juanillo" andaluz. A veces se llama al muñeco "el Diablo" o "el Judas". "Don Carnal" es un pelele asturiano que en Semana Santa es quemado en la hoguera o bien arrojado por un precipicio y representa los excesos cometidos durante los carnavales previos. Todos estos peleles son chivos expiatorios que arden llevándose con ellos nuestro pasado.

¿Son estos ritos del pelele reminiscencias de auténticos sacrificios humanos? Nos dice Julio César de los galos que "forman de mimbres entretegidos ídolos colosales, cuyos huecos rellenan de hombres vivos y pegando fuego a los mimbres, rodeados de las llamas rinden el alma". Según Estrabón, los pueblos del norte de la península ibérica sacrificaban anualmente a Ares, además de ciertos animales, prisioneros de guerra. Es probable que esta deidad guerrera, este "Ares" al que se refiere Estrabón, sea en realidad Taranis, dios a quien según Lucano los galos dedicaban sacrificios por medio de la hoguera (mientras que los otros dos métodos, el ahorcamiento y el ahogamiento, se utilizaban respectivamente para Esus y Teutates). Por cierto que según el propio Estrabón, los peblos del norte de Iberia "despeñan a los condenados a la pena de muerte y apedrean a los parricidas más allá de las montañas o de los ríos de sus territorios". Como hemos visto al "Don Carnal" de la romería asturiana también se lo despeñaba por un precipicio. ¿Se reservaban los prisioneros de guerra y los delincuentes para estos ritos lustrales del comienzo del verano? No es descabellado pensar que el rito anual de quema de prisioneros del que habla Estrabón se celebrase en las festividades que marcaban el comienzo del verano.

Podemos encontrarnos ritos análogos en el ámbito itálico: la romana ceremonia del Tíber del 15 de mayo, una festividad de purificación que se sucedía así: Una procesión presidida por los pontífices, los vestales, los praetores y la sacerdotisa de Júpiter vestida de luto, recogía, en cada una de las 27 capillas "argei", una estatuílla antropomorfa atada de pies y manos que representaba a un individuo con taras. Al llegar al Pons Sulpicius, se arrojaban al Tíber estos simulacros. Algunos autores antiguos suponen que originalmente eran ancianos terminales que se sacrificaban en épocas de grandes hambrunas, como la de 440 a. C. En época de Cicerón era común el dicho "[Tirar] desde el puente a los sexagenarios".

Ya nos dice Silio Itálico (III, 326-331) que "El cántabro [...] Cuando la inútil edad senil comienza a encanecerle, pone fin a sus años, ya no aptos para la guerra, envenenándose con el tejo [...] considerando un castigo vivir para la paz."

El concepto es el mismo en el rito romano y en el celta (por no hablar de las fechas): individuos tarados, imperfectos, ya sea física o moralmente, tarados, ancianos improductivos, prisioneros de guerra o delincuentes, son sacrificados por medio ya sea del agua o del fuego. Con ellos se van las "impurezas", los "pecados" del pueblo. El pueblo está entonces listo para afrontar el nuevo ciclo, purificado. Imposible no relacionar esto con la figura del rey y su destitución/sacrificio cuando aparecen en él taras o defectos, que le inabilitan para ser el mejor de los hombres. La llegada de males para el pueblo (hambrunas, catásrofes, etc) es achacada al hecho de que el rey carece ya del favor de los dioses. Ha de ser sustituido, "sacrificado". Lo que a día de hoy no estamos en condiciones de asegurar, es sin el sacrificio del rey fue alguna vez real, y no simulado, entre los celtas.

La importancia del ciclo cósmico en la mitología es universal. Podemos a modo de ejemplo citar la versión mesoamericana, condensada en el juego de pelota y el posterior sacrificio del capitán del equipo ganador; todo se basaba en el afán de mantener el orden cósmico y la renovación anual del ciclo solar.




Fuentes

Cencillo, L., "Historia sistémica de los dioses" (Ed. Fundación, Madrid 1998)

Diez de Velasco, F., "Introducción a la historia de las religiones" (3ª edición, Madrid, 2002)

diviciaco, "Monte Aramo: La tierra sagrada de los Astures" (http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=797)

Milio Carrín, C. de, de "La creación del mundo, el héroe fundador y otros temas de la mitología asturiana" (http://www.geocities.com/mouguias)




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Comentarios

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  1. #1 Dingo 26 de nov. 2004

    Saludos diviciaco. He intentado resumir en lo posible un tema que para ser bien estudiado pide mucho espacio, y los ejemplos que podríamos encontrar del mitologema son muchos. Interesante el ejemplo del princeps Fauila y su relación con la Virgen/Deva. Jeje, aquí el sustituto la casa de Cantabria. Es impresionante ver hasta que punto concepciones que a priori se creen cristianas fueron heredadas del paganismo.

    He de confesar que no he visto la peli X), así que tomo nota.

  2. Hay 1 comentarios.
    1

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