Autor: Ñervatu
domingo, 03 de febrero de 2008
						Sección: TardoAntigüedad
						Información publicada por: Ñervatu
						
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La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.
Recientemente se ha puesto en solfa la Invasión musulmana del siglo VIII, incluso Olague y otros autores la han negado; pero en este foro vamos a intentar demostrar la falsedad de dichas tesis.
Una Invasión Masiva
La expansión Islámica por el Magreb, Occidente y otras partes del mundo se debió en primer lugar a la fuerza del Islam y al misticismo que impregnaba en sus seguidores; pero también a un vacío de poder tras la caida del Imperio Romano Occidental y el debilitamiento del Imperio Romano Oriental y del Imperio Persa.
Asi pues la invasión de la Península Ibérica no es un hecho aislado sino que es un eslabón de la expansión musulmana; la singularidad de dicha invasión es que fue anticipada y propiciada por discordias internas en el reino Visigodo.
Efectivamente aún no se había deglutido la conquista del Magreb Occidental ni islamizado a sus habitantes cuando debido a las disputas por el trono Toledano, un bando aristocático visigodo, los Witizanos solicitaron la ayuda al califa de Damasco para recuperar el trono que ostentaba un general de prestigio Don Rodrigo o Rodrich , Rodericus en latín;  dicho general habría sido elegido como solución transitoria por los magnates godos descontentos con el predominio del linaje Witizano.   
Una vez autorizados por el Califa de Damasco para iniciar la invasión los caudillos Táriq y Muza contaron con apoyos intramuros del reino, los  partidarios de los hijos de Witiza como el conde Don Julian.
Táriq desembarcó con 7.000 hombres y Muza le envió un refuerzo de 5.000 contabilizando el ejército musulmano-beréber un total de 12.000 hombres en el momento decisivo de la batalla del Guadalete.
En el 712 Muza desembarcó con unos 18.000 hombres en esta ocasión árabes con un gran contingente de yemenitas asi que los efectivos musulmanes en el 712 serían en torno a los 30.000 hombres habiendo sufrido muy pocas bajas en los enfrentamientos con los partidarios del rey Don Rodrigo que solo habían resistido en Mérida e inicialmente en la batalla del Guadalete hasta que las alas Witizanas del ejército desertaron.
Comparando se obtiene la verdad
Hasta la fecha ningún historiador ha puesto en duda dichas cifras aunque curiosamente había unanimidad en decir que eran unos efectivos muy escasos y todos se preguntaban como efectivos tan nimios habrían podido conquistar la Península en tan poco tiempo.
Se exponían las teorías del hartazgo de la población nativa hispanorromana respecto a los visigodos, una supuesta peste que habría mermado la población, las divisiones internas previas y durante la invasión con enfrentamientos entre poderes territoriales, la práctica del terror llevada a cabo por los musulmanes para noquear y paralizar por miedo posibles movimientos resistentes etc.
Desde este foro modestamente y desde la modestia de este simple aficionado vamos a intentar enmendar la plana a tan ilustres y singulares expertos.
Y para evitar polémicas estériles voy a centrarme en aspectos concretos y verifica-
bles:
1º Los historiadores críticos con la Importancia y realidad de la Invasión Musulmana
jamás rechazaron las cifras dadas por los cronistas musulmanes en cuanto a los efec-
tivos de dicha invasión.
2º Dichos efectivos unánimemente fueron calificados de escasos y por lo tanto dado su  bajo número para una empresa de tanto relieve como la conquista del Reino Visigodo -toda la Península Ibérica mas Baleares, mas la parte francesa del Reino, mas las plazas del Norte de Africa-se negaba la conquista en si. (Teoría de Olague y otros Unitarios-Trinitarios).
3º Hasta la fecha nadie ha puesto en duda que una superpotencia de la época como era el Imperio Romano  disponía en el frente occidental de 50.000 comitatenses es decir el ejército real, el móvil, el que se empleaba en las batallas decisivas tipo Adrianópolis o Naissus o para tapar brechas en el frente sostenido por los limitanei que eran una especie de tropas guardafronteras acantonadas en fuertes y posiciones estáticas; y en el frente oriental otros 50.000 comitatenses. Es decir que para todo el Imperio Romano en Europa frente a los germanos, sármatas, alanos y demás pueblos bárbaros, en Africa frente a los bereberes del interior y en Asia frente al Imperio Persa Sassanida y luego el Parto los romanos disponían de 100.000 efectivos de combate  divididos en dos grupos de 50.000 para oriente y occidente mas los limitanei tropas guardafronteras acantonadas en posiciones estáticas y de nulo valor combativo salvo como primer elemento disuasor y de retardo en las incursiones.
4º Si para todo Occidente Roma empleaba contra toda la panoplia de tribus que intermitentemente le presionaban en el Rhin-Danubio y Magreb de Africa 50.000 comitatenses; la cifra de 30.000 musulmanes  para conquistar Hispania y una pequeña porción del sudeste francés es enorme.
5º que el Reino Visigodo ni remotamente podría reunir lo que usaba Roma para toda la parte Occidental del Imperio 50.000 hombres.
6º Que la inmediata expansión musulmana hasta el corazón del territorio franco en el centro-norte de la actual Francia demuestra que el objetivo de fuerza tan importante no era ni devolver el trono a los incautos witizanos, ni conquistar la Península sino darle un golpe decisivo a Occidente en Hispania-Galia como situación previa a la acometida final contra El Papado en Italia.
7º Que la Invasión de Europa tuvo un éxito sin precedentes y solo la discordia originada en el sistema tribal de los musulmanes impidió la aniquilación de Europa; ni siquiera los hunos de Atila habían logrado llegar al Atlántico.
8º Ese balón de Oxígeno permitió a los francos en la Galia y a la resistencia Astur-Cántabra en Hispania reorganizarse y recuperarse de la sorpresa para fortificarse, rearmarse y aprovechando las discordias entre los junds árabes y los bereberes llevar la frontera hasta el Duero.
9º Pero para ello, en la batalla  de Covadonga, 300, como los espartanos, al mando de Belay el Rumí, "el asno salvaje"  lograron hacer virar en un momento concreto y decisivo un  acontecimiento histórico que parecía inevitable: la conversión de la Península Ibérica en una Anatolia Turca.  
10º Y que mejor resumen que las palabras de Don Oppas obispo y caudillo de los Witizanos dirigidas al caudillo astur Don Pelayo: "¿como tú  con esta pequeña tropa, en esta cueva, pretendes resistir al Islam que desde las arenas del desierto arábigo ha venido engullendo a todos los estados y naciones?
a lo que éste respondió porque la Iglesia de Dios es como la luna que aún estando en cuarto menguante, al poco tiempo recupera su esplendor; y diose la batalla y con el estandarte de la cruz de la Victoria, los astures, por la gracia de Dios aniquilaron a los caldeos muriendo su comandante Al Qaman y el pérfido obispo traidor iniciándose así la restauración de España.  
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Saludos Ñervatu.
Vamos por partes. ¿De dónde sacas esas cifras? ¿de dónde sacas que el Imperio Romano de Occidente estuviese defendido por 50.000 hombres? Aún así la cifra de 30.000 musulmanes es muy escasa para controlar un reino de unos 7.000.000 millones de habitantes que es lo que debía tener el reino visigodo. Los propios visigodos tras la derrota de Vouillé se asentaron en la Península Ibérica en número no superior a 100.000 y tardaron más de un siglo en dominar ta extenso territorio. Más bien lo que ocurrió fue que los musulmanes continuaron con su habitual política de pactos con las aristocrácias locales, es decir en buena parte de la Península continuó gdetentando el poder la nobleza hispano- visigoda, que más tarde entendió con claridad que para que el nuevo sistema se consolidase era necesario profesar el Islam; y así lo hicieron, desde una perspectiva practica.
En cuanto a la batalla de Covadonga creo que más le cuadra la categoría de escaramuza, y en todo caso el emir de Córdoba no insistió en mantener bajo control una zona poco productiva y escasamente poblada, salía más caro administrar aquello que dejarlo a su suerte. Puede que demostrara con ello falta de perspectiva de futuro, pero no se le puede acusar de nada más.
Don Pelayo tiene todas las características de un personaje de leyenda, es decir mítico. No hay documentos de ningún tipo que demuestren con total seguridad la certeza de los hechos que se le atribuyen. Caso totalmente distinto es el e Alfonso I, rey totalmente histórico.
Pelayo es un personaje histórico. La batalla de Covadonga es un hecho histórico. Que hubiera allí 100.000 o 500 combatientes no le reduce la importancia.
Los musulmanes, alcanzan a ocupar Gijón donde colocan a un gobernador (Munuza) con una guarnición, pero obviamente que por las dificultades del terreno y porque no eran demasiados pues no podían controlar toda Asturias. En las zonas montañosas se refugian los cristianos huidos de otros lugares de España donde conviven con algunos pobladores autóctonos -porque evidentemente la población asturiana no era muy elevada por entonces, y menos en las montañas-. Por un tiempo los musulmanes tratan de cobrar sus impuestos e imponerse pero no tardan en aparecer conflictos con los cristianos y es necesaria una acción militar para reprimir esta resistencia. Así lo escriben los cronistas musulmanes, que se envía una fuerza militar (mandada por Alkama), al margen de la guarnición existente en Gijón. Es decir, los musulmanes se toman en serio el problema y se movilizan para la represión.
Esa fuerza militar podría ser mayor o menor, pero era un fuerza especialmente envíada para el caso. Los cristianos se repliegan a las montañas y encuentran un punto fuerte en el monte Auseva, cerca de Cangas de Onis, pero con la prevención de dejar una salida de emergencia entre las cumbres. Según relatan las crónicas asturianas, solo parte de los cristianos se quedaron en la cueva, la cual tiene una angosta salida hacia el valle de Orandi de donde viene el caudal de agua que forma -formaba la famosa cascada de cola de caballo-. El resto permaneció oculto en las cumbres que la rodean.
Los musulmanes, con tropas cristianas aliadas, entran por el estrecho paso que les deja en el "prau" frente a la cueva y cuando consideran acorralados a los cristianos que en ella se encuentran, salen de su emboscada el resto de los guerreros cristianos y aquello acaba en masacre para los musulmanes. Aunque una gran parte consiguen escapar de la encerrona pero se ven obligados a huir por los escarpados caminos de los picos de Europa y aunque logran pasar al otro lado, en la parte de la Liebana, en Cosgaya son terminados por los cristianos que allí se encontraban.
Es decir, la batalla existió, los combates existieron y fueron tan importantes como para hacer huir a Munuza que huyó de Gijón con toda su guarnición. Pero los cristianos cayeron sobre ellos en su huida y los acabaron creo recordar que cerca de Grado.
La derrota musulmana fue total y definitiva y aunque no lo quieran mencionar en sus escritos los musulmanes, no volvieron a intentar invadir Asturias hasta muchos años después pero ya no fueron capaces de conseguir nada pues el reino de Asturias ya se había consolidado.
Eso es historia.
Codex Calixtinus, Regi perhennis glorie
[f. 139] (1v)
Decoravit Yspaniam
Iacobus et Galleciam
Illamque gentem impiam
Christi fecit ecclesiam
¿Entonces en el códice calixtino Santiago es musulmán, ya que si lo hispano es lo musulmán, cómo interpretamos "Yspaniam Iacobus"?. Pues no, lo hispano es lo correspondiente al territorio de la Hispania romana, y el problema es quien debe habitar esa hispania...desde luego que para los cronistas cristianos, los que sobran en la "hispania" son los sarracenos.
Codex Calixtinus, I, II, fol 11: Inter Yspanos apud Tudelonium die festo Sancti Iacobi triticum cotidie rusticos quidam in area excussit (Entre los hispanos, en Tudelonium, cierto agricultor estuvo majando trigo en la era todo el día de Santiago...por lo que cuando fue al baño, se le pegó la espalda a las paredes del retrete y murió, por no haber respetado la festividad).
Resulta curioso, porque Tudelonium es la actual Tudujén, junto a baños de Fitero...en Navarra. ¿Resulta que ahora los navarros, que deberían respetar la festividad de Santiago, son musulmanes porque son citados como Yspanos?
El sexto milagro del códice se refiere a la peregrinación del conde Guillermo de Poitou (Guillelmo pictauensium comite), a Santiago...y lo hace "cruzando las tierras de España". El apóstol le presta su asno para hacer el trayecto de ida y vuelta. Codex Calixtinus, II, VI, fol 145-145v: Guillelmo pictauensium comite sub Ludovico rege francorum principantepestis mortifera gentem quandoque sepulture tradebatur. Pictauorum miserabiliter inuasit, adeo quod pater familias cum tota gente sua .  Tunc tempori heros  quidam, huiusmodi clade preterritus, flagellum hoc euitare desiderans, per Yspaniarum partes ad sanctum Iacobum ire proposuit. 
Pero la gran ventaja de codex calixtinus es que contiene un listado de TODOS LOS PUEBLOS que peregrinan a Santiago. Mira que bien, porque así salimos de dudas:
Por otra parte, el códice calixtino es un fraude en cuanto a su denominación, ya que no es atribuible a Calixto II -fue escrito por franceses, pero que conocían mucho las tensiones entre navarros de Estella y vascones, ya que a los navarros los denosta completamente-. Pero ya que mencionamos a Calixto II, podemos añadir un dato. El hizo transferir la primatura episcopal -arzobispado- de Mérida (bajo control musulmán) a Santiago, eliminando definitivamente cualquier posibilidad de legitimar a Al-Andalus como la sucesora de la tradición hispanorromana. De este modo, Diego Gelmírez fue el primer arzobispo compostelano.
Por otra parte, me resulta increible que vengamos de nuevo a hacer política...si no hay argumentos históricos, entonces volvemos con el revisionismo, la memoria histórica y demás.... Desde luego, yo lo único que he hecho ha sido poner textos históricos encima de la mesa. Y no existe ningún "nacionalismo cántabro" que quiera anular a don Pelayo y colocar como figura culmen de la lucha contra el sarraceno a Pedro el duque de Cantabria o al rey Alfonso. Nosotros hemos vivido muy tranquilos muchos años sin pelearnos con nadie por semejante protagonismo. Además, don Pelayo no está demostrado que fuera asturiano.
Tampoco digo que la reconquista (o si se prefiere, la recuperatio) fuera buena o mala, simplemente lo que digo es que la hubo,...y la hubo porque los ejércitos califales habían invadido la península...ya lo habían hecho en dos ocasiones durante el gobierno de Wamba, pero fueron rechazados (en 680. En 682 toda la zona africana del estrecho, salvo Ceuta, había caído en manos musulmanas. Y el conde Julían, indudablemente resistía gracias a los suministros visigodos desde la península). Que la mayoría de los hispanorromanos no defendieran al poder político visigodo no significa que desearan el poder musulmán. ¿Qué muchos aceptaron el islam?. También muchos checos, daneses, noruegos...aceptaron la ocupación nazi. ¿Y por eso estaban contentos y felices?.
Lo que está claro es que Mérida, Córdoba, Lérida, Zaragoza...no resistieron porque la minoría goda decidiera luchar. Si la ciudad no quiere luchar, no lucha. Y para más inri las fuerzas godas tras Guadalete habían evacuado Córdoba (sólo habían quedado 300 hombres, que era la guarnición de la ciudad), pero la resistencia en la ciudad duró 3 meses. Y quienes se levantaron posteriormente en Sevilla, Zaragoza o Pamplona contra el gobernador musulmán no fueron los godos, sino los hispanorromanos.
Claro que también puede ocurrir que las crónicas históricas nos hayan mentido, incluso las portuguesas.
La importancia de Covadonga no estriba ni en cuantos murieron ni en si eran 400 asnos o no...lo que importa es que fue la primera batalla que perdieron los árabes en Hispania sin contraataque posterior de éstos, y que además, por primera vez había un godo luchando con los hispanorromanos y no abandonándolos a su suerte, como habían hecho en Toledo, Córdoba....
A lo mejor hubiéramos sido más felices y vivido mejor de haber aceptado el islam nuestros antepasados. Pero la realidad es que no quisieron hacerlo.
En cuanto al tema de la magnitud de las poblaciones hispanas en el 711, es posible que muchas poblaciones conocidas no excedieran de 300 o 400 habitantes....pero Córdoba o Mérida no creo que bajasen de 10.000...en Córdoba la guarnición permanente era de 300 hombres. En todo caso, esta cuestión sí que parece interesante de debatir.
Yo no creo que entrasen tantos musulmanes como treinta mil, son números grandísimos para ejércitos del siglo VIII. No hablamos de Estados con administraciones depuradas como el Imperio Romano o el Persa, donde se hacían censos y se mantenían ejércitos profesionales; Estados con una gran capacidad logística y con una organización territorial que permitía el abastecimiento de grandes huestes en tiempo de guerra. El mismo autor del artículo comenta el poco control que ejercía el imperio árabe por aquellos tiempos sobre el Magreb, de donde partió el ejército de Tarik.
Alessandro Barbero, en su obra "Carlomagno", hace una estimación del coste del mantenimiento de los ejércitos carolingios en los mejores tiempos del imperio franco (s. VIII-IX). La obligación de dar de comer y beber todos los días a un hombre movilizado supondría para un ejército una impedimenta tan grande (a veces más) que la tropa en sí. De este modo, un ejército de cinco mil hombres movilizado durante dos meses arrastraba tras de sí una impedimenta de miles de bueyes y caballos de tiro que entorpecían enormemente el avance del ejército. Dada la escasa densidad de población de Europa en la Alta Edad Media, sobrevivir sobre el terreno era casi imposible. Esto nos obliga a estimar siempre a la baja los efectivos movilizados en campaña, aunque las crónicas anoten cifras a todas luces exageradas. Estas cifras no son el resultado de estudios estadísticos (única fuente que podría estimarse válida) pues la estadística no se aplica hasta el siglo XIX, son más bien cifras simbólicas, en muchos casos, cifras extraídas de ejércitos bíblicos.
Por otro lado, que los invasores fuesen pocos y los locales muchos no invalida que los musulmanes se hiciesen con el poder en la reino visigodo. Con una buena colaboración interna todo es mucho más fácil, aprovechando las querellas intestinas de los autóctonos. En la misma historia de España existen ejemplos perfectos de ejércitos pequeños que han dominado amplísimas regiones mediante el pacto y la colaboración (como los de Cortés o Pizarro). Las luchas por el poder era algo que quedaba en el ámbito de las altas esferas de la sociedad, de tal modo que de los siete millones (si es que los había) de hispanos, la mayoría quedaron ajenos por completo a las luchas por el trono, de las que seguramente ni siquiera tenían noticia en el mundo rural en el que habitaban.
Pero unos años antes, en plena efervescencia de la polémica adopcionista, un monje lebaniego, de nombre Beato, se hacía eco, en sus Comentarios al Apocalipsis, de la tradición de la predicación hispánica de Santiago. Ocurría esto cuando el pequeño reino asturiano era regido por Mauregato (783-788) (686). Es probable, pero no seguro, que el mismo monje escribiera el himno O Dei verbum, dedicado al rey citado, y en el que Santiago Apóstol aparece ya como cabeza refulgente y áurea de España, y como patrono vernáculo, y protector (687). Es necesario echar un vistazo a la querella adopcionista para poder entender los orígenes del culto jacobeo.
Remonta ésta sus orígenes al concilio de Sevilla de 784, donde se combatieron las ideas de Migecio, a quien puede considerarse un antecesor del adopcionismo. Esta ideología es un intento de conciliar islamismo y cristianismo, o dicho de otro modo, se pretende casar el riguroso monoteísmo islámico con el trinitarismo católico. Debajo del adopcionismo hay un problema político: el de conciliar la existencia de una iglesia española con el dominio musulmán. Los actores del drama son el arzobispo de Toledo, Elipando, y su partidario, el obispo Félix de Urgel, por el lado heterodoxo; Beato de Liébana y Eterio, obispo de Osma, encabezan el bando contrario. Participa también, en este último bando, un clérigo ástur, llamado Basiliscus. El hecho de que el obispado de Félix se encuentre en tierras del Imperio Carolingio, va a ser causa de que el conflicto se internacionalice, de modo que, tomen parte en él, Alcuíno de York, Carlomagno, y el propio Papa León III. Contribuye a esta internacionalización la política carolingia de intervención en España, y las buenas relaciones de Alfonso II de Asturias con el emperador franco. El Tratado Apologético, de Eterio y Beato, y, más tarde, los Comentarios al Apocalipsis del monje de Liébana, son las dos obras claves de la polémica adopcionista. Pues bien, frente al colaboracionismo con el poder musulmán, que defienden Elipando y sus partidarios, Beato aboga por la creación de una iglesia "nacional", que legitime la existencia del naciente reino asturiano. Pieza maestra de la nueva iglesia norteña será el "descubrimiento" de los restos del Apóstol Santiago, en tiempos del segundo Alfonso, apóstol, cuya predicación hispánica había defendido el monje lebaniego, como vimos (688).
Interesa hacer algunos comentarios a todos estos sucesos. El primero se refiere a la calidad de los contendientes. Elipando, Félix, y Eterio son obispos, pero de tres sedes situadas fuera de los límites del reino asturiano. El único participante en la querella, que no es obispo, sino monje, es Beato, quien, además, de los cuatro actores, es el único ástur. Tenemos aquí otra prueba que corrobora lo que antes dijimos sobre la importancia del monacato en el norte, en detrimento de la iglesia secular. En Asturias no hay obispos que polemicen con los foráneos, pero hay monjes que ocupan su lugar (689). Esta falta de obispos no se debe a la existencia de un bajo nivel de cristianización. Simplemente se explica porque fueron monjes, en época visigoda, los que más contribuyeron a difundir el cristianismo entre los montañeses. Y, conviene dejar claro, que Beato es T..] un representante, no de círculos religiosos mozárabes, sino de unos medios monásticos autóctonos."(690).
No se puede seguir considerando los Comentarios al Apocalipsis "[...] como despreciable colección de recortes ajenos", que ni el propio Beato entendía (691). Pero, además, Beato no es el único clérigo culto, que vive en Asturias en el siglo VIII. A su lado está Basiliscus (¿monje también?), que, además de polemizar con Elipando, encabeza la embajada que Alfonso II envía a Carlomagno en 798 (692).
Se han buscado, y se han encontrado, las fuentes en que tuvo que beber Beato de Liébana para componer sus escritos. También se han localizado las que tuvo que conocer el autor del himno O Dei verbum para poder componerlo (693). Y, cuando se conocieron, surgió la pregunta: ¿cómo es posible que, en un valle perdido de las montañas cantábricas, apenas cristianizadas, y en una época tan remota como el siglo VIII, existiera la riqueza bibliográfica necesaria para la confección de estas obras? Una única explicación se dió a este interrogante. Los sucesos del 711, y las campañas de Alfonso I llevaron al norte una buena cantidad de emigrantes. Con ellos, fueron monjes, y con los monjes, sus bibliotecas (694). ¿No estarían previamente abonadas las tierras, que recibieron la semilla nueva de las bibliotecas importadas? y, ¿quiénes, si no los monjes visigodos, fueron los primeros sembradores?
En la línea de Teshub, a mi me parece claro que los primeros "reyes" ástures, así como los musulmanes, trataban de legitimarse buscando continuidad con la situación político-administrativa previa.
En primer lugar, el átaque musulman se dirige principalmente a las capitales ducales previas: Lugo, Astorga-León, Braga,... Munuza, el gobernador musulmán asentado en Gijón-León (?) legitima su control pretendiendo a la hermana de Pelayo, que según las crónicas fue hijo de un duque, y muy probablemente el de Asturias (cuando digo Asturias, me refiero a la Asturias de la época, no sólo al territorio transmontano). Posteriormente Pelayo casa a su hija con el hijo del duque de Cantabria. Es uan hipótesis, claro, pero en mi opinión bastante probable.
Por otra parte tendríamos distintos poderes locales: el de Pelayo y posiblemente otros, autónomos, en Astorga, León, Britonia, Lugo,... Cuando los bereberes se fueron es sabido que estas ciudades, yasí como el resto de territorio, no quedaron despoblados, puesto que arqueológicamente se ha demostrado continuidad poblacional. Y si no estaban en el ámbito del núcleo transmontano y tampoco bajo el poder de Córdoba, es evidente que existían éstos grupos autónomos, en competencia con otros (no dejaron crónicas) o en alianza (repoblación), que permitieron la extensión del reino de los Astures. No me parece casual la elección de la ciudad ástur de León, como nueva sede regia, tanto por su prestigio militar (sede de la única legión romana en Hispania) como por su condición central, junto con Astorga, tanto administrativa como religiosa, de la provincia asturiense, y uno de los centros más importantes de Galicia (como reminiscencia de esta provincia tardorromana que llegó hasta la Edad Media).
También de Amaco #155: "Munuza, el gobernador musulmán asentado en Gijón-León (?) legitima su control pretendiendo a la hermana de Pelayo, que según las crónicas fue hijo de un duque, y muy probablemente el de Asturias (cuando digo Asturias, me refiero a la Asturias de la época, no sólo al territorio transmontano). Posteriormente Pelayo casa a su hija con el hijo del duque de Cantabria. Es uan hipótesis, claro, pero en mi opinión bastante probable". El único Munuza que conozco es el ya citado arriba en mis post: asentado en la zona de la actual Cerdaña, entabló fuertes vínculos con la aristocracia goda local, casándose con la hija del conde de Narbona, Eudes. Se rebeló contra el poder omeya, y fue derrotado antes de la fitna, de la sublevación de los beréberes y la llegada del yund sirio. Esto prueba que uno de los modos con los que los musulmanes consiguieron el control fue mediante una política de pactos: la oligarquía musulmana y los aristócratas nativos se unen para seguir mantiendo el poder y la autoridad en sus territorios.
En cuanto al comentario de grupos fragmentados al comienzo en el norte peninsular, es muy probable. Este texto también es de Martín: "Durante los cien primeros años de su historia, el reino astur permanece a la defensiva, protegido de los ataques musulmanes por las montañas y por las revueltas de los muladíes fronterizos, e intenta unificar el conglomerado de pueblos que lo forman, gallegos, astures, cántabros y vascos, en numerosas ocasiones enfrentados entre sí o rebeldes al incipiente poder central, según recuerdan las crónicas de Alfonso III: ‘Fruela… a los vascones, que se habían rebelado los venció y sometió… Silo… a los pueblos de Galicia que se rebelaron contra él los venció en combate… Alfonso… expulsado del reino se quedó entre los parientes de su madre en Álava."
Un dinar bilingüe latino-árabe, acuñado en el año 98 de la hégira / 716 d.C., que lleva en una cara la inscripción FERITOS SOLI IN SPAN AN... («fue acuñado este sueldo en Spania, el año....») y, en el reverso, su equiparable árabe: DURIBA HADA L-DINAR BI-L-ANDALUS SANATA TAMAN WA-TIS’IN («fue acuñado este dinar en al-Andalus, el año 98», de la hégira). Sobre este tema, podemos preguntar a Alicia Cantó, que se ha dedicado a la numismática andalusí (CANTO, A. y otros: Monedas andalusíes, Madrid, 2000).
Evidentemente, Hispania, Spania, Yspania, Isbaniya...es el territorio de la Hispania romana, que coincide con Al-Andalus cuando los musulmanes controlan la península. Pero la moneda demuestra que para los hispanorromanos, esto es Hispania y ellos son hispanos, mientras que para los andalusíes, esto es Al-Andalus, y ellos no son hispanos, sino andalusíes...y eso en el s. VIII. Al-Andalus significa una nueva entidad socio-política, que se asienta sobre el territorio de una realidad política previa, la hispania romana, pero que la ignora completamente (entre otras razones, porque no le interesa conservar los derechos adquiridos previos).
Resulta también interesante citar a Al-Bakri, autor almeriense del siglo XI, quien en su "Libro de los caminos y de los reinos", comienza el capítulo «La Península de al-Andalus» (Yazirat al-Andalus) indicando la etimología supuesta de dicho territorio:
«Se cuenta que antiguamente su nombre era Iberia (Ibariya), por el río Ebro. Luego se llamó Bética (Batiqa), por el Betis, el río de Córdoba. Luego se denominó Hispania (Isbaniya), por el apelativo de un hombre que la rigió en tiempos antiguos, y que se llamaba Isban, aunque también se dice que fue llamada así por los Isban, cuando se establecieron, en los primeros tiempos, en el reducto del río [Betis] y en sus alrededores. Unos cuantos dicen que su nombre es en realidad Hesperia (Isbariya), así denominada por Hésperis (Asbaris), estrella conocida como la Roja (al-ahmar). Luego recibió el nombre de al-Andalus, por los atlantes (andalis) que la habitaron».
Esta etimología intenta romper todo vínculo histórico de Al-Andalus con los predecesores peninsulares a los andalusíes (¿los andalusíes sucesores de los atlantes?). Predecesores, que en muchos casos, aún forzados a vivir islámicamente, no olvidaban lo que hubo antes. Baste recordar lo que Abd-allah indica en sus "Memorias" en el s. XI: Relata que el conde mozárabe Sisnando Davídiz le advirtió «de viva voz» que «al-Andalus era en principio de los cristianos, hasta que los árabes los vencieron y los arrinconaron en Galicia... Por eso, ahora que pueden, desean recobrar lo que les fue arrebatado, cosa que no lograrán sino debilitándoos [los cristianos a los andalusíes] y con el transcurso del tiempo, pues, cuando no tengáis dinero ni soldados nos apoderaremos del país [de al-Andalus] sin ningún esfuerzo».
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