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viernes, 04 de enero de 2008
						Sección: De los pueblos de Celtiberia
						Información publicada por: DelaCarpetania
						
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El teatro romano de Sagunto deberá volver a su estado original
El teatro romano, de la ciudad de Sagunto, volverá a su estado original antes de las obras de reconstrucción.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha confirmado el plazo de dieciocho meses para que se ejecuten las obras de reversión del Teatro Romano de Sagunto dictadas en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) de abril de 2003.
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Primero algunas referencias de la sentencia en los medios:
El Supremo obliga a quitar el
mármol del Teatro de Sagunto. El Tribunal otorga un plazo de 18 meses para
demoler la escena y el graderío y devolver el monumento a su estado original
http://www.lasprovincias.es/valencia/20080103/local/valenciana/supremo-obliga-quitar-marmol-200801030721.html
El
Supremo confirma el plazo de 18 meses para revertir las obras del teatro de
Sagunto
http://es.noticias.yahoo.com/efe/20080102/tes-el-supremo-confirma-el-plazo-de-18-m-61bd63d.html
El
Teatro Romano de Sagunto volverá a ser una ruina
El Supremo confirma la ejecución
de la sentencia contra la restauración
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Teatro/Romano/Sagunto/volvera/ser/ruina/elpepucul/20080103elpepicul_5/Tes
..........
Es una buenísima noticia el que, aunque con un retraso de 17 años, se haga por fin respetar la Ley de Patrimonio de 1985 y las
autonómicas, que van en la misma dirección, y revalida el principio de que las ruinas no
están para reconstruirlas al modo "violletiano" del siglo XIX (desacreditado desde la "Carta
de Atenas" de 1931) o para satisfacer egos políticos diversos, sino para conservarlas y
consolidarlas como nos llegan y que se admiren en su estado tras el paso y el
deterioro lógico de los siglos. La 'scaenae frons' del teatro en la versión
Grassi-Portaceli, usada como galería de epígrafes y otros materiales (¡!), hubiera sido un horror
para un romano, como la especie de "trampolín de piscina" que le pusieron
detrás, y tantos otros añadidos.
El murallón moderno, íntegramente levantado desde el metro de altura, acabó con la vista tradicional del castillo y con el perfil mismo de la ciudad.
La pena es que en su día se gastaron 2.000 millones de pesetas en hacer esta
barbaridad (sin que se levantaran grandes protestas por
parte del mundo arqueológico, que todo hay que decirlo), y ahora hay que gastar
otros 6 millones de euros (1.000 millones) más en revertirla. En total, al menos
3.000.000 (tres mil) millones de pesetas tirados a la basura.
¿Y quién paga por ese error monumental, valga la redundancia? Pues "Juan Español
sufrido y pagano". ¿Y para cuándo que los políticos y los técnicos asuman su
cuota en los errores que perpetran, gracias a que disparan "con la pólvora del
rey"? Para nunca. Se hizo bajo el PSOE, pero el PP, después de combatirla duramente, cuando llegó al poder autonómico prohijó la obra como si fuera suya. Misterios de la política.
Y todo se debe al empeño y la constancia de un solo hombre, un particular, el abogado Juan Marco Molines, que empezó su batalla cuando nadie -y digo nadie- se atrevía a criticar las decisiones de dos arquitectos tan renombrados. Dicho abogado afirmó ayer que "Se puede actuar contra Lerma y Ciscar por la vía penal... todavía podría hacerse, porque entiendo que es un delito
continuado y que no prescribe. La administración, que es la afectada,
también podría hacerlo, por el perjuicio económico que le supondrá la
aplicación del fallo.” (habría que verlo...).
Como complemento para el que lo desee, aquí tenéis una serie de imágenes del
teatro antes y después de la “restauración”, que subí a la red y comenté hace un
par de años:
1) Sagunto_el teatro antes de Grassi 1
http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2381 (vista antigua, obsérvese el
graderío conservado, y lo que quedaba realmente de la escena)
2) Sagunto_el teatro antes de Grassi 2
http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2382 (vista de las ‘caveae’ y los
‘itinera’ o accesos laterales, antes de la restauración)
3) Sagunto_el teatro de Grassi - 1
http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2380 (proyecto original del italiano Grassi)
4)Sagunto_el teatro de Grassi – 2
http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2377 (vista de conjunto de la mole)
5) Sagunto_el teatro de Grassi – 3
http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2378 (fachada hacia el pueblo, tapando
la tradicional vista del Castillo)
6) Sagunto_el teatro de Grassi – 4
http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2379 (escena con galería lapidaria)
7) Sagunto_el teatro de Grassi – 5
http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2383 (con el graderío reconstruído en mármol
blanco)
Esperemos que el caso sirva de precedente para otras administraciones y otras restauraciones abusivas, que bordean la misma ley o pueden vulnerarla.
El caso de Orange
Por último, para gente que desconoce lo más elemental: la escena del teatro romano de Orange (aquí) es un unicum, porque conserva su elevación original de 103 m de largo por 37 de altura, "la plus belle muraille de mon royaume", según Luis XIV, mientras en Sagunto se conserva poco más de 1 m de alto de ella.
La escena de Orange fue restaurada tal como la vemos... ¡en 1825!, y el graderío se reconstruyó a fines del siglo XIX, esto es, todavía bajo los criterios reconstructivos de Viollet-le-Duc, hoy completamente desprestigiados para el que sepa algo del tema.
Así que lo único que han hecho en Orange "los que cuidan de la cultura en Francia" (# 3) no es precisamente la restauración del edificio, que es plenamente decimonónica, sino simplemente añadirle, en 2006, un tejadillo de vidrio y metal para mejor protección del muro, y puesto con exquisito cuidado. Nada más, como correponde a los tiempos contemporáneos y a los criterios establecidos por sucesivas cartas de restauración internacionales.
Cuando no se sabe bien de lo que se habla, un poco de información antes de confundir al lector siempre es aconsejable.
En el caso de Mérida, la scaena se reconstruyó en 1912. De hecho, creo que sólo un 30% de la misma pertenece al teatro original. Con lo que, en un último término también es una mala recostrucción. Pero las leyes no tienen carácter retroactivo en la mayoría de ocasiones.
Otro problema que se ha planteado en Mérida, al caso de lo que se comenta de los anfiteatros en uso, es el de su utilización para espectáculos. El mal uso del mismo para espectáculos que no se deben realizar en un teatro, y menos en un yacimiento arqueológico, propicia casos como el de usar motocicletas en la scaena del teatro, o el de colocar altavoces encima de los aditus. El problema estriba en que el Consorcio arqueológico de Mérida no puede opinar sobre el uso del teatro que tiene que mantener. Así que, a este paso, en 20 años se lo habrán cargado.
En Cartagena, no está previsto que se use el teatro para representaciones, porque, ante todo, es un yacimiento arqueológico. Parece que eso se nos olvida muchas veces, y se deterioran bastante los yacimientos debido al mal uso de los mismos.
Extractos de los artículos publicados en la revista “ON Diseño”, nº 147
“Y aquellos jueces condenaron a Adriano. Por atreverse a construir de nuevo el Panteón.” Había levantado a los dioses la más espléndida arquitectura jamás construida por los hombres. Y además, había utilizado materiales nuevos...........Y sus descendientes en Córdoba se asombraros al ver una catedral, hecha con nuevos materiales, levantada sobre el petrificado bosque de palmeras Omeya. Los jueces, imbuidos de sopladas ortodoxias, condenaros a Hernán Ruiz por atreverse a maridar la Mezquita con su fantástica Catedral.................Y sus descendientes en Granada, se quedaron pasmados al contemplar un palacio renacentista, hecho con nuevos materiales, alzándose sobre la llorada Alambra. Los jueces, investidos de ínfulas nacionalistas, condenaron a Pedro Machuca por atreverse a implantar el increíble palacio de Carlos V sobre el paraíso nazarí de La Alambra................
Alberto Campo Baeza, arquitecto: “Jueces inicuos e ignorantes: a propósito del Teatro Romano de Sagunto”
“Si el primer objetivo del proyecto, como he indicado anteriormente, ha sido la restitución del espacio del Teatro Romano de Sagunto, el segundo, en consecuencia de áquel, es la recuperación del rol urbano que el monumento ejercía entre la zona monumental, el foro, en la parte superior y la ciudad que se desarrolla en la pendiente de la colina......Los criterios: En primer lugar, conservar, consolidar y poner en evidencia los restos auténticos del Teatro y restituir, a partir de los estudios e hipótesis del equipo arqueológico, con el que se ha trabajado desde un primer momento, el espacio característico y único del Teatro de Sagunto........Así, se utilizan materiales naturales, técnicas romanas ( piedra, hormigón y ladrillo), indispensables para la estabilidad, mantenimiento y conocimiento del monumento, haciendo siempre evidente la diferenciación entre las partes originales y las rehabilitadas......”
Giorgio Grassi y Manuel Portaceli, arquitectos: “Rehabilitación del Teatro Romano de Sagunto”
“La arquitectura siempre persigue configurar paisajes interiores, tanto en el caso de sencillas viviendas como en aquel cuya pretensión sea construir grandes monumentos........ La funcionalidad específica del teatro romano no puede incorporar nada ajeno al desarrollo teatral mientras que, por otra parte, su cualidad como contenedor del drama le obliga como condición prioritaria a fundirse con el espectáculo...........Bajo estas consideraciones cualquier restitución del espacio escénico romano debe, como condición prioritaria e indiscutible, recuperar su paisaje interno...........El proyecto de restitución del Teatro Romano de Sagunto, obra de los arquitectos Giorgio Grassi y Manuel Portaceli, está planteado básicamente desde una perspectiva de estricto respeto a la historia del monumento, inspirándose originariamente en la recuperación morfológica del tipo, buscando a través de su diseño recomponer la unidad espacial que le es propia......la reconfiguración de su paisaje interior........”
Pilar Insausti y Tito Llopis, arquitectos: “Reconfigurar paisajes interiores: el caso del Teatro Romano de Sagunto”
“Las Ruinas del Pasado, descarnadas irrevocablemente, ya no son las obra que fueron porque su mundo se ha desvanecido, pero su mayor encanto reside en que, con su sola presencia, a modo de flechas indicadoras, nos permiten imaginar y pensar desde ellas.......Si embargo, a veces y desde la exaltación romántica y el idealismo metafísico, se las ha colocado tan alto, tan alto que, congeladas sobre su suelo nativo en embalsamados simulacros, parecen –en su desolación, sin uso- no servir para nada..........Y ahora, este proyecto de Grassi y Portaceli busca anular esta distancia in situ sobre los despojos del Teatro Romano de Sagunto. Y de esta novedad nace el escándalo........El resultado, la vida nueva devuelta al Teatro Romano de Sagunto. El teatro reconstruido, al restablecer su mundo interior y exterior, no hace que la Ruina se consuma o desaparezca, sino que ahora sus fragmentos, sabiamente encuadrados por las partes restituidas brillan con nueva presencia en la totalidad de la obra.........Lo cerrado de las restauraciones o anastilosis convencionales se sustituyó aquí por una propuesta que, en su desnudez esencial, acoge la posibilidad de todo sueño......”
Alberto Ustárroz, arquitecto: “Sagunto, la Arquitectura a escena”
Brigantinus: Muy de acuerdo, éste es el tema de fondo.
Transcribo un interesante artículo de ayer (sólo tiene, creo, un lapsus, en lo de "1993": en ese año es cuando se paralizaron las obras ya hechas):
CONTRA LA PREPOTENCIA
F. P. PUCHE
Esperaba escaparme. Con la excusa de las fiestas pretendía pasar de
puntillas sobre la sentencia del Supremo que ha condenado las obras que
desfiguraron el Teatro Romano de Sagunto. Pero el interesantísimo
artículo que el gran arquitecto y mejor amigo Francisco Cervera publicó
el sábado en estas páginas hace inexcusable el deber de intervenir. No
tanto para discrepar de sus reflexiones sobre la sentencia, materias
sobre las que ya escribimos en 2002, sino para, acompañándole, poder
extraer alguna consecuencia sobre la decisión del alto tribunal. Porque
¿para qué querrán las democracias tribunales supremos sino para extraer
valores morales, moralejas, de sus decisiones?
La primera reflexión es elemental: ¿para qué querremos una
sentencia del Supremo, para qué un Tribunal Supremo, si sus sentencias
no se cumplen? No, el teatro romano de Sagunto debe volver a su estado
primero, al de 1993, guste o no guste. Porque para eso se polemizó y se
clamó. Para eso se pleiteó. Si en ningún caso dejaríamos en la cárcel a
un condenado que tuviera una decisión de libertad del Supremo, igual
con la ilegal obra de Portaceli-Grassi y de Ciscar-Lerma. Derribo,
pues. Porque solo así habrá "ejemplo visual", evidencia del desastre
que, por encima y por debajo de las leyes, cometieron. Hagamos ejemplo,
inyectemos temor a la infracción, para que nadie haga cosas parecidas
en el futuro. Porque esta no es solo una sentencia sobre defensa de
patrimonio histórico sino en defensa de los valores de equilibrio,
armonía y orden lógico en la arquitectura y el urbanismo. Esta es una
sentencia moral sobre la huella que los humanos dejan en su entorno; da
igual que hablemos de ruinas romanas que de la calle de la Paz, la Font
Roja o la marjalería de la desembocadura del Júcar. Porque hay bienes
intangibles que la prepotencia humana no debe hollar.
Hablamos de prepotencia, sí. De la peligrosa alianza de la
prepotencia de la arquitectura y la política. Porque en los 90, en el
caso Sagunto, se dieron cita los peores valores. Cuando Ciscar impuso a
Lerma el papanatismo de traer a un extranjero de segundo nivel (Grassi)
de la mano de un diletante local (Portaceli) se aplicó en nuestra
política el modelo clásico de los aduladores y el rey desnudo. De modo
que la obra pública se convirtió en soberbia y la gestión política en
prepotencia; que intentó acallar las críticas de este periódico de un
modo más soez que el que el franquismo había aplicado en la dictadura.
Fascista es el epíteto más sereno que escuchamos quienes en, los
felices noventa, quisimos discrepar, en medio del temeroso silencio del
Colegio de Arquitectos, del mamotreto que nos traían, para nuestra
felicidad, como buena nueva copiada de las revistas de arquitectura y
decoración de la Italia fina.
Lerma nunca ha sabido si Ciscar, el golondrino eterno de su
quehacer, le ayudaba o le hundía. Se le quiso disculpar diciendo que no
entendía la culta modernidad ciscarista y que se dejó llevar para no
parecer un pueblerino. Ocurrió lo peor: quedó en manos de la
prepotencia intelectual que le proponían. Como en las ruinas del
Palacio Real o los yacimientos de las Cortes. ¡Ojo! Y como durante
todos los años siguientes han venido haciendo y hacen los políticos que
alían su nombre y su fama a la seducción de los arquitectos y
urbanistas de corte, a quienes se perdonan, disimulan y disculpan los
errores pese al clamor del pueblo.
Pagará el pueblo los gastos del "destapado", dice el amigo Cervera
con meridiana sensatez. Claro, como paga el presupuesto de prisiones y
las resmas de folios de las sentencias. Pero solo si el gobierno Camps
derriba y paga, con dinero nuestro, los desaguisados del gobierno Lerma
-o del de Zaplana, que todo puede ser- la metáfora será circular y
perfecta. Sólo así la voz del buen pueblo pagano, y de su prensa, se
hará más justa y más libre, y estará cargada de razón moral contra la
prepotencia.
Copyright: F.P. Puche y Diario Las Provincias (Valencia)
Fuente: http://www.lasprovincias.es/valencia/20080106/opinion/-20080106.html
El problema del teatro es hoy el "Tema del Día" en lasprovincias.com, con encuesta incluída:
Los arquitectos afirman que la reversión dejará inservible el Teatro Romano de Sagunto
Los profesionales valencianos admiten que la obra "nunca debió hacerse como se hizo" y sugieren una moratoria
El alcalde dice que "hay que acatar el fallo"
La sentencia establece una "reversión parcial, no total"
Marco Molines critica que Camps siga posponiendo la reunión
El enlace de la encuesta no funciona clicando directamente donde lo tomé (de la portada), pero está en http://www.lasprovincias.es/valencia/local/morvedre/
Cuando estaba en primero de carrera (corría el año 2001), asistí a un curso de "Patrimonio al Debate" y mi investigación final consistió en la polémicas restauraciones del Teatro de Sagunto. Os pego mi trabajo, xq recoge bastante información sobre el tema y puede conseguir de q nos hagamos una idea de en q consistió la "restauración" de Grassi y Portaceli.
Existen arqueólogos que tienen diferentes conceptos sobre la restauración y rehabilitació
- Arqueólogos no intervencionistas: esta postura deja en manos de los arquitectos la libertad para hacer lo que quieran. Este extremismo llevaría a la gloria (o lo contrario) a un arquitecto y a la empresa que lo dirige, manteniéndose el arqueólogo, relegado a un plano secundario.
- Arqueólogos que sólo permiten unas "restituciones mínimas": aunque este concepto es muy débil, y sino sólo hay que ver el teatro romano de Sagunto o monumentos comparables a este. Este sentido ha conseguido convertir en un caos, monumentos y tipologías arquitectónicas.
- Arqueólogos clásicos: promueven la restauración profunda de los monumentos, y se preocupan por como deberían ser las relaciones entre arqueólogos y arquitectos, aunque estos últimos están mejor situados que los primeros.
La problemática relación de los dos profesionales antes nombrados se ha sacado a la luz tras las opiniones sobre la rehabilitació
Las leyes españolas, que rigen el desarrollo científico de la investigación arqueológica y la materia de patrimonio histórico, viven en una constante renovación. Por ejemplo, la ley de 1985 sustituye el término de ruina-monumento, por el de bien de interés cultural. Este término hace que el concepto que se tiene de un arqueólogo no sea el de experto en ruinas, y se le juzgue por sus estudios y su documentación. En la actualidad, el turismo cultural crece, por lo que se demanda espacios históricos, es ahora cuando los arqueólogos deben aprovechar para demostrar que sus investigaciones son estudios con base y argumento.
Una sentencia del Tribunal Supremo de Valencia, acaba da avivar la polémica en lo referido a la rehabilitació
Un ejemplo en los errores cometidos en la intervención al Teatro de Sagunto: la cávea tiene un boquete debido a que la "restitución mínima" de las gradas ha desajustado su ritmo compositivo, de modo que en la parte superior irrumpe la bóveda de un pasillo subterráneo de distribución, al no haberse calculado que las losas que recubrían los asientos iban sumando altura a las gradas.
Los extremos de la cávea se han consolidado como si fueran parodoi, elemento que no tiene lugar en un teatro latino, aunque para conseguir ese plano vertical se recurriera a volar con un cartucho de dinamita una parte de la estructura romana.
También el escenario se había ensanchado, sellando las substrucciones del frente escénico y del proscenio, con un piso de cemento sobre el que se elevan los restos de dos valvas.
Pueden elaborarse trabajos orientados a subsanar esos errores. No podemos tener un planteamiento rígido en cuanto a la restauración. Por eso, esas intervenciones mínimas, a veces irreversibles, son tan peligrosas como una restauración de mayores ambiciones, siendo por este motivo, por lo que el informe arqueológico es decisivo para optar por uno o por otro grado de intervención. Para conocer la articulación constructiva, la arqueología clásica dispone de un método basado en el estudio directo del monumento. Se han realizado la planta y las secciones arqueológicas del Teatro de Sagunto en la documentación aportada por Emilia Hernández en 1986 y esas conclusiones sí que han sido utilizadas en la rehabilitació
La contemplación de las formas romanas desprovistas de decoración, produce una impresión de proyecto inacabado y eso puede achacarse al proyecto del Teatro de Sagunto: un cuerpo arquitectónico de ladrillo depositado sobre la cimentación pétrea romana, limpio y claro, que cobija en su interior capiteles, inscripciones y mosaicos procedentes de la ciudad de Sagunto. Hay quien opina que la memoria del lugar no justifica una restauración. La intervención de G. Grassi y M. Portaceli partía de unos criterios que pueden tomarse como defendibles, pero que analizados no soportan una crítica rigurosa. G. Grassi atribuye a anteriores intervenciones objetivos y criterios que parecen infundados y subjetivos, al definir el estado del monumento como una ruina artificial. En base a ello, se establecían las justificaciones de su actuación. Pero esto no podía resultar excusa para el tipo de intervención realizada, que se desentiende de la originalidad del propio monumento para plantear una idea propia sobre el mismo que acaba implantándose por encima de toda otra consideración. No puede afirmarse que el proyecto se haya basado en un conocimiento científico del edificio, ni que haya sido respetuoso con éste. Ni se hizo la adecuada investigación previa a la fase del proyecto, ni los resultados obtenidos de los hallazgos o estudios posteriores han provocado las modificaciones que hubieran sido de rigor, lo que lleva a suponer que tales datos no importaban a los autores del proyecto.
Como ejemplo: la reconstrucció
A este efecto contribuye en gran medida la reconstrucció
¿Hasta qué punto se justifica una intervención de esta envergadura en un monumento histórico?
Existen dos tipos de justificaciones:
a) En primer lugar se apela que históricamente ha habido intervenciones de cada época en los edificios, llegando alguna a tener tanta o mayor calidad que la obra original. La existencia de una mayor conciencia histórica y de un respeto hacia el legado del pasado, en este caso arquitectónico. Nuestra época se caracteriza por haber plasmado este sentir en legislaciones protectoras de este legado. En este caso nos enfrentamos con la esencia misma del concepto de conservación de un patrimonio. Argumentar que igual que se hizo en esas épocas se puede hacer hoy, es un contrasentido histórico, y será en su concepción y actitud, arquitectura de otra época, no arquitectura actual. En cualquier caso debe respetar la esencia y la naturaleza del monumento, no sobreponerse a él, ni menos ocultarlo o enmascararlo detrás de la obra actual. Y respetar su esencia puede en muchos casos querer decir respetar su estado de ruina. Conviene aquí preguntarse hasta que punto es necesario que todos los monumentos vuelvan a recuperar un uso. Hay muchos que merecen quedar como meros símbolos. Y si hace falta un teatro, hay muchos lugares en que poder edificarlo.
b) Otro de los argumentos es la supuesta restauración del espacio original. La recuperación del espacio primigenio original, choca con la conservación de la materia auténtica del monumento. Lo que no tiene sentido es una restauración cree un espacio nuevo o transforme el original. En un monumento llegado a nosotros en estado de ruina, su espacio ruinoso no será el "auténtico" original, pero puede llegar a cobrar significación propia como ruina, y por tanto nueva autenticidad.
El atractivo y la veneración que para nuestra sociedad encierran muchos monumentos, no cabe duda que en muchos casos se desvanecería tras actuaciones de reconstrucció
En la actualidad, quince meses después de que el Tribunal Superior de Justicia confirmara la sentencia dictada en
El derribo podría costar unos seis millones de euros y, no comenzará hasta septiembre. Todos los informes sobre la reversibilidad de las obras en la zona de la gradería son favorables tras la realización de diversas catas sobre la zona. En cuanto a la zona del escenario, la reversibilidad será posible hasta cuotas de 1/20, ya que este a partir de este nivel cuando hay peligro de tocar la piedra original. Habrá partes del escenario en las que será posible intervenir en mayor profundidad debido a que la obra de mármol no está nivelada. Es imposible devolver los restos arqueológicos hallados y sacados del teatro cuando se hicieron las obras. Estos restos pasarán a exponerse en uno de los museos de la localidad, en la denominada casa del Mestre Penya.
El proyecto definitivo de restauración será elaborado por una comisión multidisciplinar, en la que tendrán cabida desde arquitectos a delineantes, pasando por historiadores. Los miembros de esta comisión debatirán exclusivamente cuestiones técnicas. La sentencia prohibe la nueva construcción y sólo indica la demolición de la obra nueva y la adecuación del recinto para que éste tenga finalidad funcional y pueda ser utilizado por el público. Se harán las reformas pertinentes para evitar las filtraciones de agua que han perjudicado durante estos años la piedra original de la gradería."
Espero q os haya gustado mi trabajo, si véis algún fallo me lo decís.
Las fuentes q utilicé fueron:
- El Teatro Romano de Sagunto: Génesis y Construcción.
LARA ORTEGA, Salvador
- Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 147
- Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 150
- Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 153
Para finalizar, voy a citar algo q escribí en la opinión personal de este trabajo y q no os he adjuntado (xq son opiniones personales sin importancia.
"El patrimonio es nuestro pasado, el cual nos ayuda a afrontar el futuro sin sensación de desarraigo, ni cultural, ni social. Si acabamos con este patrimonio o lo convertimos en una obra actual, perdiendo así su identidad, no habrá pasado al que recurrir para fijar nuestro presente, ni tampoco para sentir nostalgia por él y enorgullecernos de lo que un día fuimos."
Más documentación. El que sigue es un trabajo de curso reportado por J. Blanco en la Lista de terraeantiqvae. Procede un hilo de foros de la UNED sobre el mismo tema del teatro, y lo firma "gericault", de Tenerife, aquí. Lo voy a transcribir con ambas venias (espero), porque contiene detalles y precisiones poco comentadas en prensa sobre algunos errores muy concretos, que me permitiré resaltar, entre otros:
«Cuando
estaba en primero de carrera (corría el año 2001), asistí a un curso de
"Patrimonio al Debate" y mi investigación final consistió en la
polémicas restauraciones del Teatro de Sagunto. Os pego mi trabajo, xq recoge
bastante información sobre el tema y puede conseguir de q nos hagamos una idea
de en q consistió la "restauración" de Grassi y Portaceli.
"LAS POLEMICAS RESTAURACIONES EN EL MUNDO ANTIGUO. EL
TEATRO ROMANO DE SAGUNTO
Aunque últimamente hayamos visto proliferar las intervenciones en nuestros
monumentos de forma rápida, no han ido con la misma velocidad, los estudios
sobre nuestro patrimonio y lo que este nos puede transmitir, o lo que es mejor,
enseñar. Es por esto mismo que hablamos de intervenciones y no de restauraciones, ya que sería
impropio utilizar este último término, para designar a actuaciones que se
caracterizan por su falta de documentación y rigor. De todas formas, no
todas las intervenciones se realizan mal, sino que todo depende del interés que
despierte el monumento que se va a someter a restauración. En este caso, el
monumento a investigar es el Teatro Romano de Sagunto, el cual se encuentra
entre los primeros a los que el Estado dio tal calificativo. Tras la
destrucción ejecutada por el hombre en la baja antigüedad, convirtiéndose en un
esqueleto al ser saqueado de toda ornamentación y de los sillares que
conformaban sus partes más nobles, la majestuosidad y potencia de su estructura
se han mantenido expresando la sabiduría y conocimientos técnicos de sus
constructores y ha sido causa de admiración y curiosidad, por todos los que han
sentido y sienten la atracción por el pasado y sus variantes.
Existen arqueólogos que
tienen diferentes conceptos sobre la restauración y rehabilitación de los
monumentos, pudiéndose englobar en tres grupos:
- Arqueólogos no intervencionistas: esta postura deja en manos de los
arquitectos la libertad para hacer lo que quieran. Este extremismo llevaría a
la gloria (o lo contrario) a un arquitecto y a la empresa que lo dirige,
manteniéndose el arqueólogo relegado a un plano secundario.
- Arqueólogos que sólo permiten unas "restituciones mínimas": aunque
este concepto es muy débil, y si no sólo hay que ver el teatro romano de
Sagunto o monumentos comparables a este. Este sentido ha conseguido convertir
en un caos, monumentos y tipologías arquitectónicas.
- Arqueólogos clásicos: promueven la restauración profunda de los monumentos, y
se preocupan por como deberían ser las relaciones entre arqueólogos y
arquitectos, aunque estos últimos están mejor situados que los primeros.
La problemática relación de los dos profesionales antes nombrados se ha sacado
a la luz tras las opiniones sobre la rehabilitación del Teatro de Sagunto,
monumento al que va dirigido este trabajo. En estos últimos años, algunos arquitectos han criticado
la situación penosa a la que se ven sometidos los arqueólogos, haciendo de esta
forma una crítica indirecta hacia sus compañeros arquitectos Grassi y Portaceli,
que llevaron a cabo la rehabilitación ejercida sobre el monumento mencionado. A
pesar de estas críticas, los
arquitectos han englobado el trabajo que debería ser ejercido por los
arqueólogos, los cuales son los que conocen sobre los temas de Patrimonio y
Arqueología, ya que un arquitecto intervendría guiándose solamente por la
estética.
Las leyes españolas, que rigen el desarrollo científico de la investigación
arqueológica y la materia de patrimonio histórico, viven en una constante
renovación. Por ejemplo,
la ley de 1985 sustituye el término de ruina-monumento, por el de bien de
interés cultural. Este
término hace que el concepto que se tiene de un arqueólogo no sea el de experto
en ruinas, y se le juzgue por sus estudios y su documentación. En la
actualidad, el turismo cultural crece, por lo que se demanda espacios
históricos, es ahora cuando los arqueólogos deben aprovechar para demostrar que
sus investigaciones son estudios con base y argumento.
Una sentencia del Tribunal Supremo de Valencia, acaba de avivar la polémica en
lo referido a la rehabilitación llevada a cabo en el Teatro Romano de Sagunto.
Esta sentencia ha declarado ilegal dicha intervención, basándose en el artículo 39.2 de la ley de
Patrimonio Histórico Español, que contiene una redacción del artículo 19 de la
antigua Ley del Tesoro Artístico que prohibía toda reconstrucción en los
monumentos. La redacción matiza esta ley, utilizando términos ambiguos
que dan pie a confusión. Ante la poca claridad que esta ley transmite, los
jueces han aplicado una interpretación general, a pesar de que a éstos no se
les debería permitir juzgar casos en los que entre en juego la restauración
arqueológica. Las redacciones de la ley tampoco resolverán el problema, ya que
los intentos de precisión sólo serán los desencadenantes de más dificultades.
Para mejorar una ley, esta debe ser discutida y elaborada por las personas
implicadas en el cuidado y la conservación de nuestro Patrimonio Cultural,
siendo esta fruto del sentido común y de lo lícito y correcto, si no será
imposible que exista una ley que garantice una adecuada restauración de los
monumentos. Todo esto se corresponde con los criterios de restauración, basados
en una situación cultural concreta.
Un ejemplo en los errores
cometidos en la intervención al Teatro de Sagunto: la cávea tiene un boquete
debido a que la "restitución mínima" de las gradas ha desajustado su
ritmo compositivo, de modo que en la parte superior irrumpe la bóveda de un
pasillo subterráneo de distribución, al no haberse calculado que las losas que
recubrían los asientos iban sumando altura a las gradas.
Los extremos de la cávea
se han consolidado como si fueran parodoi, elemento que no tiene lugar en un
teatro latino, aunque para conseguir ese plano vertical se recurriera a volar
con un cartucho de dinamita una parte de la estructura romana.
También el escenario se había ensanchado, sellando las substrucciones del
frente escénico y del proscenio, con un piso de cemento sobre el que se elevan
los restos de dos valvas.
Pueden elaborarse trabajos orientados a subsanar esos errores. No podemos tener
un planteamiento rígido en cuanto a la restauración. Por eso, esas
intervenciones mínimas, a veces irreversibles, son tan peligrosas como una
restauración de mayores ambiciones, siendo por este motivo, por lo que el
informe arqueológico es decisivo para optar por uno o por otro grado de
intervención. Para conocer la articulación constructiva, la arqueología clásica
dispone de un método basado en el estudio directo del monumento. Se han realizado la planta y las
secciones arqueológicas del Teatro de Sagunto en la documentación aportada por
Emilia Hernández en 1986 y esas conclusiones sí que han sido utilizadas en la
rehabilitación planteada por el proyecto, de modo que el recubrimiento
de las gradas, la anchura y distribución de los praecinctiones, el lugar en que
se elevan los baltei, la correspondencia y servicio de cada uno de los
vomitorios y la consiguiente altura del edificio escénico por los que se decide
el proyecto de los arquitectos G. Grassi y M. Portaceli, incorpora el resultado
de un análisis arqueológico. Por
una vez el equipo arqueológico no se ha limitado a hacer un simple seguimiento
de la obra, sino que ha ido por delante, frente a cuyas propuestas se ha
manifestado disconforme.
La contemplación de las formas romanas desprovistas de decoración, produce una
impresión de proyecto
inacabado y eso puede achacarse al proyecto del Teatro de Sagunto: un cuerpo arquitectónico de
ladrillo depositado sobre la cimentación pétrea romana, limpio y claro, que
cobija en su interior capiteles, inscripciones y mosaicos procedentes de la
ciudad de Sagunto.
Hay quien opina que la memoria del lugar no justifica
una restauración. La
intervención de G. Grassi y M. Portaceli partía de unos criterios que pueden
tomarse como defendibles, pero que analizados no soportan una crítica rigurosa.
G. Grassi atribuye a anteriores intervenciones objetivos y criterios que
parecen infundados y subjetivos, al definir el estado del monumento como una ruina artificial. En base a
ello, se establecían las justificaciones de su actuación. Pero esto no
podía resultar excusa para el tipo de intervención realizada, que se desentiende de la
originalidad del propio monumento para plantear una idea propia sobre el mismo
que acaba implantándose por encima de toda otra consideración.No puede
afirmarse que el proyecto se haya basado en un conocimiento científico del
edificio, ni que haya sido respetuoso con éste. Ni se hizo la adecuada
investigación previa a la fase del proyecto, ni los resultados obtenidos de los
hallazgos o estudios posteriores han provocado las modificaciones que hubieran
sido de rigor, lo que lleva a suponer que tales datos no
importaban a los autores del proyecto.
Como ejemplo: la
reconstrucción del muro de cierre de postscaenium. En sus orígenes
seguramente fue ejecutado en dos fases y presentaba exteriormente una
estructura de machones de refuerzo de opus quadratum, cuyos grandes sillares
habían sido arrancados ya de antiguo, pero de los que quedaban las huellas, con
relleno de sillarejos de opus vittatum. Respecto al remontaje de algunos elementos
de los órdenes que decoraron el frons scaenae, parece un intento serio de
mostrar lo que pudo ser la ornamentación del teatro. Las columnas se han dispuesto con una proporción
rechoncha, lo que las priva de la elegancia y de la armonía que caracteriza a
los órdenes clásicos. Parece que la escena tuvo triple orden, lo que el montaje
realizado se encarga de contradecir. La reconstrucción del edificio escénico es
errónea en la altura, pues queda achaparrado al no haber alcanzado la altura
que debió tener originalmente. Las superficies que se presentan, ni siquiera
una cuarta parte son restos originales romanos.
A este efecto contribuye en gran medida la reconstrucción del graderío
realizado en un material, distinto
del original tanto en color como en textura, pues frente al color gris azulado
de los sillares opus quadratum de caliza local se ha utilizado un aplacado de
piedra blanca de tipo travertino, de Teruel. A esto le unimos la
arbitraria decisión de interrumpir las scalae en los corredores o balteus.
¿Hasta qué punto se justifica una intervención de esta envergadura en un
monumento histórico? Existen dos tipos de justificaciones:
a) En primer lugar se apela a que históricamente ha habido intervenciones de
cada época en los edificios, llegando alguna a tener tanta o mayor calidad que
la obra original. La existencia de una mayor conciencia histórica y de un
respeto hacia el legado del pasado, en este caso arquitectónico. Nuestra época se caracteriza por
haber plasmado este sentir en legislaciones protectoras de este legado.
En este caso nos enfrentamos con la esencia misma del concepto de conservación
de un patrimonio. Argumentar que igual que se hizo en esas épocas se puede
hacer hoy, es un contrasentido histórico, y será en su concepción y actitud,
arquitectura de otra época, no arquitectura actual. En cualquier caso debe respetar la esencia y la
naturaleza del monumento, no sobreponerse a él, ni menos ocultarlo o
enmascararlo detrás de la obra actual. Y respetar su esencia puede en
muchos casos querer decir respetar su estado de ruina. Conviene aquí preguntarse hasta que punto es
necesario que todos los monumentos vuelvan a recuperar un uso. Hay muchos que
merecen quedar como meros símbolos. Y si hace falta un teatro, hay
muchos lugares en que poder edificarlo.
b) Otro de los argumentos es la supuesta restauración del espacio original. La
recuperación del espacio primigenio original, choca con la conservación de la
materia auténtica del monumento. Lo que no tiene sentido es una restauración cree un espacio nuevo o
transforme el original. En un monumento llegado a nosotros en estado de
ruina, su espacio ruinoso no será el "auténtico" original, pero puede
llegar a cobrar significación propia como ruina, y por tanto nueva
autenticidad.
El atractivo y la veneración que para nuestra sociedad encierran muchos
monumentos, no cabe duda que en muchos casos se desvanecería tras actuaciones
de reconstrucción como la aquí realizada. La idea de recuperar el espacio original no puede tomarse
como válida en todos los casos y cuando hay serias dificultades para conocer su
auténtica forma, y más cuando exige realizar un volumen de obra que rivaliza
con las partes originales conservadas, resulta dudosa su validez como criterio
de actuación. Es comprensible que una parte de la sociedad haya
entendido que la obra ha supuesto una agresión contra el monumento. Y que hayan
intentado detener esa agresión por todos los medios, incluidos los legales.
En la actualidad, quince meses después de que el Tribunal Superior de Justicia
confirmara la sentencia dictada en 1993 a favor de la reversibilidad del Teatro
Romano de Sagunto, la
Generalitat ha anunciado las zonas en que se realizarán los
trabajos que devolverán al recinto al estado en que se encontraba en 1988.
Todas las obras de nueva construcción en parte del escenario, los laterales y
las gradas serán derribadas hasta dejar el teatro tal y como estaba antes de la
polémica intervención de los arquitectos Grassi y Portaceli.
El derribo podría costar unos seis millones de euros y, no comenzará hasta
septiembre. Todos los
informes sobre la reversibilidad de las obras en la zona de la gradería son
favorables tras la realización de diversas catas sobre la zona. En cuanto a la
zona del escenario, la reversibilidad será posible hasta cuotas de 1/20, ya que
este a partir de este nivel cuando hay peligro de tocar la piedra original.
Habrá partes del escenario en las que será posible intervenir en mayor
profundidad debido a que la obra de mármol no está nivelada. Es imposible devolver los restos
arqueológicos hallados y sacados del teatro cuando se hicieron las obras.
Estos restos pasarán a exponerse en uno de los museos de la localidad, en la
denominada casa del Mestre Penya.
El proyecto definitivo de restauración será elaborado por una comisión
multidisciplinar, en la que tendrán cabida desde arquitectos a delineantes,
pasando por historiadores. Los miembros de esta comisión debatirán
exclusivamente cuestiones técnicas. La sentencia prohibe la nueva construcción
y sólo indica la demolición de la obra nueva y la adecuación del recinto para
que éste tenga finalidad funcional y pueda ser utilizado por el público. Se
harán las reformas pertinentes para evitar las filtraciones de agua que han
perjudicado durante estos años la piedra original de la gradería."
Espero q os haya gustado mi trabajo, si véis algún fallo me lo decís.
Las fuentes q utilicé fueron:
- El Teatro Romano de Sagunto: Génesis y Construcción. LARA ORTEGA, Salvador
- Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 147
- Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 150
- Revista de ARQUEOLOGÍA, nº 153
Para finalizar, voy a citar algo q escribí en la opinión personal de este
trabajo y q no os he adjuntado (xq son opiniones personales sin importancia...
y tampoco soy un experto en arqueología). Lo escribí hace 6
años, pero para mi sigue teniendo la misma validez:
"El patrimonio es nuestro pasado, el cual nos ayuda a afrontar el futuro
sin sensación de desarraigo, ni cultural, ni social. Si acabamos con este
patrimonio o lo convertimos en una obra actual, perdiendo así su identidad, no
habrá pasado al que recurrir para fijar nuestro presente, ni tampoco para
sentir nostalgia por él y enorgullecernos de lo que un día fuimos."»
latín, que es de donde proviene esta palabra, la clave de todo el grupo
léxico está en la cívitas,
que hemos tenido que traducir por ciudadanía.
En este grupo léxico tenemos más términos en español que en latín.
Y no porque se haya progresado en ese campo y se hayan creado por ello
nuevas palabras, sino al contrario porque se ha retrocedido seriamente.
Lo propio sería iniciar el análisis léxico en el nombre primitivo
(ciudad); pero en nuestra lengua eso es engañoso, porque exactamente
esta palabra ha perdido su significado latino original, ya que la
palabra latina de la que procede por evolución fonética tiene simultáneamente
los valores de ciudadanía
(en el doble sentido de conjunto de todos los ciudadanos y en el de
derecho inherente a la condición de ciudadano) y civismo;
pero no
tenía el significado actual de ciudad.
He ahí pues cómo se ha distorsionado el significado de las palabras.
a ver cómo ha ocurrido eso: la evolución fonética del latín cívitas
al español ciudad
nos advierte que se pronunciaba cíuitas.
Pongámoslo en acusativo plural (ciuitates),
que al acabar coincidiendo con el español, se entenderá mejor. El
primer salto fonético fue la pérdida de la segunda i,
que por su posición debilísima tiende a caer, quedando reducida la
palabra en una sílaba, gran economía: ciutates.
La economía fonética hace también que se prefieran a las consonantes
sordas p,
c
(sonido
k),
t,
sus correlativas sonoras b,
g
(de gato), d,
más suaves de pronunciar. Así pasamos de ciutates
a
ciudades.
Hemos llegado al final del recorrido. Tenemos pues que la palabra latina
cívitas
es exactamente la palabra española ciudad.
veamos qué dice el diccionario latino de cívitas
(echemos cuenta de que nos estamos refiriendo a ciudad):
“conjunto de ciudadanos integrantes de una ciudad o estado”. De ahí
que a menudo se use como sinónimo de estado. Observemos ante todo que
se trata de un nombre colectivo,
que denomina a un conjunto de personas que gozan de la cívitas,
el “derecho de ciudadanía”, que también en este sentido es
colectivo (se refiere en efecto al conjunto de los derechos de que gozan
los ciudadanos). Cicerón define muy bien la cívitas:
Coetus
hóminum jure sociati civitates
appellantur.
Las uniones de hombres asociados bajo la respectiva ley se llaman ciudades
(civitates).
Leyendo la “Guerra de las Galias” de César, vemos que a todos los
pueblos que aparecen en escena se les llama civitates:
Orgetórix
civitati
persuasit ut fínibus suis exirent.
Orgetórix persuadió a la ciudad
(es decir al conjunto de miembros del pueblo, que no vivían
precisamente en ciudades sino dispersos por todo el territorio) que
salieran de sus límites territoriales. Cívitas
era también el derecho de ciudadanía: civitatem
alicui impertiri
era conceder a alguien la ciudadanía; civitatem amíttere,
perder la ciudadanía. Luego al denominar metafóricamente al continente
con el nombre del contenido, se llama ciudad a la tierra, a la patria, a
la urbe. Esa tendencia va acentuándose a medida que se avanza hacia el
bajo latín, hasta que resulta legítimo llamar ciudad a la urbe ya con
valor real, no metafórico.
en el latín clásico nunca se confunden la cívitas
(el conjunto de los ciudadanos) y la urbs
(la urbe). Aucta
civitate
magnitúdine urbis,
dice Livio: aumentó el número de ciudadanos por la amplitud de la
ciudad (de la urbe)........................"
eso vienen los propios etimologistas romanos a advertirnos (esa fue su
convicción) que civis
procede del verbo cieo,
ciere, civi, citum
que en sustancia significa convocar, poner en movimiento, agrupar, poner
en marcha, impeler… (pensemos en sus derivados incitar, excitar,
concitar). En fin, que la cívitas
sería según esta etimología, la acción y el resultado de agrupar; y civis
sería cada uno de los que forman parte de este agrupamiento. Colocados
en esta perspectiva, suena aún más aberrante el haber traspasado al
territorio, al lugar en que se concurre, los derechos de la concurrencia
(es decir del conjunto de los reunidos); es absurdo que los derechos de ciudadanía
nos vengan de la ciudad,
y no de la voluntad de agrupación de cada uno de los ciudadanos".
Ciudadania
Un claro ejemplo de comportamiento sectario el suyo A.Canto
Como demuestra que no tiene idea sobre este tema del teatro y el mundo romano le recomiendo la lectura de:
Le théâtre ŕ Rome,
Y para que compruebe la vigencia en la actualidad:
Esta mujer no tiene medida
SOBRE EL TEATRO EN ROMA
(Notas extraídas de la siguiente obra: J. DUMONTM.
H. FRANÇOISGARELLI,
Le théâtre à Rome,
En el momento en que las victorias cartaginesas dislocaban el mundo romano y hacían temer por la propia Vrbe, el teatro agrupaba a la ciudadanía y afirmaba la cohesión de la colectividad.
http://phobos.xtec.net/jcimarra/llatiuab/teatro/teatrolat.pdf
De ayer y hoy. En Las Provincias, un artículo (a favor de la sentencia del Supremo) y dos noticias (en contra)
aquí:
Pleitos tengas y los ganes
23.01.08 F. P. PUCHE
En la historia de la jurisprudencia internacional suelen citarse cuatro
pleitos famosos, tanto por su complejidad como porque la persistencia
de las partes compite con fortuna con la delirante inutilidad del caso
que les enreda. Dos de esos litigios son históricos, y responden a los
nombres de Barcelona Traction y Matesa; y los otros dos son actuales,
afectan a intereses valencianos y se muestran tan capaces de lastimar
como de aburrir a la selecta audiencia valenciana.
El primero, ya saben, es el que enfrenta a los equipos de vela
Alinghi y BMW Oracle ante el juez Cahn, en la corte suprema de Nueva
York. Y el segundo es el famosísimo pleito del Teatro Romano de
Sagunto, que, de tan largo y pastoso, parece proceder de los tiempos de
Aníbal y sus elefantes.
Si hoy es 23 de enero, el juez neoyorquino [...]
Si hoy es 23 de enero, por otra parte, también es posible que el
señor Marco Molines vea satisfecho su ego de vencedor y sea recibido
por una instancia adecuada de la Generalitat. Él es el primero en
saber, no obstante, que es un trámite generoso. Porque en Sagunto todo
está dicho, escrito y sentenciado. Las habas están contadas: la
Generalitat lo que debe hacer es o bien cumplir la sentencia, con sus
arquitectos y un martillo pilón de alquiler, o bien enfrentarse
penalmente al Supremo. Sencillo.
aquí:
El Col·lectiu inaugura un blog para aumentar las 20 adhesiones al Manifiesto del Teatro Romano
El PP rechaza la moción del PSPV en la Diputación en la que pedía buscar soluciones a la sentencia
24.01.08 - C. M. R. / S. G. M. SAGUNTO
y aquí:
El Col·lectiu pel Patrimoni convoca con 8.000 octavillas a la concentración del Teatro Romano
La plataforma cívica se reunió ayer con el alcalde pero no logró "acercar posturas" sobre la reversión
C. M. R. SAGUNTO
En el Levante:
-
El PP rechaza votar contra la demolición del Teatro Romano El grupo popular en la Diputación de Valencia rechazó ayer una moción
presentada ante el pleno por el PSPV en la que esta formación demandaba
que la corporación provincial solicitara a la Generalitat que «estudie
todas las alternativas legales y llegue a los consensos necesarios para
evitar la [...]
-
Los promotores de los Talleres Clásicos ligan su continuidad al futuro del teatro romano El Camp de [...]
- CULPABLE, PERO INOCENTE
Rafael Rivera
Este
periplo jurídico del caso del Teatre de Sagunt llega a su fin. No diré
que me gusta la sentencia, que no, pero está bien que las cosas
concluyan. Supongo que los jueces han dicho lo que podían decir con las
leyes que tenemos. Es lo que hay.
Dicen que el teatro ha de volver
a ser una ruina como antes, aunque aquí, la palabra antes adquiere un
valor añadido de difícil consideración. ¿Cuándo es antes? En cualquier
caso, ahora son los políticos los que deben tomar en consideración lo
que, seguramente, los jueces no han podido. No son argumentos jurídicos
pero sí civiles, por así llamarlos, y tal vez se acerquen al sentido
común más que las propias leyes.
Por un lado, la calidad de la obra,
ejemplar en lo que significa el trabajo en sí y reconocida por voces
más sabias que la mía. Un ejemplo que supone una nueva visión del
patrimonio que, sin perder su identidad, recupera su función y se
integra en la sociedad de hoy. Por otro, el impulso cultural que ha
transformado el teatro en un referente no sólo para Sagunt, sino para
todos y ha posibilitado un proyecto que va más allá de la propia
arquitectura. Por último, la promoción económica que ha supuesto para
el municipio y su entorno, la revitalización de actividades
complementarias imprescindibles para entender esta ciudad rica en
patrimonio como pocas. Todo eso es también el proyecto del teatro,
formaba parte de una apuesta valiente por la cultura y no lo han podido
juzgar los jueces. Con quince años de experiencia sabemos que la
actuación ha sido un éxito, ha cumplido sus objetivos y ha llevado el
Patrimonio, con mayúsculas, a un lugar que nunca antes había alcanzado,
solo con los romanos.
Por eso ahora tienen su papel los políticos, y
ojalá den la talla. Por favor, aléjense del localismo y recurran a
voces de prestigio internacional, hablen con el Consejo Superior de
Colegios de Arquitectos o con la Unión Internacional de Arquitectura, y
zanjen de verdad este asunto sin que tengamos que encadenarnos unos u
otros a las ruinas de ayer o a la rehabilitación de hoy. Acierten, no
vaya a ser que volvamos a salir en los telediarios de Tokio, pero esta
vez no por un evento cirquense o un circuito desafortunado, sino por
ser los nuevos bárbaros que destruyen otra vez el sufrido teatro.
Tal
vez no se ajuste a la ley, pero el indulto, la amnistía o cualquiera
que sea la figura jurídica que lo ampare puede, dar la razón a quien lo
denunció, pero permitir que el teatro siga admirado y cumpliendo su
función.
*Arquitecto.
...............
En toda esta historia, el silencio sepulcral de los arqueólogos actuales y más próximos, al menos en la prensa, resulta estruendoso, parece como si no tuvieran nada que opinar en el tema.
Para lo que opinaron algunos de ellos hace 20 años, en los informes de época, véase arriba en el mensaje # 80.
“Las filiaciones políticas no son vanas en la polémica. A primera vista, en la pugna saguntina, las izquierdas se alinearían con el proyecto de Grassi y las derechas clamarían en contra. Las derechas serían los romanos, y la izquierda, los invasores, asaltadores y destructores cartagineses.
El hecho, por ejemplo, de que el diario conservador Las Provincias haya sido el. más beligerante en la defensa de las ruinas y que un miembro del comité ejecutivo del PP de Valencia, Juan Marco Molines, tenga presentado un recurso contra las obras, basándose en preceptos de la Ley del Patrimonio, parecen avalar la hipótesis. No resulta ser, sin embargo, tan sencillo. No parecen existir contactos coordinados. El mismo Marco declaraba: "A mí Las Provincias no me ha apoyado nunca". La directora tampoco lo reconoce.
Criterios estéticos sin filiación política y rencores de orden local alimentan la disputa. El conocido temperamento enérgico de la directora del diario (LAS PROVINCIAS), María Consuelo Reyna, como del también sanguíneo abogado Juan Marco ("tengo un carácter muy dificil", asegura), son parte de los lances. En la raíz del recurso legal de Molines se encuentra su enfrentamiento en 1986 con el ex consejero Cipriano Císcar y acaso su nostalgia como delegado del Ministerio de Cultura y de la Secretaría de Estado para la Información de 1979 a 1982.
En cuanto al reforzado ataque de Las Provincias contra la Consejería de Cultura, se cruza, en diagnóstico de esta última, la enemistad entre Reyna y el actual titular, José María Morera, en el cargo desde hace seis meses y, por tanto, ajeno al proyecto. José María Morera, conocido director teatral y miembro del PSOE, opina que Reyna practica con él una política de persecución maniaca. Ella, compartiendo su sillón de despacho con un perro carlino, replica: "Morera está majara". "Declaró que quería convertir todas las iglesias en lugares lúdicos y hacer salas cinematográficas en todos los locales que hubieran sido por un cine". José María Morera fue director de la Mostra de Cine de Valencia entre 1989 y 1991, y ya brotaron discrepancias. ¿Política? ¿Rechazo visceral? De todo un poco.
Entretanto, mientras Las Provincias ataca y la población clama en privado, los hombres y centros de la cultura apenas han intervenido. Aparte de alguna otra opinión aislada, sólo el director de la Academia de Bellas Artes de San Carlos, Felipe María Garín (padre del que fue director del Prado), y José María Lozano, catedrático de Proyectos de la Politécnica, han participado con informes técnicos. “
Grisolía tilda de "animalada" revertir las obras del Teatro Romano
El presidente del Consell Valencià de Cultura (CVC), Santiago Grisolía, manifestó que "sería una animalada" revertir las obras de restauración del Teatro Romano de Sagunt e instó a emplear el dinero que costará esa intervención a la recuperación del Castillo de la localidad, "que se está cayendo trozo a trozo", lamentó.
Más en: http://www.panorama-actual.es/noticias/not248350.htm
La malla que debió
proteger las ruinas del Teatro Romano está perforada e impide la
reversión
Los informes
revelan que los restos de piedra, ladrillo y mortero de las obras están
mezclados
"Con la aplicación de la sentencia en ningún caso se
devolvería al Teatro Romano al estado en que se encontraba antes de la
intervención de Grassi y Portaceli". Esta afirmación, una de las conclusiones
del dictamen de la comisión de expertos sobre el monumento de Sagunto, desmiente
el principio de reversibilidad que ha regido la rehabilitación. Tanto los
responsables de Cultura de la época del presidente Joan Lerma, como los
arquitectos responsables del proyecto avalaron que las obras del Teatro Romano
eran reversibles, es decir, que el monumento podría volver a su estado anterior.
La comisión ha dictado lo contrario.
¿Qué ha pasado para que lo que hace
17 años era reversible ahora no lo sea? La respuesta está en los informes
arqueológicos de la comisión. La malla geotextil que se instaló para cubrir las
ruinas del monumento, que ya no eran de la época romana sino del siglo XX, como
matizó el pasado miércoles la directora de Patrimonio Valenciano, Paz Olmos,
está perforada. Además, el tejido entre la obra nueva y los restos no es
impermeable.
Estas dos resoluciones, a las que concluyen catas
arqueológicas de Cultura (algunas realizadas por georradar en 1996) e informes
de la Universidad Politécnica de Valencia, harían muy complicado sino
técnicamente imposible retirar el mármol. La legislación sobre actuaciones en
bienes del patrimonio artístico e histórico establece la necesidad de cubrir las
ruinas, sean de la época que fueran, con tejido protector.
El informe de
la Politécnica elaborado en su día por el profesor Bernardo Perepérez, a
petición de la Conselleria de Cultura, ponía el dedo en la llaga. El problema de
la intervención de Grassi y Portaceli fue que entre la malla y el hormigón no se
extendió ninguna capa de arena o de otro material similar para evitar que
llegara a la piedra. Además, según el mismo estudio, el tejido geotextil tiene
pequeños agujeros por los que se ha introducido el hormigón.
Esta
circunstancia explica las palabras de Paz Olmos del pasado miércoles respecto a
que, si se retirara el mármol, quedan mezclados diversos materiales: ladrillo,
mortero, piedra y hormigón.
Expertos en Patrimonio consultados por LAS
PROVINCIAS y conocedores de las catas arqueológicas señalaron que, pese a que
desconocían si en las obras se introdujo arena, "si se hubiera hecho no habría
servido para nada puesto que el tejido protector está perforado".
Otro
punto de vista muy diferente sostiene uno de los tres arquitectos propuestos por
el abogado precursor de la sentencia, Juan Marco Molines, para acometer el
proyecto de reversión de las obras del Teatro Romano, el saguntino Francisco
Muñoz Antonino. El arquitecto señaló que durante el litigio judicial se
presentaron informes elaborados por expertos en Patrimonio en los que se
"determinaba que la reversión sí era posible. Esos estudios se presentaron y
fueron tenidos en cuenta en la resolución final".
El experto recordó que
antes de colocar las placas de mármol de la cávea "se instaló una malla plástica
sobre una base de arena. Así lo determinan esos informes y así se publicó en
aquel momento". Por lo tanto, revertir la cávea "sería muy fácil pues no habría
que recurrir ni siquiera a métodos algo agresivos como los chorros de agua
caliente. Se podría retirar la cubierta con agua a temperatura normal. Los
restos que hubiera debajo no sufrirían ningún daño".
Unanimidad
política
Pese a las cuestiones técnicas, la unanimidad en el Teatro Romano ha
tardado en llegar 17 años. Los partidos políticos escenificaron ayer el cierre
de filas con el Gobierno valenciano, que solicitará un "incidente de ejecución
de sentencia" para evitar cumplir con el fallo del Supremo que obliga a revertir
el monumento de Sagunto.
El PSPV y EU ofrecieron ayer el apoyo al Consell
en su decisión de no desmontar la rehabilitación. El monumento ha de quedar tal
y como está ahora. Así quedó constancia durante la comparecencia en les Corts de
la consellera de Cultura, que se esperaba desde el pasado 5 de enero. Aquel día
Trini Miró debía dar explicaciones de cómo se iba a ejecutar la sentencia del
Supremo, pero ayer comunicó el dictamen acordado por la comisión de expertos.
Repitió que por imposibilidad legal, por problemas técnicos y por el principio
constitucional de eficiencia en el gasto público, el Consell solicitaría no
ejecutar la sentencia que obliga a retirar el mármol de las gradas y a demoler
el muro de cierre de la escena hasta la cota + 1,20.
La diputada
socialista Ana Noguera mostró su "sincera satisfacción" por la determinación del
Gobierno valenciano de no revertir el Teatro Romano. A su juicio, es una
decisión de "lógica política" y "sentido común".
"No me duelen prendas a
la hora de apoyar al Consell en este asunto", resaltó Noguera, quien destacó que
lo importante ahora es "mirar al futuro, revitalizar la comarca y no marginar en
inversiones a Sagunto". Noguera, que afirmó que manteniendo la rehabilitación
"se salva el Teatro Romano", mostró su deseo de que el dictamen "sea el último"
sobre el monumento.
La diputada de EU, Glòria Marcos, exigió un poco más
a la consellera. Trató de arrancar un "compromiso político de que Marco Molines
no pida de nuevo la ejecución de la sentencia", algo que Miró dijo no poder
garantizar.
Marcos defendió que, "independientemente de que a uno le
guste o no la estética del Teatro Romano, lo más importante es recuperar el uso
social del espacio", por lo que calificó los últimos 17 años de "conflicto
estéril", "despilfarro de recursos" y "pérdida de inversiones en Sagunto". Por
eso, solicitó que el dinero que se iba a destinar a ejecutar el fallo del
Supremo se invierta en un plan integral de recuperación del patrimonio
valenciano.
Publicado por M. CVR. COMPLVTENSIS para COMMENTARIOLA
HISPANIAE el 5/16/2008 08:51:00 PM
Fuente original: Diario Las Provincias
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