Autor: lliwerdn
miércoles, 25 de enero de 2006
Sección: Historia
Información publicada por: lliwerdn
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EL MAL CAMINO DE ALGUNOS HISTORIADORES GALLEGOS
Pretender ensalzar un pasado histórico añejo y de lustre que conecte directamente aquélla realidad con el presente para cimentar determinados objetivos políticos es una opción legítima perseguida y soñada por todo nacionalismo que sólo requiere de una premisa (si no quiere verse uno mudado en fabricante de sueños): Que ese pasado exista.
Pretender ensalzar un pasado histórico añejo y de lustre que conecte directamente aquélla realidad con el presente para cimentar determinados objetivos políticos es una opción legítima perseguida y soñada por todo nacionalismo que sólo requiere de una premisa (si no quiere verse uno mudado en fabricante de sueños): Que ese pasado exista.
En ese sentido, y a diferencia de Cataluña o a Euskadi, es el “Reino de Galicia” el que encuentra más dificultades para justificarse como Nación Histórica, y por ello, la Comunidad que se ve más exigida en fabricar una historia que le permita soportar su pasado.
Desde luego que no voy a referirme aquí a los disparates de la historia del absurdo a los que en este foro nos tienen acostumbrados algunos. Disparates que no dejan de ser divertidos si nos se les toma demasiado en serio.
El problema se plantea más seriamente cuando esos disparates se lanzan desde la propia Historiografía Gallega, a través de la fórmula: política + história = ficción, que comienza a hacerse de aplicación tristemente habitual.
Los historiadores gallegos ponen de manifiesto un rechazo visceral (y en cierto modo lógico desde un punto de vista galleguista) al dominio político real y efectivo que el Reino de Asturias ejerció sobre los territorios de lo que hoy constituyen Galicia. Pero el problema es de base, y nace de la premisa errónea o más bien falsa, de considerar la existencia de Galicia entendida como realidad política existente en la alta edad media.
Trasladando situaciones actuales a tiempos pretéritos, algunos historiadores plantean absurdamente y en términos de bilateralidad, la relación del Reino de Asturias con parte de los territorios que entonces lo conformaban (la Galicia de hoy). Así, esa supuesta realidad política llamada Galicia, se encontraría en los ss. VIII y IX en la misma situación que hoy, dejando a salvo que el foco del “centralismo opresor” habría de trasladarse desde Castilla a Asturies y desde Madrid a Cangues d’Onís.
Es interesante destacar como este delirio ha sido únicamente instaurado por los historiadores gallegos frente a los historiadores vascos más moderados y razonables, quienes para esa era, se conforman con admitir la realidad étnica de los vascones.
No pudiendo negar la evidencia histórica, otros se ofuscan en minimizar las repercusiones del dominio asturiano por todos los medios posibles. Uno de ellos es demorarlo absurdamente en el tiempo, conteniendo casi metro a metro el avance asturiano (reducen a la mínima expresión los territorios dominados por Alfonso I y Fruela I) aunque finalmente se vean obligados a admitir el dominio político sobre todo el territorio en el reinado de Alfonso II.
Otro placebo efectivo para la autocomplacencia y el consuelo galleguista es el de restar importancia al ejercicio del poder político del Reino de Asturias sobre los territorios, disminuyéndolos a niveles puramente nominales, lo que se contradice con las revueltas de los galaicos contra la Corte.
Pero en fin, como para muestra siempre vale un botón, nada mejor que insertar algunos de los despropósitos de estos “estrabones” comenzando por ejemplo, con los títulos de sus obras, como ese que versa: “Defensores e traditores: un modelo de relación entre poder monárquico e oligarquía na Galicia altomedieval 718-1037” de Carlos Baliñas Pérez. O calificar las actuaciones de los eclesiásticos galaicos a favor de los reyes asturianos como “quintacolumnismo” (del mismo Carlos Baliñas en “Gallegos del año mil”)
Recapitulando: Algunos historiadores gallegos van por malos caminos que lindan con los cenagales del ridículo más espantoso. No creo que el proyecto nacional que puedan defender justifique la falsificación histórica, ni necesite de las medias verdades ni las inexactitudes sobre hechos sobradamente demostrados y que sólo ellos cuestionan. En todo caso, dudo mucho que esta evidencia sea admitida por quien le corresponde aunque también temo que las reacciones a este artículo no harán sino darme la razón.
Salud.
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Ah y por si te interesa el tema... en Aragón hubo intentos revolucionarios en 1933 sobre todo destacaría los del Bajo Aragón y el que intento ser la chispa para una sublevación anarquista a nivel nacional y como punto de partida en Zaragoza en diciembre de 1933 (los anarquistas la consideraban la ciudad perfecta para ello) Pero bueno no me voy a enrrollar. Voy a poner unas cuantas Imagenes de cosas del Consejo de Aragón en el x-presate
Salud
Ahí arriba quería decir corpus callosum. Si en vez de inteligencia emocional clickas igualdad e igualitarismos encuentras:
"... Pero las diferencias no son solo en el orden cultural-psicológico, sino también en el orden físico o biológico, de donde es probable provengan las diferencias psicológicas naturales hombre mujer. No podemos hacer que personas físicamente diferentes, de sexos distintos por añadidura, sean igualadas burdamente. Por eso al elemento cultural se suma un factor de índole biológica, que tiene su efecto inmediatamente, como es lógico en el orden cultura, por cuanto la mujer no puede hacer físicamente, por mucho que quiera, lo mismo que hace un hombre. No solamente en su conducta sexual, sino también en otras manifestaciones culturales importantes no menos ligadas al aspecto físico. Por ejemplo, novedosos estudios revelan que ante cosas inexplicables hace un tiempo, ahora hay respuestas bastante claras debido a los avances de la ciencia y la técnología, y tal parece que deben atribuirse a un desarrollo diferente de lo que se denomina cerebro o materia gris.
Aunque los cerebros masculino y femenino no tienen mucho en común —difieren en tamaño, estructura, sensibilidad— en general el de la mujer es, como el cuerpo, del 10 al 15 % menor que el del hombre. Pero las regiones que se dedican a las funciones superiores, como el lenguaje, están más densamente pobladas de neuronas en la mujer que en el hombre. Las mujeres usan regiones más bastas del cerebro. Cuando una mujer realiza una tarea, por sencilla que sea, incluso mover los pulgares, la actividad de sus neuronas ocupa un área más extensa del cerebro.
Señala el psiquiatra y neurólogo Mark George que en caso de los hombres la actividad neuroeléctrica ocurre en regiones muy localizadas, mientras en las mujeres la red de células activas es tan extensa que en una tomografía aparece como una pista nocturna de la ciudad de Las Vegas. Una explicación posible, aunque discutida, es que el cuerpo calloso, el puente de fibra que une el hemisferio derecho con el izquierdo. Por lo mismo, el cerebro femenino puede hacer asociaciones de ideas que quizá a un hombre no se le ocurrirían. Para algunos esta habilidad constituye una forma de inteligencia emocional, mientras que otros la llaman simplemente intuición femenina.
El cerebro masculino, en cambio está más capacitado para la concentración, lo cual podría explicar por qué un hombre puede quedar absorto en una lectura mientras suena el teléfono o el perro ladra. Las emociones afectan más al cerebro femenino. Al estudiar imágenes de la actividad cerebral de hombres y mujeres mientras se los hacía recordar experiencias emotivas, George observó que unos y otras se manifestaban de manera distinta frente a las emociones, sobre todo a la tristeza.
Los recuerdos melancólicos estimularon neuronas en una región ocho veces más extensa en el cerebro femenino que en el masculino. Este modo de reaccionar ante lo triste podría explicar la propensión de las mujeres a la depresión, padecimiento dos veces más frecuente en ellas.
El cerebro femenino puede también identificar emociones ajenas con más precisión. La neuropsiquiatra Raquel Gur y su esposo el psicólogo obtuvieron tomografías de cerebros de un grupo de voluntarios mientras éstos veían fotografías de actores representando distintas emociones. Tanto hombres como mujeres reconocieron perfectamente la felicidad, pero a los hombrees les costó más trabajo identificar la tristeza en las actrices. La expresión tenía que ser muy triste para que los hombres la percibieran, dice Ruben Gur.
También se plantea que las mujeres son más hábiles para el lenguaje. Por lo general las niñas empiezan a hablar y a leer antes que los niños. Según los doctores Sally y Vinnent, profesores de pediatría y neurología de la universidad de Yales, esto pudiera deberse a que la mujer utiliza regiones de ambos hemisferios para leer, mientras que los hombres emplean únicamente parte del izquierdo.
También en la edad adulta las mujeres tienden a ser más hábiles para el lenguaje. Por las pruebas efectuadas al respecto se sabe que son capaces de decir más sinónimos y más palabras que comiencen con las mismas letras, así como de recordar los nombres de colores y formas con mayor rapidez que los hombres.
Quizás lo más importante sea que el uso simultáneo de ambos hemisferios para el lenguaje ayuda a las mujeres que sufrieron ataque de apoplejía u otro tipo de lesión a restablecerse más fácilmente, como las mujeres utilizan una red neuronal más extensa que los hombres, al hablar y al leer, quedan en una situación menos desventajosa si una parte de su cerebro resulta dañada —observa Mark George—.
También en el modo de orientarse las mujeres difieren de los hombres. Al ir de un lugar a otro las mujeres se fijan más en lo que van encontrando en el camino, sobre todo en puntos de referencia como tiendas e iglesias. Así, para recordar determinadas rutas o dar indicaciones de cómo llegar a un sitio, se guían por la existencia de tales puntos, en tanto que los hombres atienden más a la distancia y a la dirección; medio Km. hacia el oeste y después medio Km. hacia el norte, por ejemplo. Creo que los hombres tienen ciertas características innatas que les da ventaja para las cosas que exigen noción del espacio —comenta la escritora científica Devora Blum—, y señala que los varones constantemente alcanzan mayores puntuaciones, v. gr. en las pruebas que consisten en hacer girar mentalmente una figura de tres dimensiones. Esto explicaría por qué un hombre puede estacionar el coche en un espacio pequeño que a la mujer le cuesta mucho trabajo.
También las mujeres tienen más memoria. La memoria femenina supera a la masculina en cualquier edad según el psicólogo Thomas Crook, presidente de un instituto de investigaciones psicológicas, que ha sometido a prueba a más de 50 mil personas de uno y otro sexo, las mujeres tienen más capacidad que los hombres para asociar el nombre de una persona con la cara y también los superan en la memorización de listas. Los hechos que recordamos mejor son los que asociamos con cierta emoción —agrega el especialista—, como las mujeres emplean regiones más extensas del hemisferio derecho, que es donde se originan las emociones, probablemente hagan la asociación de manera automática.
Está demostrado que el cerebro femenino envejece más despacio. Un estudio cuyos resultados aparecieron la publicación médica "Archive of Neuroi" reveló que el cerebro de los hombres se encoge más deprisa que el de la mujer con la edad, lo que trae como consecuencia mayor pérdida de la memoria, menor capacidad de atención, una tendencia más acentuada a la depresión, y por lo mismo más irritabilidad. Si los hombres se vuelven más gruñones cuando llegan a viejos —Señala Ruben Gur—, la culpa es de su cerebro.
La drástica disminución de tamaño quizá tenga que ver con la eficiencia en el aprovechamiento del combustible. Al parecer el cerebro de las mujeres es capaz de reducir su ritmo metabólico, es decir, su tasa de consumo de glucosa conforme pasa el tiempo, mientras que el cerebro de los hombres, por el contrario, quema tanta más glucosa cuanto más avanzada es la edad.
Desgraciadamente, por durable que sea el cerebro femenino, no puede sustraerse a los efectos perjudiciales del envejecimiento. Se ha calculado que ¾ de los 4 millones de estadounidenses que padecen de enfermedad de Ansement, son mujeres. Todavía es imposible prever las implicaciones de tantos hallazgos, pero a decir de Gur, una cosa es clara: los cerebros de hombres y mujeres hacen las mismas cosas, solo que de manera distinta.
Ya queda claro, por estas diferencias físicas que hemos analizado, que existen importantes disparidades en el orden biológico, psíquico, y por lo tanto social; Ppor qué mujeres y hombres, según el punto de vista de estos autores, se manifiestan desde su sexo, es decir, cada cual existe sexuadamente, cada cual existe en su género y se manifiesta en su género, piensa en su género, camina en su género, cocina en su género, estudia en su género, se relaciona en su género. Por lo tanto, no podemos pretender igualar dos personas que son orgánicamente diferentes; eso es igualitarismo.
El concepto de equidad que defendemos, indica que debemos respetar los derechos de la persona independientemente de que sea hombre o mujer. Esos derechos tienen que ver con los principales derechos humanos, el derecho a su desarrollo, el derecho al trabajo, el derecho a la educación, el derecho a la cultura, es decir, todas las oportunidades sociales y también los deberes ante la sociedad. Es lógico que hombres y mujeres tengan responsabilidad con los hijos, pero desde sus posiciones respectivas. Los hombres se manifiestan con los hijos como hombres y las mujeres como mujeres, porque ningún proceso sería correcto entonces. Si anteriormente por la filosofía del marxismo las mujeres iban a homogenizarse con los hombres y a ser machistas en sí mismas, lo contrario para nosotros seria peor: que los hombres nos feminizáramos a punto de partida de las mujeres. Y esto acarrea, según nuestro punto de vista, —aunque no se han hecho estudios, al menor que conocidos—, conductas sexuales aberradas, lesbianismo, homosexualismo, y a toda una serie de variantes de conducta que desde la heterosexualidad no son adecuadas, independientemente de que hay una tremenda defensa hoy de aquellos sectores. Es decir, creemos que hay un punto de partida incorrecto en el proceso de liberación de la mujer y es, precisamente, tomar el punto de partida de los hombres. Es la misma metodología que seguimos para la investigación de los efectos de la ciudad en el campo, no se puede querer, para desarrollar el campo, trasladar la ciudad al campo. Aquí pasa lo mismo, para desarrollar a la mujer, trasladar el modo de ser del hombre a la mujer, es la misma cosa. Lo contrario también es incorrecto: trasladar el modo de ser de la mujer al hombre.
Un saludín
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