Autor: Berto Álvarez Peña, Enrique Burguet Fuentes
lunes, 13 de junio de 2016
						Sección: Etnografía
						Información publicada por: SALA
						
						
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La sirena de Sanabria
Una talla del siglo XVIII ilustra una popular leyenda de la Sanabria zamorana

Alberto Álvarez Peña y Enrique Burguet Fuentes, con la talla de la sirena en primer término.
Una sirena de agua dulce de cuyos hechizos sólo se libran dos bueyes mellizos
Una talla del siglo XVIII ilustra una popular leyenda de la Sanabria zamorana
"La sirena de Sanabria" teje una curiosa leyenda. Se trata de una talla 
de madera del siglo XVIII que, explicó Alberto Álvarez Peña en el Club 
LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, está muy relacionada con una creencia muy 
popular en todo el noroeste peninsular. El propio Álvarez Peña la 
descubrió en 1989, cuando la fotografió, pero la sorpresa llegó hace 
relativamente poco tiempo, cuando Enrique Burguet Fuentes la compró en 
un anticuario de Oviedo. 
 La talla estaba situada en una 
contraventana de una casa situada en Vigo de Sanabria (Zamora) y en ella
 aparece, precisamente, una sirena. "Una sirena fluvial", matizó Álvarez
 Peña, ante la creencia de que estas criaturas siempre vivieron en el 
mar. "Hay una pintura de John William Waterhouse en la que aparece una 
sirena dulce", explicó el etnógrafo. 
 El origen de estos seres 
procede de la mitología celta, pero fueron los clérigos los que 
empezaron a darle el significado que se aprecia en la actualidad. "La de
 la lujuria, la de la perdición de los hombres", anotó Álvarez Peña, 
quien quedó prendado de la talla y, por ello, decidió investigar la 
historia que la rodeaba. Hasta que la encontró. 
 Las sirenas de 
agua dulce siempre estuvieron presentes en los imaginarios de los 
pueblos del interior. Bastaba con tener un río o un lago cerca. De allí 
salían estos seres, capaces de sembrar el mal por la zona. "Cuentan que 
un ser mitad pescado y mitad mujer iba disfrazada de paisana para raptar
 niños. Cuando lograron expulsarla cayó una maldición sobre el lago. Por
 eso, no dejaban bañarse a los niños en el lago o el río en determinados
 días del año", explicó Álvarez Peña. 
 La única posibilidad para 
deshacerse del mal pasaba por el nacimiento de dos bueyes mellizos, que 
tenían que beber toda la leche de su madre y que debían sacar del fondo 
del pantano una campana -en algunos lugares tenían que tirar de dos- 
para ahuyentar a la sirena. Esa campana, precisamente, supondría también
 la salvación del pueblo.

Más informacióen en: http://www.lne.es/gijon/2016/06/04/sirena-agua-dulce-cuyos-hechizos/1937259.html
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Comentarios
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Hola. En Las Hurdes también tienen sirenas, aunque allí les llaman serenas, como por ejemplo la del Charco Joyón, en el concejo de Caminomorisco.
Un saludo.
Hay 1 comentarios.
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