Autor: Irluachair
jueves, 13 de noviembre de 2003
Sección: Tradiciones y Fiestas
Información publicada por: Irluachair
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Arquetipos matriarcales en Andalucía: la señora de las marismas

Sobre el posible carácter ancestral de la religiosidad andaluza





Me ha interesado siempre intentar dilucidar en qué influye la ascendencia étnica antigua en las diferencias culturales de la España moderna. Por ejemplo, siempre se ha hecho mucho hincapié en el matriarcalismo vasco, unido a los cultos a la diosa madre, y su influencia en el carácter de la actual cultura vasca. También se pueden constatar las marcadas diferencias entre la hispania indoeuropea, y la hispania ibera y turdetana, lo cual llega hasta nuestros días. Uno de los posibles rasgos de separación entre las identidades de estos dos ámbitos culturales pudiera ser la tendencia matriarcal de la hispania iberoturdetana. Pero a raíz de esto hay que preguntarse. ¿Que es el matriarcalismo? ¿En que influye todo esto a la hora de intentar comprender la idiosincracia de algunos pueblos de España?

Se me ha ocurrido que en Andalucía hay algunos indicios de este matriarcalismo.

Sin ir más lejos el culto a la Virgen del Rocío puede ser un culto a la diosa madre camuflado bajo advocación a la virgen.

El sitio donde se encuentra este santuario es un lugar muy especial, al borde de la marismas y de la enorme planicie de Doñana, como vientre de la tierra, que termina uniéndose al mar, y que es fertilizada por el río Guadalquivir: aquí precisamente se adora a una imagen y a un principio femenino.

Lo importante de todo esto, para mi, más allá de creencias, o adoraciones a imágenes cristianas, es el hecho cierto de que todavía hoy prevalece en la cultura andaluza esa sensibilidad especial hacia los arquetipos femeninos, en íntima relación con la madre tierra.

Es muy curioso por ejemplo el hecho de que toda esta comarca se haya hecho muy famosa como el coto de "Doñana"; la "ana" o diosa madre de tantas culturas, aunque este nombre no provenga de la antigüedad sino de hace unos tres siglos cuando el famoso Duque de Medina Sidonia, construye un palacio en las marismas y pasa sus últimos días allí junto a su esposa Doña Ana. Pero lo curioso es que haya pervivido el nombre de Doñana precisamente cuando aquí la fama correspondía a su marido, Don Alonso Pérez de Guzmán, que fue nada más y nada menos que el almirante que dirigió la Armada Invencible que trató de conquistar Inglaterra en tiempos de Felipe II y que fracasó. Sin embargo el nombre que ha quedado asociado al lugar ha sido el de su desconocida esposa, cuando su marido fue un personaje tan importante para la historia. ¿Porqué?.

Pues precisamente porque esto se ajustaba a los arquetipos previos que ya estaban en la cultura y en la imaginación del pueblo, que utilizó los símbolos de las historias que desarrollaban y se ajustaban a esta mentalidad enfocada hacia los principios femeninos. Es sorprendente que la figura de un hombre poderoso, un gran general que dirigió la Armada Invencible, y un noble de los principales de España, no causó la más mínima impresión ni el más mínimo recuerdo en la psique popular, mientras que la figura de una misteriosa dama viviendo escondida en su palacio de las marismas caló hondo en la imaginería popular, formando toda la leyenda de Doñaña, en asociación intima a la Virgen del Rocío, precisamente porque ya existía esa predisposición para la sugestión producida por ciertos símbolos femeninos, que no eran más que la actualización de la diosa madre, presentes ya en religiones anteriores.

Y esto, igual ocurre en muchos otros santuarios a la virgen repartidos por toda Andalucía.

Así que no me queda duda que en Andalucía se puede palpar aún hoy esa expresión de la diosa madre con total normalidad, probablemente como herencia de la civilización turdetana.







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Comentarios

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  1. #1 Humeya 28 de sep. 2006

    El culto mariano en Andalucía procede del culto a la madre tierra de todos los pueblos mediterráneos de la antigúedad: el culto a la fertilidad y al nacimiento de la primavera: la diosa Astarté: Venus: es el nacimiento y celebración de la feminidad, de la fecundidad, de la época de floración y bondad agrícola.

    Mircea Eliade estudio estos cultos panmediterráneos. Por eso en Andalucía hay verdadera devoción popular por las vírgenes, mimetizada por el culto católico, como en otros tantos lugares, pero cuyo semblante pagano podemos observar claramente.

    Por ejemplo, la Semana Santa en Andalucía no es dolorosa, es festiva, y, si la habeis visto, extraordinariamente floreada y primaveral; musicales, vitales, sentimentales; las fiestas, ferias y festejos locales en Andalucía van desde Semana Santa hasta septiembre, últimas ferias locales, coincidiendo con las vendimias de muchos lugares; la primera es la de Sevilla, abril, justo después de la semana de pasión, coincidiendo con el ciclo lunar.

    Aunque tuvo un comienzo agroindustrial, no hacía más que prolongar la necesidad popular, en veladas, ferias y reuniones, de celebrar el nacimiento de la primavera que en Andalucía se celebraba desde la Antigüedad: creo que la Feria de Abril es la única feria pagana por completo, con los carnavales, de todo el Estado; si alguien sabe algo de esto que lo cuente por favor. No celebra nada, ni el día de la patrona, ni el día del patrón, ni las fiestas locales, ni la fundación, rendición o reconquista de la ciudad, nada más que la vida.

    El hecho de la muerte de Cristo, en Semana Santa queda supeditado al del culto a las vírgenes en Andalucía, y más allá de la Semana Santa, la devoción a la Virgen del Rocío, la Macarena, la Trianera, la Inmaculada, la Virgen de los Reyes, la Virgen del Carmen, del Rosario, de la Cabeza, de Araceli, etc...sn buena muestra de la prolongación del culto soterrdo a Astarté en estas imágenes católicas. En eso nos úne bastante con el sentir italiano por la madonna, tan presente en Nápoles y todo el sur de Italia.

    Cada ciudad ha continuado con los ritos de la antiguedad agrícola, donde nuestros ritmos vitales, y los de todo el mediterráneo, iban inevitablemente unidos al de las estaciones y siembras. Hay crónicas romanas hablando sobre las celebraciones populares y floridas por el nacimiento de la primavera que celebraban los anteriores pobladores de la Bética, esos tartésicos gobernados por el rey Argantonio.

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