Autor: Cerbero
miércoles, 07 de mayo de 2008
Sección: Protohistoria
Información publicada por: cerbero
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Comienza la Edad del Hierro. ¿Choque de Civilizaciones en el Sudoeste Peninsular?

Parece demostrada una migración colonizadora fenicia con un fuerte componente agrícola y comercial en el Bajo Guadalquivir (entorno al Golfo Tartésico y paleodesembocadura del Guadalquivir) y las costas andaluzas mediterráneas. Casi simultáneamente parece que los celtas ocupan amplias zonas del Sur de Portugal y Extremadura. Esta ocupación simultánea de territorios vecinos lleva a plantearnos una competencia mutua de dos poblaciones con una concepción cultural radicalmente por los recursos sobre todo metalíferos. ¿Pudo llevar esto a un “choque de civilizaciones”

La celticidad de Tartessos al menos en una parte de su
existencia es un tema debatido que encuentra argumentos en:

 

1) 

La
presencia de celtici y turduli, y de su toponimia en la Baeturia, entre Guadiana
y Guadalquivir.

2)     

El
onomástico claramente celta de ARGANTONIUS, rey tartesio.

3)     

Las hipótesis de Correa sobre lengua céltica en los textos sudlusitanos.

 



Yo creo acertado el concepto de
la “celticidad acumulativa”, que se podría haber producido desde la Edad de Bronce, debido a
importantes intercambios comerciales –y las consecuentes relaciones culturales–
entre los pueblos asentados en el litoral atlántico de Europa y que por tanto
llegaría también al Sudoeste de la Península. Así las relaciones comerciales de los
pueblos pre-célticos abrieron paso a un proceso gradual de indoeuropeización,
al haberse infiltrado lentamente poblaciones indoeuropeas pre-célticas (en la Edad de Bronce) y ya
definitivamente célticas (durante la
Edad de Hierro) para acabar fusionándose. Se daría así un
continuum de asimilación cultural de la población autóctona, lo que explicaría
que no se hubiera producido una brusca alteración en el desarrollo de la
cultura misma en todo el arco atlántico peninsular.

 De tal manera que el paso final fuese la
llegada de celtas a la
Península Ibérica en oleadas sucesivas de migraciones o invasiones
(que parece indicar Estrabón, en algunos pasajes de su obra III 4, 5 y III 4,
12) cuyo culmen sería el S.VIII a.C donde efectivamente pudieron alcanzar el
extremo meridional de la península donde se asentaron por mucho tiempo. La
presencia de esta etnia céltica sería simultánea a la de los fenicios en la
zona, y si fue así, sabemos que los segundos llegaron buscando metales (plata y
cobre), no sería pues extraño que los primeros buscasen la misma materia prima
y se asentasen en la franja pirítica de Sierra Morena (norte de Sevilla, de Huelva
hasta Aljustrel en Portugal) e inclusos en zonas de Cáceres donde aparecen
vetas de estaño superficial. Eso sí manifestando los fenicios cotas mucho más
altas de civilización y por tanto dejando más huellas materiales. Las “estelas
de guerreros” pudiesen atestiguar la presencia de esta colonización de celtas
mineros, sin desdeñar u papel de máxima importancia de la ganadería, pues su
zona de distribución coincide con la de esa riqueza metalífera. Por tanto dado
que en ambos caso parece demostrada una migración colonizadora (al menos ya
nadie pone en duda la colonización agrícola levada a cabo por población fenicia
en el Bajo Guadalquivir entorno al Golfo Tartésico y paleodesembocadura del
Guadalquivir) esta ocupación simultanea de territorios vecinos lleva a
plantearnos una competencia mutua de dos poblaciones con una concepción
cultural radicalmente distinta que se pudiesen disputar las riquezas de la
zona. Esto me lleva a plantear si se piensa que se dio un autentico “choque de
civilizaciones”. Dejo aquí esta cuestión como objeto de discusión.

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Comentarios

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  1. #1 Miletomaro 10 de mayo de 2008

    La presencia de los pueblos del Mediterráneo oriental en la Península Ibérica se alargó durante siglos y por esa razón evolucionó en sus objetivos y características durante un período de tiempo tan largo. Haciendo un esfuerzo por ordenar y sintetizar este proceso podríamos dividirlo en las siguientes etapas:



    1. Siglo IX. Los fenicios realizan expediciones esporádicas y exploratorias con el objetivo de realizar prospecciones metalíferas y descubren con satisfacción que el suroeste de la Península es una zona fabulosamente rica que además está poco explotada. Los posibles viajes del siglo X por parte de los reyes Irma de Tiro y Salomón de Israel a los que se hace referencia en la Biblia no existieron como bien han demostrado los arqueólogos del Instituto de arqueología de la Universidad de Tel Aviv, sino que dichas referencias pertenecen en realidad al siglo VII en tiempos del rey Josías de Judá.

    2. Siglos VIII y VII. Los fenicios, tras varias tentativas, fundan finalmente su primera colonia en Gadir y después fundan otras como Abdera, Sexi y Malaca. En este momento comienzan los griegos focenses a realizar expediciones comerciales al sur de la Península con la intención de introducirse en los mercados. Los aristócratas locales permiten estos establecimientos pues gracias a ellos se enriquecen con los intercambios y pueden adquirir bienes de prestigio. En la zona se produce un desarrollo económico y urbano sin precedentes.

    3. Siglo VI. Fenicios y focenses entran en conflicto por el monopolio del comercio en todo el Mediterráneo occidental. En el 572 a C. Nabucodonosor conquista Tiro y Cartago toma el relevo del control de los asuntos comerciales en el Mediterráneo occidental, para alcanzar el monopolio establece un bloqueo comercial contra los focenses por lo que tiene que ejercer presión sobre las comunidades indígenas para que dicho bloqueo sea efectivo. El desnlace se produce en la batalla de Alalía frente a las costas orientales de Córcega y a partir de este momento la influencia griega en el sur desaparece.

    4. Siglos V y IV. La influencia cartaginesa es cada vez mayor ahora que carece de competidores y superan el mayor desarrollo tecnológico comercial y artístico del Ática convirtiendose en intermediarios de los productos griegos o simplemente copiándolos.

    5. Siglo III. Las dos guerras contra Roma exigen a Cartago un gigantesco esfuerzo económico que solo puede ser soportado gracias al aumento de la producción y la explotación directa de los recursos de la Península Ibérica cuya máxima expresión se encuentra en la política imperialista de los Barca.

  2. #2 Miletomaro 16 de mayo de 2008

    Saludos Kalpa.


    La cita de la Biblia a la que hace referencia Pidal es ésta :


    “Josafat construyó naves de Tarsis para ir a Ofir en busca de oro; pero no pudo ir, porque e destrozaron las naves en Esión Guéber. Entonces Ocozías, hijo de Ajab, dijo a Josafat:


    -Mis súbditos irán con los tuyos en las naves.


    Pero Josafat no aceptó.”


    (1 Reyes,22,49-50)


    Sin embargo, piensa en lo siguiente: Es difícil que un rey de Judá como Josafat tuviese flota en el Mediterráneo sencillamente porque el reino de Judá no tenía ningún puerto en ese mar; la costa en ese tiempo estaba dominada al sur por los filisteos de Gaza y Joppe, el norte estaba dominado por el reino de Israel. Así que es más fácil que ocurriese al contrario, es decir que fuese Josafat el que pidiese a Ocozías que le dejara acompañarle en la travesía. Pero aún así esto es sumamente difícil porque como ha demostrado Israel Finkestein, director del Instituto de arqueología de la Universidad de Tel Aviv a mediados del siglo IX el reino de Judá se encontraba sumergido todavía en una economía de subsistencia basada en pequeñas aldeas de agricultores y ganaderos y la capital, Jerusalén no era más que una pequeña ciudadela que no había conseguido imponerse todavía a las zonas rurales.


    Esto no significa que el reino de Judá nunca hubiera poseído naves de Tarsis. Las tuvo pero fue en tiempos de Ezequias y Josías.


    El pasaje bíblico solo intenta demostrar que Josafat actuaba conforme a la voluntad de YHWH negándose a colaborar con el impío Ocozías.


     

  3. Hay 2 comentarios.
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