Autor: Olarticoechea
viernes, 03 de junio de 2005
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Olarticoechea


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La invención de España

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Uno de los vicios más comunes cuando se habla de la Historia en la Península Ibérica, es el de considerar a España como una unidad política o cultural desde tiempos remotos, así es habitual leer en determinados libros comentarios sobre la expulsión de los árabes de “España” en la “Reconquista”, o incluso contemplar programas de televisión como “Memoria de España” donde no tienen reparo en remontar la historia española hasta los tiempos de Roma. En realidad el estudio de España como nación solo puede hacerse desde el periodo del antiguo régimen, para algunos desde los reyes católicos, aunque más probablemente desde la llegada de los borbones al trono castellano (1700), cuando por influencia francesa se dieron una serie de procesos destinados a convertir la unión castellano-aragonesa en un estado centralista.

Observemos la historia peninsular objetivamente desde sus inicios y lo comprobaremos:

Aunque a mucha gente le suene extraño después de tanta intoxicación y manipulación, la Hispania de los romanos no era ninguna entidad cultural sino un accidente geográfico – una península -, de la misma manera nunca existió una provincia romana que se llamase Hispania. La población de este territorio era demasiado diferente entre sí para mostrar el más mínimo sentido de unidad; y para ser visto como tal por un extranjero.

Durante este periodo la única vez que se usó la palabra Hispania como organización administrativa fue con la creación de la diócesis de Hispania (dependiente de la Galia), esto se explica porqué las diócesis eran organizaciones que por razones de eficiencia comprendían extensos territorios, en el caso de la diócesis de Hispania esta se extendía también por el norte de África abarcando la Tingitania, sin que hubiese la más mínima relación entre los pueblos que la formaban.

Las invasiones bárbaras a la caída del imperio romano tampoco van a servir para que Hispania adquiera una identidad propia, tradicionalmente se consideraba a los visigodos como los creadores del sentimiento de unidad y los iniciadores de la monarquía “española”, pero si analizamos detalladamente la estructura del reino godo en la Península no deja de ser una anécdota de unos 90 años sin repercusión ninguna en su historia posterior.

Efectivamente aunque los historiadores españoles hablen de tres siglos de dominio godo, en realidad este reino estuvo centrado en la Galia hasta el 585 con su capital en Tolosa y no podemos decir que fuese un reino hispano aunque tuviese posesiones en la Tarraconense. Una vez que los visigodos vencieron a los galaico-suevos en el 585 la península fue lo suficientemente segura para que se asentasen en ella los godos, y pusieron su capital en Toledo, pero tendrán que esperar hasta el 621 para conquistarla toda, cuando durante el reinado de Suíntila se expulse a los bizantinos de sus extensas posesiones en el sur. O sea desde el 621 hasta la invasión árabe del 711 apenas transcurrieron 90 años de reinado godo en toda hispania, con una estructura tan débil que bastaron unos pocos miles de árabes para borrarlo de la historia en el 711.

Aunque tampoco podemos olvidarnos que los dominios godos más que corresponderse a un reino unitario se correspondían a las diferentes coronas que ceñían en un momento determinado (Galia Narbonense, Gallaecia, Hispania).

Avanzando en el tiempo llegamos a la edad media, donde Hispania después del corto periodo godo sigue sin aparecer como un país diferenciado, para remediarlo la historiografía española recrea una supuesta “reconquista”, esta invención pasa por ser uno de los inventos más fantasiosos que cualquier historiador creara nunca. Observándolo tranquilamente es imposible que un estado medieval guarde durante 800 años una memoria de si mismo y de “reconquistar” su antiguo territorio.

Esta terrible mentira se derrumba cuando comprobamos las fuentes escritas de la edad media, que llamaban al reino cristiano que se desarrollaba en la Península Ibérica como “Gallaecia” y no “Hispania”, veámoslo en este ejemplo:

El rey Alfonso VI según las crónicas anglo-normandas de Guillermo de Malmesbury era denominado como : “Aldefonso Gallicae Regie”.

En realidad toda esta teoría anti-científica de la “Reconquista” se baso en datos mal interpretados como cuando el rey Alfonso III de Galicia afirmaba ser sucesor de los reyes godos, este hecho anecdótico estaba motivado por que durante su reinado los árabes sufrieron grandes derrotas y se pensaba que se iban a retirar de la Península, así al decirse sucesor de los visigodos, Alfonso III estaría legitimado para obtener los antiguos territorios godos, en caso de retirada árabe. Hoy en día se sabe también que algún diploma de los reyes cristianos que habla de ellos como reyes de Hispania son falsificaciones.

Al margen de las interpretaciones interesadas de la historiografía española, la edad media fue un dilatado periodo de 800 años durante el cual convivieron diversos reinos en la Península, no solo hubo guerras entre cristianos y árabes, sino entre cristianos contra cristianos y árabes contra árabes, sin que hubiese el más mínimo deseo de “reconquistar” nada. El deseo de borrar toda esta riqueza y uniformizar todo este periodo bajo el ideal españolista es el objetivo principal de esa invención llamada “reconquista”.

Más adelante al final de la edad medía, dos de los principales reinos de la Península Castilla (después de vencer a Galicia) y Aragón, se unirán bajo la hegemonía castellana, serán estos los tiempos en que empiezan a desarrollarse los estados unitarios y centralistas y toda una historia ex profeso se hará en estos años para justificar el nuevo estado bajo el dominio castellano, haciendo a sus reyes sucesores directos de los reyes godos y buscando una legitimidad histórica con que avalar su dominio sobre la Península.

Toda la historia o seudo-historia escrita en esos años es aceptada sin ningún tipo de critica por los historiadores españoles actuales, y algunos seudo-historiadores como Claudio Sánchez Albornoz o Menéndez Pidal no solo no la corrigieron sino que ahondaron en sus errores aún a costa del rigor intelectual. Sánchez Albornoz por ejemplo cuando veía la palabra Gallaecia en algunas crónicas la traducía por Cantabria , y el propio Menéndez Pidal avisaba al principio de alguna de sus obras que quizá no era verdad todo lo que se podía leer en el libro.

A pesar de todos los intentos de unificar la historia de la Península por parte de los reyes católicos y crear una unidad nacional, ni ellos ni los reyes de la casa de Austria gobernaron sobre una unidad llamada España, sino que gobernaron sobre distintos reinos como Castilla, Aragón, Navarra o Nápoles, debido a que eran muchas y muy profundas las diferencias históricas y sociales que había en sus reinos. Y también es poco conocido que no todos los territorios europeos que gobernaban algunos monarcas como Carlos I pertenecían a “España” y su imperio sino que pertenecían a la propia casa de Austria sin que España pudiese beneficiarse de ellos.

El proceso de crear a España como estado fue más complejo y solo se completo con la llegada de los borbones al trono castellano, después de fracasos como el de Olivares y su política centralista. Fue Felipe V, el primer Borbón, el soberano que empezó a organizar a España como un país y no como un conjunto de territorios muy diferentes entre sí, y fue una empresa tan artificial que hoy en día sólo 300 años después aún esta muy lejos de conseguirse.

Conclusión: En Europa y en el mundo hay países que tienen muchos siglos o varios milenios de existencia como naciones Francia , Inglaterra, Dinamarca , Japón, Galicia (reino fundado por los suevos en el s.IV en base a realidades pre-existentes), San Marino (s. IV), Armenia…Mientras que otros países son bastante más recientes como el caso de EEUU (1776), España (1700), ó México (1813). Estudiar la historia de cada País de una manera objetiva obviando determinadas deformaciones históricas interesadas es la mejor manera de conocer y explicar muchos de los problemas que suceden en esos países.

(C) Olarticoechea

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Comentarios

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  1. #1 A.M.Canto 04 de ene. 2005

    Para Olarticoechea.
    Voy a ir a la raíz de su artículo, cuando Ud. afirma esto: “...de la misma manera nunca existió una provincia romana que se llamase Hispania ... Durante este periodo la única vez que se usó la palabra Hispania como organización administrativa fue con la creación de la diócesis de Hispania...”

    Falso de toda falsedad. Mil años antes de eso, ya los griegos definieron a toda la Península Ibérica con el nombre común de “Iberia”, y ello se puede documentar en diversos autores, por ejemplo el geógrafo Artemidoro de Éfeso (h. 100 a.C.), o el propio Estrabón (época de Augusto/Tiberio), que escribieron sendos libros dedicados a toda ella, a "Iberia".

    En época romana, ya desde las fases iniciales de la conquista, y antes aún de los autores que acabo de citar, hacia 205-200 a.C., los romanos dividieron la Península en dos provincias: la “Hispania Citerior” y la “Hispania Ulterior”, prueba indudable de que el todo se llamaba “Hispania”.

    Además, como apuntó Jeromor al comienzo del debate, junto a las unidades militares de tipo étnico específico (cohortes y alas de Vascones, Várdulos, Celtíberos, Astures, Galaicos, etc.), tenemos documentadas en torno a las 300 inscripciones romanas que recuerdan soldados de “cohortes Hispanorum” y “alae Hispanorum”, con y sin número, esto es, que existían muchas y se habían reclutado de forma general, esto es, de todas partes de la península. Si hace falta puedo copiar aquíalgunas decenas de ejemplos.

    Ésos son hechos que desmontan su tesis por la base. Que Hispania estuviera compuesta por un variado número de pueblos, con orígenes, culturas y lenguas distintas, nunca dificultó, ni para los de fuera ni para los de dentro, percibir por encima de esa “melée” la existencia de un conjunto.

    Ahora bien: como ya advirtió el propio Estrabón, era una desgracia para los iberos/hispanos el no haber sabido unir sus esfuerzos en una “confederación” (así lo dice), un problema que también había afectado a los griegos, y que era la causa de su debilidad y de que Iberia hubiera caído tantas veces en manos de pueblos extraños, "porque sólo los pueblos unidos pueden acometer grandes empresas"..

    Como bien dicen los franceses, “l’union fait la force”... Me parece un asombroso absurdo que, a la vuelta de 2000 años, una parte de la población española siga cegándose con la desunión, y en incurrir en algo que ya los antiguos veían como un error y un defecto de todos los hispanos...
    Como también me lo parece que eso que se llamaba “la corte” y luego “Madrid” y, en general los amantes del centralismo y del españolismo a ultranza y más rancio, no vean claro que TODOS tienen que ceder un poco para mantener la convivencia, y que las diferencias no son dañinas cuando por encima está la unidad.
    Todo esto lo tienen muy claro los suizos, que son una nación poderosa y unida, aunque están plagados de diversidades. Y a ellos también, desde época romana, se les conocía como “Helvetii”. ¿Qué siguen siendo hoy? : La Confederación Helvética... Todo un ejemplo.

    En mi opinión, el problema de fondo no está en los pueblos o en cómo se organizan, sino en el sistema de gobierno. Y ése sí es un tema grave...

  2. Hay 1 comentarios.
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